Para tu estadística, yo sí llevo empastes de amalgama.

Para ampliar la información sobre este tema, en el mundo de la odontología (mi esposa trabaja en ese ámbito) no consta la existencia de ningún estudio "serio" que demuestre de forma clara la relación de los empastes de amalgama con la intoxicación por mercurio. Al menos eso me vienen diciendo desde hace muchos años, tantos como los que hace que vi preparar por vez primera una amalgama, a base de plata y mercurio. Mi sorpresa fue mayúscula, al ver que se utilizaba un metal (en forma líquida, por si alguien no lo sabe) como el mercurio, altamente tóxico para cualquier ser vivo. La respuesta "tranquilizadora" ha sido siempre la misma: el mercurio es tóxico por sí solo, pero una vez que se combina a nivel molecular con otro metal como la plata, ya no es susceptible de ser dañino (si alguien quiere comprobar que efectivamente, se produce una verdadera combinación de elementos químicos, que coja una pieza de oro y toque con ella una gotita de mercurio, eso sí, si no le tiene cariño a la joya en cuestión)

Debo decir que esa razón no me ha convencido nunca del todo, pues aun suponiendo que los dos metales se combinen dando lugar a otro compuesto, lo indudable es que el resultante contendrá mercurio, combinado con otros elementos en un compuesto químico, pero mercurio. Así que, de desprenderse partículas de ese compuesto fijado a nuestras muelas, irán a parar inexorablemente al aparato digestivo. No obstante, también cabe añadir que la principal vía de contaminación por mercurio no es la digestiva, sino la respiratoria, pero tampoco eso puede permitir descartar que la primera sea apta para a la larga resultar intoxicados.

Lo cierto es que, a pesar de la falta de estudios claros y concluyentes, las amalgamas se usan cada vez menos. Hasta donde yo sé (me cuentan, vamos), se están usando aún para reparar empastes de ese tipo si se quiere evitar su levantamiento, o para caries profundas, donde se tiene que colocar una base de cemento augenato en la que no pegan los empastes blancos y se tienen que colocar las tradicionales amalgamas.

De todas formas, la intoxicación por mercurio se detecta a través de diversas pruebas analíticas. Si éstas no arrojan un resultado positivo, no parece lógico preocuparse más por ese tema, sobre todo teniendo en cuenta que el mercurio existe en la naturaleza y a buen seguro que nos habrá llegado a nuestro aparato digestivo más de una vez por la vía de la alimentación, pero como todos los “venenos”, sólo a partir de ciertas dosis y un determinado nivel de exposiciones se produce la intoxicación. ¡Ah!, por cierto, la toxicidad del mercurio puede hacerse extensiva a otros metales pesados y algunos que por sus características físicas no entran en esa categoría. Entre éstos está el aluminio, que nos rodea por todos lados sin que nadie se preocupe por ello. Es más, el estado de la ciencia evoluciona y nos hace ver cosas que ahora desconocemos, así que el titanio, otro metal, que está ahora de moda para implantes en los huesos de la boca, como en otras partes del esqueleto humano (prótesis, etc.), tal vez en un futuro no muy lejano nos llevemos la desagradable sorpresa de que también tiene efectos nocivos sobre alguno de los muchos y complejos sistemas de nuestro organismo.

En fin, compleja cuestión esta que creo que no tiene fácil solución, aunque siempre podremos pedir que se nos hagan las pruebas necesarias para descartar la intoxicación o, siendo más radicales, ir directamente a quitarnos los empastes de amalgama. Lo que ocurre es que esta última opción no serviría de nada si ya tenemos el mercurio depositado y arraigado en nuestro organismo.
¡¡¡Vaya lío!!! Esperemos que las sucesivas aportaciones a este post arrojen algo de luz sobre esta cuestión.

Saludos,

Carlos.


Editado por Carlos2601 (12/02/09 09:15 AM)