Existen dos tipos de tímidos:

Aquellos que lo evidencian y tienden a temblar, sudar y sentirse visiblemente incómodos en reuniones sociales, y aquellos que simplemente evitan el contacto ocular, son demasiado callados y tienden a mirar hacia el suelo todo el tiempo.

La persona media puede sacar una conclusión equivocada sobre los tímidos que no evidencian tan claramente su problema (el segundo tipo mencionado). Usted puede parecer distante o arrogante para otros a menos que explique su timidez a aquellos que lo rodean.

Mientras se encuentre trabajando para superar la timidez, asegúrese de recompensarse por los pequeños logros en el camino. No tiene por qué ser un gran regalo o una enorme fiesta: simplemente un golpecito en la espalda o alguna pequeñez que a usted le guste cumplirán con el propósito.

Otro consejo contra la timidez, habitualmente desoído, es salir de su rutina para ayudar a otros. La timidez tiende a absorber completamente a quienes la padecen, haciéndolos mirar sólo sus propios problemas.

El esfuerzo para asistir a otras personas en pequeñas tareas o dificultades cotidianas hará maravillas por su autoestima y le dará confianza en la manera de interactuar con otros. Hacer que otras personas se sientan especiales es una forma excelente de disminuir su ansiedad y su dificultad de entablar conversación.