Repercusion del Sindrome Demencial del anciano sobre el estado psiquico-fisico cuidador crucial.5
ANÁLISIS Y DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS
El cuidado de una persona anciana con demencia representa una gran carga emocional, para el cuidador principal y la familia, a partir de los diferentes problemas a los que habrán de enfrentarse. Ello genera un alto grado de estrés y depresión en los cuidadores. (14;16) El mayor costo de esta enfermedad es, sin lugar a dudas, su costo humano, cuyas dimensiones son inestimables, no solo para los enfermos sino para la familia, y en especial, los cuidadores, que dedican años de su vida a brindar afecto y cuidado a un enfermo, que con el avance de la enfermedad, será incapaz de reciprocar esta dedicación, y en muchas ocasiones, hasta reaccionará con agresividad y conductas inapropiadas. (17)
La mujer sigue siendo la destinada al rol de cuidar al enfermo. Esta costumbre, es prácticamente universal y un reflejo de la enorme carga que se añade, al tradicional rol de ama de casa. Las mujeres son las que actúan como proveedoras de cuidados en la familia, dada la discriminación que durante años tuvo, así como la concepción de ser ella quien juegue el papel protagónico en los quehaceres hogareños, siendo este tabú difícil de eliminar en nuestros días a pesar de los múltiples intentos y logros obtenidos. (19)
En nuestro estudio se obtuvieron resultados con similitudes a la literatura internacional revisada; ejemplo de ello es el EUROCARE, (un estudio que incluyó 14 países europeos en el que las mujeres, constituyeron el 71% de los cuidadores). (20)
En un análisis comparativo con un estudio cubano realizado por el Dr. Juan García Rubalcaba (21) encontramos similitudes con nuestros hallazgos pues la cantidad de mujeres cuidadores que detectó fue 66%.
El mayor por ciento de los cuidadores se encuentra en edades comprendidas entre 55 y 69 años, si observamos el promedio de edad para los cuidadores de nuestro estudio (52 años) nos daremos cuenta que dentro de algunos años un gran número de ellos estarán arribando a la tercera edad y puede que aun continúen desempeñando el rol de cuidador crucial no profesional. El rendimiento físico de un cuidador que envejece se hace cada vez menor, motivo por el cual consideramos que se encuentran en una edad crítica para ejercer el cuidado, coincidiendo con otras investigaciones. (22;23;24)
Ante la discapacidad de un anciano todos los miembros de una familia ayudan a la persona dependiente, pero por lo general el cuidador crucial en la mayoría de los casos resulta ser, el cónyuge o el familiar femenino más cercano casi siempre hijos de estos pacientes. Numerosos estudios coinciden con los resultados obtenidos en nuestra investigación ejemplo de ellos lo constituye el EUROCARE, donde el 59.2% de los cuidadores cruciales resultaron ser los cónyuges de los pacientes con limitaciones y el 34% sus hijos. (20;25)
Con respecto al nivel de escolaridad que poseen nuestros cuidadores cruciales, nos alienta conocer que en un gran porcentaje de los mismos han alcanzado un nivel por encima del duodécimo grado. Si bien es cierto que el nivel de escolaridad no se encuentra directamente relacionado con el nivel de carga que puede presentar un cuidador, sin nos permite en una futura intervención trabajar de manera más profunda, basados en la media del nivel intelectual existente.
La lista de enfermedades crónicas que padecen nuestros cuidadores nos preocupan. Ocupan lugares cimeros trastornos como la Hipertensión arterial Úlcera péptica y la Diabetes mellitus siendo estas, entidades nosológicas que requieren de un control adecuado de la medicación, del estilo de vida, además de las evidencias que se tienen acerca de la repercusión del estrés y las tensiones sobre la descompensación de las mismas. Fenómeno evidenciado en la incidencia de descompensaciones y hospitalizaciones de nuestros cuidadores.
La carga que ocasiona el cuidado de un anciano con demencia hace que su cuidador se convierta en un paciente oculto el cual recibe los azotes de la enfermedad. (26) En el afán de controlar la medicación y velar por la salud del paciente bajo su cuidado, se descuida de sus propias patologías llegando a descompensarse de las mismas padeciendo el desgaste o llamado por algunos autores “Síndrome de desgaste del cuidador” y en ocasiones se han reportado casos en los cuales los cuidadores fallecen antes que el paciente al cual cuidaban.
Por otra parte estas enfermedades como la Hipertensión se corresponden con el predominio del patrón A como tipología de la personalidad, es válido mencionar que estos cuidadores deben ser observados muy de cerca ya que los individuos que describen este patrón son muy susceptibles al padecimiento de enfermedades cardiovasculares entre la que se encuentra el Infarto Agudo del Miocardio siendo esta patología la más temida. (18)
La tarea de cuidar conlleva a menudo a la aparición de una amplia variedad de problemas de orden físico, psíquico y socio-familiar constituyente de un auténtico síndrome que es necesario conocer, diagnosticar precozmente y tratar de prevenir. Además se ha demostrado la relación entre estrés del cuidador y tasas más altas de institucionalización y que pacientes dementes que conviven con cuidadores muy estresados presentan mayor índice de problemas de conducta y episodios de agitación. (27;28)
El bienestar del cuidador depende de su propia salud, de la ayuda que reciba de su familia (apoyo emocional y el reconocimiento de otros familiares), de la capacidad de las instituciones de adecuarse a sus necesidades, de la información que tiene sobre la enfermedad, la propia tarea de cuidar, su forma de enfrentarse a la situación de cuidado y el estilo de resolver los problemas y la capacidad para superar momentos complicados. (29)
La carga a la que se ve sometido el cuidador puede expresarse en distintas áreas:
Problemas físicos. Cabe señalar que se trata en gran número de ocasiones de problemas de aparición frecuente en el grupo de edad al que pertenecen la mayoría de los cuidadores, que se ven agravados por las tareas propias de su labor de cuidador. (30)
Las quejas somáticas son múltiples, destacando entre todas ellas las referidas a dolor de tipo mecánico crónico del aparato locomotor; otras frecuentes son cefalea de características tensionales, astenia, fatiga crónica, alteración del ciclo sueño-vigilia, insomnio y otros, en general mal definidos, de evolución crónica y claramente deteriorantes de su ya mermada calidad de vida. Nuestros resultados en gran medida se corresponden con la literatura y estudios revisados. (19; 30)
Se ha demostrado que existe deterioro de la función inmune de los cuidadores, a expensas de una reducción de sus niveles de inmunidad celular, que los hace más susceptibles a determinadas infecciones víricas.
También se ha investigado sobre su mayor predisposición a otro tipo de patologías como la enfermedad ulcerosa péptica y la patología cardiovascular.
Problemas psíquicos. La prevalencia de desórdenes del área psíquica alcanza un 50%, a menudo difíciles de verbalizar y definidos como somatizaciones o como términos vagos del tipo de desánimo o falta de fuerzas. (16)
Entre los elementos causales de la aparición de desórdenes en esta esfera cabe destacar la propia discapacidad del paciente anciano, las tareas que debe realizar el cuidador, el impacto negativo de estas sobre su calidad de vida y una pobre técnica de afrontamiento, que los convierte en más vulnerables. (30; 31)
Los principales problemas psíquicos del cuidador son la depresión, la ansiedad y el insomnio, que constituyen la vía de expresión de su estrés emocional. (31)
Entre todos ellos destaca por su frecuencia la depresión; entre las circunstancias que influyen en mayor medida en su aparición destacan la falta de apoyo social, la carencia de recursos económicos, las relaciones previas con el paciente, el sentimiento de culpa, la existencia de una historia familiar de depresión y las limitaciones psico-físicas del cuidador.