una convulsión febril puede darse por un aumento brusco de la temperatura corporal, pero no siempre tiene que ser por fiebres elevadas. Hay niños que convulsionan con muy poca fiebre o solo con décimas. Pasar por ejemplo de 35,8ºC a 37,8ªC ya puede hacer convulsionar a un niño que sea propenso a ella.

mi consejo personal, por desgracia lo he vivido, es no bañarlos nunca nunca cuando tienen fiebre, sólo ponerles si acaso pañitos húmedos por el cuerpo, un descenso brusco de temperatura, también los puede hacer convulsionar.