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Abandono del tratamiento en una consulta externa de psiquiatría y psicología clínica.

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En general, se ha encontrado que la personalidad del paciente, como predictor de la interrupción del tratamiento, ha sido motivo de controversia entre diferentes autores. Como se mencionó antes, algunos investigadores apuntan que los pacientes con trastorno borderline de la personalidad suele desertar con mayor frecuencia (41), pero la evidencia científica parecer apuntar que la personalidad incumplidora es un mito; tal como afirman Di Nicola y Di Matteo (44), las variables situacionales representan mejores predictores que los rasgos caracteriales estables con relación al cumplimiento e incumplimiento. No obstante, los autores anglosajones han demostrado la existencia de más altas tasas de abandono en los pacientes con trastornos de personalidad y abuso de sustancias (42, 45), en otros casos se asocian al padecimiento de trastornos propios de la infancia (20) (problemas escolares, desórdenes de conducta o hiperactividad) (40). Los pacientes con rasgos paranoides e incluso psicóticos son un grupo típicamente no cumplidor (46, 47).
En términos generales, los Trastornos de Personalidad son sintónicos con sus conductas comportamentales y consultan generalmente por presentar sintomatología afectiva, ansiosa o reactiva a situaciones muy puntuales. Una vez resuelta la misma, desertan en el tratamiento. Otras veces, la consulta de un paciente de este tipo tiene que ver con la obtención de una ganancia secundaria. Al verse frustrado de no lograrlo, o al lograrlo, desertan (75). Algunos autores entienden la falta de adherencia como una forma de autodestrucción, ó, en otras palabras, como forma de suicidio enmascarado de parte de pacientes con éstas características psicopatológicas (39).
Por su parte, los Trastornos por Abuso de Sustancias, muy frecuentemente asociados con Trastornos de Personalidad, presentan por definición muy mal cumplimiento de las recomendaciones médicas. Esto se debe a varios factores que interactúan simultáneamente, como puede ser la falta de soporte social y laboral, la necesidad de consumo o adicción, los problemas económicos y la comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos, sin olvidar la frecuente mala disposición que adopta el médico ante los mismos (39).

- Trastornos Afectivos:
En contraste con los Trastornos de Personalidad, los pacientes con disfunciones afectivas parecen ser más estables en el cumplimiento tanto de las pautas de tratamiento prescritos como de la asistencia (16, 42).
Sin embargo, se debe mencionar que entre algunos de los factores que dificultan el tratamiento de los pacientes con trastornos afectivos se encuentra la actitud escéptica de muchos de estos pacientes ante la medicación. Ello es debido a que un elevado número de los mismos cree que su depresión es debida al estrés, a factores ambientales (laborales como el desempleo, académicas); por tanto, si la causa es externa, consideran que el tratamiento (que sería un factor dirigido hacia la interioridad de los pacientes), no puede ayudarles a solucionar sus problemas (39).
Por otra parte, en los pacientes depresivos se agravan los problemas de comunicación. Las alteraciones cognitivas características de estos cuadros, que pueden cursar con enlentecimiento, bradipsiquia, hipoprosexia, abulia, desinterés por sus actividades cotidianas y alteraciones de la capacidad de concentración, dificultarán en la fluidez y espontaneidad del proceso terapéutico. Los sentimientos de desesperanza, incurabilidad e irreversibilidad propios de estos cuadros también facilitan el incumplimiento y la auto-percepción pesimista de la probabilidad de mejoría (39, 78).
Con respecto al tratamiento farmacológico que usualmente reciben éste tipo de pacientes, tenemos que tampoco será una ayuda la complejidad de la prescripción. Diversos estudios comentan que se tendría que simplificar la frecuencia del tratamiento a una sola toma, no obstante, Blackwell (79) considera que la dosis única diaria ha sido sobrevalorada y si el paciente olvida esta dosis resultará más perjudicado que si es tratado con dosis divididas.
Respecto a estos pacientes es importante insistir en la información suministrada sobre el tratamiento, muy especialmente la referente a los efectos secundarios (anticolinérgicos, sedativos, autonómicos, etc.) a fin de evitar la desesperanza en el paciente, como exacerbación de su enfermedad. Igualmente es necesario que el paciente tenga en su conocimiento el tiempo que tarda un antidepresivo en ejercer su acción terapéutica, ejemplo: la fluoxetina tarda siete a nueve días para ejercer su acción y si el paciente desconoce esto, dejará el tratamiento al no conseguir el efecto deseado; además, alrededor del 15% de los pacientes que inician tratamiento con fluoxetina presentan síntomas ansiosos, lo que puede ser interpretado por el paciente como empeoramiento de su sintomatología (39).
Ahora bien, con respecto a la enfermedad maníaca-depresiva, se ha encontrado que, en el episodio maníaco se asocian como causas primarias de incumplimiento factores como: la falta de introspección, una mala conciencia de enfermedad, ideación megalomaníaca o de grandiosidad, alucinaciones paranoides en la vertiente terapéutica, la hipomanía, el aumento de energía y el mayor entusiasmo eufórico del paciente (81,82,85 y 86).
Estos mismos síntomas inciden en el abandono del tratamiento con Carbonato de litio. Respecto a los efectos secundarios de dicho medicamento, se ha observado que algunos de los mismos, como la polidipsia y poliuria, no afectan al cumplimiento; en cambio, la ganancia de peso, la lentitud mental y la disminución de la concentración, entre otros, si que pueden conducir al abandono del tratamiento. Es recomendable pues, escuchar las posibles quejas del paciente con relación a estos síntomas y reducir o cambiar de tratamiento de ser necesario (85).
En este grupo de trastornos, al igual que en otros procesos crónicos, los enfermos que de forma recurrente abandonan el tratamiento se benefician con la aproximación física de una persona que se responsabilice del tratamiento, aumentando las probabilidades de éxito en su tratamiento (39).
Varios autores recomiendan el uso temprano de la medicación y el rápido alivio de la sintomatología para prevenir el abandono de la medicación (87, 88, 89, 90). Un estudio con enfermos mentales crónicos encontró que aquellos que recibieron medicación temprana tuvieron una probabilidad seis veces mayor de continuar el tratamiento que los restantes (88). En el mismo estudio se observó que los pacientes que recibían psicoterapia cuadruplicaban las posibilidades de mantener el tratamiento frente a aquellos que no lo recibían, reforzando la idea general de que un adecuado soporte psicoterapéutico ayuda a mantener el cumplimiento (88).

- Trastornos de Ansiedad:
Existen varias barreras que dificultan el cumplimiento en este tipo de patologías. Por una parte existe una tendencia a minimizar la importancia clínica de los trastornos de ansiedad y el sufrimiento que comporta para el paciente. Existen clínicos no convencidos del papel de los factores biológicos en el origen y curso clínico de la enfermedad que suelen transmitir dudas a los pacientes. No es infrecuente escuchar "usted no tiene nada, sólo son nervios". Una prescripción efectuada tras este comentario tiene elevadas probabilidades de no ser cumplida.
La prescripción de las benzodiacepinas (ansiolítico) puede generar temor tanto para el paciente como para un profesional médico con poca experiencia sobre estos fármacos, debido al problema de adicción de las mismas. La vida media de las benzodiacepinas también es un elemento comprometedor a la hora de tratar un determinado tipo de trastorno de ansiedad, pues no es lo mismo tratar un ataque de pánico que un trastorno de ansiedad generalizada debido a que en éste último se pueden utilizar benzodiacepinas de vida media larga como el Clonazepam (que tiene una vida media de 19 a 60 horas y su posología de una sola toma al día, por lo tanto el riesgo de adicción es menor); en cambio, en el ataque de pánico se necesita una benzodiacepina de acción más rápida como el Alprazolam que tiene una vida media de 12 horas y su posología es de dos a tres veces al día, lo cual esto puede crear dependencia del medicamento en el paciente (78,87).

- Esquizofrenia:
Gerlach (80), así como otros autores consultados (28), atribuyen los siguientes motivos al elevado incumplimiento del tratamiento del paciente esquizofrénico:
. Poca o nula conciencia de enfermedad que dificulta enormemente el seguimiento de las pautas recomendadas.
. Efectos secundarios del tratamiento con neurolépticos como acaticia, disforia y síntomas extrapiramidales que dificultan el seguimiento de la terapia.
. Presión Ambiental: el tratamiento psiquiátrico no es bien aceptado por la sociedad.
. Insuficiente información de parte de los médicos y personal de enfermería para tratar con esta clase de pacientes.
. Cronicidad del tratamiento y la poca mejoría de algunos pacientes.
Algunos estudios defienden que en pacientes esquizofrénicos puede encontrarse, como otra causa de incumplimiento, aspectos de dependencia. Los pacientes dejan de tomar la medicación para seguir teniendo sintomatología y, como consecuencia, recibir altos niveles de atención (81). Estos pacientes también pueden abandonar la medicación como una manifestación de hostilidad encubierta hacia el médico u otras figuras autoritarias (81, 82, 83).
Otro factor relevante según Kissling (84) es la falta de consecuencias negativas que perciben con el incumplimiento, puesto que es posible que la recaída no aparezca sino meses después de interrumpir el tratamiento.
Vemos que la distorsión en la percepción de la realidad que tienen los pacientes psicóticos pareciera influir en la continuidad o interrupción del tratamiento. Precisamente, en las siguientes líneas, se comentaran los factores asociados con la realidad (interna o externa) que percibe el paciente, pero esta vez, con relación a su enfermedad y a la necesidad de solicitar ayuda.

 

Factores Asociados con la Percepción del Paciente acerca de la Necesidad del Tratamiento:
La percepción que tiene el paciente sobre su necesidad de ayudarse a través de un proceso psicoterapéutico o un tratamiento farmacológico, es sumamente importante para la continuidad del tratamiento.
En éste sentido tenemos que, es un factor importante la motivación individual respecto al tratamiento. Así, el agente que solicita la atención es otro parámetro contemplado en numerosos estudios, siendo los pacientes que acuden por iniciativa propia los que más se adhieren al tratamiento (14, 18 48) y los que acuden por iniciativa de sus familiares, los menos adherentes.
Igualmente lo es la experiencia con tratamientos previos, teniendo que el abandonador típicamente no tiene experiencia previa de un tratamiento continuo (48). Ciertos estudios indican que un tratamiento cumplido con anterioridad parece condicionar positivamente la respuesta del paciente a una nueva experiencia terapéutica (38).
También la urgencia de la cita (15) nos puede ayudar a predecir la inasistencia del paciente. Suelen haber más inasistencias en las citas sucesivas que en la primera consulta, así como una mayor gravedad de los síntomas (o la situación de descompensación) se asocia con una mayor adherencia (12).
Adicionalmente, los aspectos culturales en relación con el enfermar son muy importantes en la iniciativa de solicitar tratamiento psicológico o psiquiátrico, así como en el hecho de continuarlo o interrumpirlo, ya que la enfermedad mental, sobre todo, es estigmatizante para la mayoría de las sociedades (4, 12).
En general, la negación de la enfermedad, la falta de conciencia de enfermedad (muy frecuente en pacientes psicóticos), son factores altamente asociados con el abandono del tratamiento psiquiátrico (25). Así, la conciencia de enfermedad es un determinante de gran importancia a la hora de hacer uso de los servicios sanitarios. Para ilustrar esta premisa podemos comentar que en un estudio se encontró una mayor relación de pacientes con mayor número de ingresos previos y más tiempo tomando medicación antipsicótica con una menor conciencia de enfermedad reflejadas en la inexistencia de cooperación con el terapeuta tratante y un rechazo hacia el tratamiento (49, 50).
Respecto a dicho rechazo, tenemos que los pacientes aducen motivos personales para no seguir las indicaciones. Son reticentes a transferir la responsabilidad de la salud a factores que no pueden dominar (39).
Por último, también las expectativas del paciente son un factor importante. Difícilmente un paciente seguirá una indicación si no cree que esté relacionado con el origen de su enfermedad. Por ejemplo, la prescripción de un tratamiento psicoestimulante a un niño hiperquinético puede despertar cierto recelo en sus padres si no son adecuadamente informados (39). Freire (17) encontró que los pacientes que abandonan, consultaron más a menudo con la impresión de estar amenazados desde afuera y son escépticos sobre los posibles efectos beneficiosos de la ayuda que iban a recibir. Igualmente abandonan debido al costo del tratamiento, pues generalmente suele ser de elevado y por los efectos secundarios que acarrean ciertos psicofármacos.


2.3.2) Factores Asociados con el Terapeuta:
El cumplimiento mejora en relación con la confianza que transmite el médico respecto a sus capacidades y conocimientos técnicos. El ser visto como cálido, atento e interesado en el bienestar del enfermo y en el tratamiento de sus preocupaciones mejoran al paciente (39).
La comunicación no verbal también está implicada. El contacto ocular, la sonrisa, la adopción de posturas abiertas, tienen un papel relevante en la comunicación.
Contrarias a la adherencia terapéutica son las posturas excesivamente autoritarias y dominantes debido a que éstas hacen experimentar al paciente sentimientos de inferioridad (52). Todo esto, por supuesto, tiene que ver con las características personales (estilo personal, empatía, etc.) del terapeuta que determina el posterior seguimiento o no del paciente (39).
Hay otros factores tan sutiles como el sexo (20), edad, apariencia física, raza o clase social del terapeuta (24) que pueden ser determinantes para la permanencia o no del paciente al tratamiento (2, 37).
Dührseen, basada en su propia experiencia, señala que las perspectivas de éxito en psicoterapia aumenta cuando el terapeuta y el paciente pertenecen al mismo sexo. Esta misma autora manifiesta, con respecto a la edad, que un terapeuta de mayor edad que el paciente genera mayor neutralidad y confianza debido a que representa una figura significativa para el paciente, capaz de entenderlo y ayudarlo con su formación profesional (53).
En lo que concierne a la apariencia física o rasgos caracterológicos étnicos del terapeuta, las consideraciones han sido variables, controversiales y contradictorias. Hay quienes señalan que los pacientes tienen mayor preferencia por terapeutas de su misma raza (44, 54), otros aseguran que los terapeutas caucásicos son mayormente escogidos por los que inician psicoterapia ( 55 ).
En los estudios en que se incluyó la variable profesional se encontró una tasa de mayor adherencia en los pacientes que se atendían por psiquiatras especialistas frente aquellos asistidos por médicos o psicólogos en formación (12), aunque esto es relativo ya que existen estudios que indican lo contrario ( 14, 59 ).

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