ARTROSIS: Mi extraordinaria mejoría.
Existe en el mercado un alimento, especialmente recomendado para los niños pequeños, al que desde que yo lo tomo regularmente le atribuyo el motivo por el que de la artrosis que padezco haya mejorado extraordinariamente. Este alimento posee en su composición una serie de vitaminas, minerales variados, hidratos de carbono, grasas, fibra y muchos otros componentes detallados por el fabricante. Yo no sé a cuál o a cuáles de esos productos se les puede atribuir el mérito de sus efectos curativos o si se debe a la combinación de todos ellos, ni si el mismo resultado se producirá en otras personas. Sí es cierto que en mi caso los resultados han sido sorprendentes e igualmente los experimentados por cuantos han seguido mi consejo.
Quiero empezar explicando que mi enfermedad había sido diagnosticada hace más de treinta años y que a pesar de seguir todas las indicaciones de los médicos su evolución había llegado a tal extremo que me impedía realizar movimientos tan corrientes y simples como abrocharme los botones, cortar la carne, escribir o dibujar, etc. y que los dolores en la espalda, manos y articulaciones me impedían conciliar el sueño. Para paliar esa situación tenía que tomar continuamente analgésicos, antiinflamatorios y otras medicinas que, según me decían, frenaban el progreso de la enfermedad, considerada invalidante y sin remedio conocido. Pues bien: totalmente por azar y sin ninguna otra intención que la de no desaprovechar la leche en polvo que dejaba de tomar mi nieta y de la que quedaban unos botes de más, comencé a tomarla para mi desayuno. Mi extrañeza fue que al de unas semanas mis dolores se habían atenuado extraordinariamente. Evidentemente yo no sabía por qué motivo. Observé que lo único que había cambiado en mi dieta y costumbres era lo de tomar esa leche. No teniendo dolores, dejé de tomar los analgésicos. También abandoné los anti inflamatorios y poco después lo hice con las demás medicinas. Han pasado ya once años y casi tengo olvidados los dolores y mis incapacidades. Tampoco he tomado desde entonces ni una sola pastilla contra el dolor ni ningún otro medicamento. Pero eso sí: sigo tomando mi tacita de leche milagrosa en todos mis desayunos (cinco cacitos de la leche en polvo disueltos en una taza de agua, una vez al día). Y para terminar, otro detalle importante que también lo han constatado algunas otras personas: no se me cae ya el pelo y hasta me ha salido más. ¡Vamos! que me encuentro mejor que cuando tenía cincuenta años. Sin deseos de hacer propaganda tengo que añadir que se trata de la leche marca HERO nº2
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