Eliminación y limpieza de residuos:
Horno/incineración: Los tambores se calientan en un horno (aproximadamente a 595 °C) para quemar los residuos difíciles, y los gases de escape se tratan en un postquemador.
Lavado: Se utilizan soluciones alcalinas a alta presión, vapor y, en ocasiones, lavados ácidos para limpiar el interior y el exterior.
Secado: Los tambores se secan completamente después del lavado.
Reparación estructural:
Desabolladura: Las herramientas neumáticas enderezan las abolladuras para restaurar la forma del tambor.
Rebaje: Los bordes (rebordes) se remodelan para asegurar un sellado adecuado.
Preparación de la superficie:
Granallado: El granallado de acero elimina la ceniza residual y la pintura vieja, creando una superficie limpia.
Recubrimiento y revestimiento:
Se aplican nuevos revestimientos interiores (si se requieren para contenidos específicos) y pinturas exteriores.
Pruebas y certificación:
Pruebas de fugas: Los tambores se someten a pruebas de presión para detectar fugas, lo que garantiza el cumplimiento de las normas de seguridad (DOT/ONU). Inspección: La inspección final garantiza que el bidón esté estructuralmente en buen estado y cumpla con los requisitos de certificación (p. ej., apto para uso alimentario o transporte de materiales peligrosos).
Montaje:
Se instalan las tapas, los anillos de cierre y los accesorios, limpios y reparados.
Este proceso permite que los bidones sean aptos para su reutilización, ahorrando materiales y reduciendo el impacto ambiental, a la vez que cumplen con estrictos estándares de seguridad y rendimiento.