Repercusion del Sindrome Demencial del anciano sobre el estado psiquico-fisico cuidador crucial.6
Se ha demostrado relación entre el desarrollo de trastornos conductuales graves en el paciente demente y la aparición de depresión en el cuidador principal, especialmente en el caso de demencia de Cuerpos de Lewy. (32)
Las consecuencias de los problemas psíquicos del cuidador van a manifestarse en el terreno individual, el familiar y el de los propios cuidados al paciente con demencia. Los cuidadores presentan una alta tasa de automedicación, especialmente de diversos tipos de psicofármacos y analgésicos.
Problemas de índole socio-familiar. En este ámbito aparecen frecuentemente conflictos familiares, consecuencias sobre las obligaciones laborales (absentismo, conflictividad laboral…), dificultades económicas y disminución de las actividades sociales y de ocio. (24)
Los problemas psíquicos y físicos en ocasiones marchan en un sentido directamente proporcional. La relación estadística descrita en nuestra investigación entre ambos tipos de problemas, avala la anterior afirmación siendo a su vez descrita por otros autores entre los cuales podemos citar los estudios de Rubalcaba y cols. (21)
Interesante resulta además los niveles patológicos de ansiedad descrita en nuestra investigación para algunos cuidadores y los niveles de depresión establecida presentados. En análisis más profundo se demostró altos puntajes de depresión tanto como rasgo o tendencia habitual y/o estado transitorio. Importante es la estratificación ya que no resulta igual en una futura intervención trabajar con sujetos cuya depresión y/o ansiedad sea transitoria, que con los que por sus características personológicas presenten estados depresivos o ansiosos como tendencia habitual.
La importancia se fundamenta en que los sujetos que presentan alta puntuación de ansiedad como rasgo, son más propensos ante situaciones estresantes como la que estudiamos, a presentar altos niveles de ansiedad como estado transitorio, por otra parte los sujetos que solo presentan ansiedad como estado no necesariamente tienen por qué presentar una patología psiquiátrica y los niveles observados son el resultado de la situación conflictiva y difícil por la cual atraviesan, los mismo sucede con los estados depresivos. (33)
Múltiples han sido los intentos de disímiles autores por identificar cuáles son los elementos mayormente relacionados en la aparición de la percepción de carga por parte del cuidador, en su mayoría han establecido que una de las variables que mayormente influye ha sido el tiempo que los cuidadores llevan efectuando este rol, sin embargo las discrepancias radican en: Sí mientras mayor sea el tiempo en años de cuidado sería mayor el nivel de carga presentada (34; 35; 36)
Por una parte autores defienden el postulado que a mayor número de años mayor desgaste ocurre tanto desde el punto de vista psíquico como físico, por las disímiles situaciones adversas a las que se puede ver sometido el cuidador. (34; 37)
Otros defienden la postura que mientras más años pasan el cuidador adquiere nuevas experiencias, considerando que la novedad de la demencia del anciano y el primer enfrentamiento con esta puede ser un factor adverso para el cuidador que lleva poco tiempo en la función. (14; 38)
Ambas teorías tienen elementos positivos, en nuestro estudio a pesar de no encontrar asociación estadística significativa entre ambas variables, la construcción del gráfico de dispersión nos permitió observar la tendencia de aumentar la carga con el paso de los años.
Lo que resulta cierto es que la carga depende en parte de características personológicas, así como de los estilos de afrontamiento que describan los cuidadores ante las situaciones adversas, reviste vital importancia considerar este factor como un fenómeno propio de cada cuidador, y para los que somos defensores del modelo transaccional del estrés, debemos analizar todos estos factores. (39)
Los estilos de afrontamiento son propios de cada individuo en general en dependencia de sus características personológicas. El mayor porcentaje mostró un afrontamiento activo dirigido al problema superando a los menores porcentajes que tienen patrones de afrontamiento dirigido a sus emociones. Existe diversidad en los trabajos consultados en cuanto a los estilos de afrontamiento ante la enfermedad por parte de los cuidadores, ejemplo de ello tenemos un estudio de Castellote Varona (40) con cuidadores de pacientes con demencia el cual detectó en un 57% de los cuidadores cruciales afrontamiento hacia sus emociones con liberación hacia las drogas en un 32%. Otros como Dra. Gómez Rivas (41) encontró predominio de pacientes con afrontamiento activo encaminado a búsqueda de solución al problema en un 64.4% de sus cuidadores.
Este estilo de afrontamiento activo pueden ser encaminado a la solución de los elementos de mayor dificultad que aparecen durante el cuidado de sus familiares y contribuirían a atenuar de cierta manera los niveles de carga y deterioro psico-físico que hoy presentan nuestros cuidadores, haciéndose necesaria según los resultados obtenidos la intervención de personal especializado en la búsqueda de una solución real al problema de salud al cual hoy nos enfrentamos.
La intervención en relación con los cuidadores es un trabajo en el que la interdisciplinariedad juega un papel fundamental, tanto dentro del equipo de Atención Primaria (donde resulta fundamental la actuación de la enfermería- tanto en la consulta ambulatoria como en la domiciliaria, trabajador social), como en la relación con los Servicios Sociales y el equipo de Salud Mental con el que quizá haya que contar tanto para la interconsulta como para la colaboración y seguimiento del propio cuidador para su apoyo y adecuación de sus sentimientos.
Un buen manejo del paciente con demencia y sus cuidadores nos permitirá realizar un trabajo preventivo en tres niveles: En el primario evitando la aparición de los síntomas en el cuidador, en el secundario detectando precozmente su aparición y en el terciario ya que una vez detectados podremos intervenir para evitar la progresión de los síntomas y permitir así unos cuidados más adecuados y retrasar la institucionalización (ya que los sujetos del cuidado se encontrarán mejor en tanto sus cuidadores estén en buenas condiciones).
CONCLUSIONES
Nos enfrentamos a una población de cuidadores cruciales envejecidos, con predominio del nivel superior de escolaridad donde la mujer continua jugando el rol fundamental en el cuidado de los pacientes discapacitados, siendo los cónyuges e hijos de los pacientes los principales cuidadores.
El predominio del patrón A como tipología nos sugiere el adecuado control de las enfermedades cardiovasculares que debe efectuarse.
Nuestros cuidadores padecen de enfermedades crónicas que requieren de un control estricto de la medicación y estilo de vida para el adecuado control de las mismas.
Nuestros cuidadores presentan niveles patológicos de carga del cuidador, apareciendo síntomas que evidencian la presencia en ellos de un desgaste físico y psíquico, condicionando a su vez la aparición de descompensación de sus enfermedades crónicas.
Los estilos de afrontamiento empleados por los mismos son los más adecuados en el afán de suplir las necesidades que hoy presentan, estando dirigido los mismos al problema en sí en un gran número de casos.