El anciano presenta numerosos procesos morbosos que cursan con dolor crónico. Las causas principales son el dolor nociceptivo, el dolor neuropático y el dolor por cáncer.

La etiología más frecuente de dolor crónico es la enfermedad del aparato locomotor en cualquiera de sus manifestaciones (>80%) y es también la que conlleva el mayor consumo de fármacos analgésicos. El síntoma dominante es el dolor articular mecánico, es decir el que aparece con el inicio del movimiento y cesa o mejora con el reposo (excepto en estadíos avanzados). Por lo general, este dolor se acompaña de rigidez tras largo tiempo de permanecer en reposo. La localización más frecuente es en rodillas, seguido de columna lumbar, caderas, manos y pies.

La osteoporosis, proceso asintomático en sí mismo, tiene importancia porque predispone al desarrollo de fracturas que van a producir dolor intenso, además de impotencia funcional. Las fracturas más frecuentes residen en columna lumbar, dorsal y a nivel de caderas,

La enfermedad vascular arterial periférica produce clínica de claudicación intermitente en las extremidades inferiores, tiene una prevalencia del 20% en mayores de 65 años y afecta sobretodo a los varones. Produce dolor intenso mecánico que obliga a interrumpir la marcha.

Las ulceras por presión de los sobresalentes óseos o de las zonas corporales blandas apoyadas y desencadenadas por inmovilidad, edemas, trastornos vasculares, malnutrición, neoplasias, infecciones, incontinencia urinaria y/o fecal, pliegues de la ropa de cama..., producen dolor intenso per se que se incrementa con las curas.

La neuralgia postherpética acontece en el 10% de los afectados por herpes zóster (proceso que se da más frecuentemente en mayores de 50 años). Cuando el herpes incide en mayores de 70 años la neuralgia puede presentarse hasta en un 30-75% de los casos.

El dolor por cáncer es intenso hasta en un 80% de los ancianos cuando la enfermedad progresa.