Amigos, tengo cuarenta y tres tacos y el urólogo me acaba de diagnosticar el síndrome de Peyronie. Me acabo de enterar por mi madre que mi padre también la tuvo al final de su vida y que su curvatura no le impedía hacer las cosas que los hombres solemos hacer con el pito.
Yo no tengo curvatura ni dolor en el pene ni problemas de erección, pero sí tejido fibroso rodeando al glande. Le pregunté al urólogo cómo podía frenar yo ese proceso y me dijo que, en sus treinta y siete años de trabajo, había visto que no servían de nada todos los tratamientos orales y todas las inyecciones. Que si hay tantos tratamientos es porque ninguno acaba de funcionar. Que debía, pues, aprender a convivir con esa enfermedad, igual que el diabético. Que no era grave. Que, igual que uno no se hunde en la miseria por la alopecia galopante, tampoco ha de hundirse en la miseria por algo que ni es grave ni inutilizante, sino que en la mayoría de los casos se estabiliza de manera que el paciente puede continuar con su vida sexual. Y si no, ya está la cirugía.

Lo que sí me dijo que parece funcionar es la laserterapia, que puede disminuir las placas. Y eso me ha mandado. También me ha mandado que me masajee el pito con una crema llamada Thiomucase, que las mujeres utilizan contra la celulitis. Esa crema favorece la circulación y la eliminación de tejido fibroso. Y, por cierto, menudo empalmamiento mientras uno se masajea con la cremita.

Por último, el urólogo me ha recomendado que lleve una vida sana. Me ha dejado claro que todo lo que favorezca una buena circulación de la sangre es bueno para que el síndrome de Peyronie no avance. Así que hay que beber poco, hacer deporte y dejar de fumar. Y esas tres cosas estoy haciendo. Otra cosa muy importante es seguir con la actividad sexual. Cuanto más se riegue el pito con sangre rica en oxígeno, más difícil lo tiene el colágeno para crear tejido fibroso. Por eso es bueno tener buenas erecciones. En concreto mi urólogo me ha recomendado el complejo vitamínico para varones Androvit, que recomiendo vivamente porque las erecciones son con él más potentes. Contra fibrosis, bien vale un buen empalmamiento.

Digo todo esto para aumentar la esperanza. Yo me hundí al principio, pero luego me hice estos pensamientos que os traslado por si a alguien le sirven:
a) Tengo que ocuparme por curarme, no preocuparme
b) Permitiendo este síndrome, Dios quiere que cambie, no que me deprima, quiere que abandone mi adicción al porno, quiere que dedique mi erotismo a algo más noble: el amor a mi esposa.Aprovecharé esta enfermedad para cambiar a mejor, para enriquecerme, para dejar el tabaco, para dedicarme más a mis hijas, para poner el sexo en su sitio. Si antes era el primero, ahora será el segundo. NO sirvo para asceta, pero tampoco era buena mi vida antes, tan volcada en lo sensual y tan necesitada de lo sexual.
Si tenéis fe en Dios, pedidle salud y fuerza y felicidad. La fe mueve montañas.