Acido ascorbico. Un alimento funcional
Autor: Elisa del Carmen Martínez Silva  | Publicado:  31/08/2009 | Endocrinologia y Nutricion | |
Acido ascorbico. Un alimento funcional.3


En este sentido, el efecto de protección, sobre el sistema circulatorio humano es de especial interés para la medicina, máxime porque en el control de la natalidad se emplean anticonceptivos orales, que disminuyen la concentración del ácido ascórbico, por lo que se recomienda la ingesta suplementaria diaria de vitamina C, por la demostración fehaciente del papel de protección celular contra el daño oxidativo que recae sobre esta vitamina, y también sobre la vitamina E y beta carotenos, que los convierte en excelentes instrumentos en la prevención de la enfermedad coronaria aguda y cerebrovascular isquémica, por tanto, es menester mantener el balance entre radicales de oxigeno libre y antioxidantes (61-65).

 

Ahora bien, priva la prudencia a la hora de administrar vitamina C, en el tratamiento de afecciones orgánicas, particularmente en lo que respecta a concentraciones de la misma, ya que, es un hecho el efecto relajante que sobre aislados de músculo liso cardiaco tiene el ácido ascórbico, explicable por la estimulación que la vitamina efectúa sobre los receptores β adrenérgicos, aunque esta consecuencia puede abolirse con la ingesta de β bloqueante (66). La cordura es la opción a seguir frente a la administración indiscriminada de vitamina C, porque el ácido fólico, para algunos investigadores estimula la producción de prostaglandina E2, responsable de los cuadros alérgicos observados en algunas personas, aunque para otros estudiosos, la concentración sanguínea de histidina resulta inversamente proporcional a los niveles sanguíneos de ácido ascórbico (67-70).

 

En diabéticos los transportadores facultativos (GLUT 1, 2, 3 y 4 localizados en osteoblastos, musculo, células retinales y endoteliales) están sometidos a inhibición competitiva con la glucosa, lo que puede atenuar la biodisponibilidad de la vitamina C, e incrementar el riesgo de complicaciones vasculares por acción de los radicales libres, como se observa en condiciones de hiperglicemia, fenómeno que puede ser revertido, a menos parcialmente, por la administración de esta vitamina, que en concentraciones séricas adecuadas, también, potencia la acción de la insulina sobre el metabolismo de la glucosa, lo que se traduce en mejoras del metabolismo del diabético (71-77).

 

El empleo de la vitamina C en el tratamiento del cáncer data de 1949, años más tarde Cameron y Campbell muestran que altas dosis de ácido ascórbico mejora la supervivencia del paciente con cáncer terminal (78), hoy explicable por cuatro mecanismos, el primero, el bloqueo del efecto carcinostático de los radicales libres sobre el ADN, el segundo, el control de la expresión del gen citocromo P4501A1 (CYP1A1) a nivel de transcripción, el cual cataliza la activación de metabolitos genotóxicos que pueden producir mutagénesis, el tercero, la maduración y estabilización de la estructura del colágeno de la matriz extracelular, principal barrera física para el confinamiento de las células malignas en los órganos en que se originan, por tanto, puede impedir la aparición de cáncer y su metástasis, y el cuarto mecanismo es el citotóxico contra células malignas, basado en la producción de peróxido de hidrogeno extracelular y de metales de transición intracelular (79-81). No obstante, otros trabajos siembran dudas sobre la efectividad de la vitamina C en el manejo de esta patología (82), pues es pobre el resultado observado en tumores papilares tiroideos, carcinoma de células basales de la piel y en carcinoma de cérvix, ya que no se detiene la progresión (83-85). La discrepancia en la efectividad del ácido ascórbico en el abordaje del cáncer, entre los estudios, puede obedecer a las mismas razones, ya citadas en el papel del ácido ascórbico sobre las enfermedades isquémicas (68, 86, 87).

 

¿Puede el ácido ascórbico tener otras aplicaciones o implicaciones?

 

La respuesta es sí, porque esta interrogante fue resuelta al comprobarse en animales recién nacidos que la administración de ácido ascórbico diluido a través de un catéter venoso central permite medir la función cardiaca con mínima extracción sanguínea, método que pudiera emplearse en neonatos humanos comprometidos en su salud (88). También, en enfermos con hipertermia, parece adecuada la administración de vitamina C, pues protege contra los efectos del Interferón γ y factor de necrosis tumoral, implicados en el incremento de la temperatura corporal en respuesta a las injurias que sufre el organismo (89).

 

Asimismo, en protozoología la vitamina C también puede emplearse, por ejemplo en el cultivo de Entamoeba hystolitica, necesario para realizar investigaciones que permitan dilucidar aspectos fundamentales de la biología de este parásito, con el fin último de combatirlo (90).

 

A la vitamina C se le implica como participe en la farmacocinética de drogas, se dice implica, porque no existen aún resultados que avalen tal hecho, estudios in vitro por ejemplo, con el acetaminofen, medicamento ligeramente hepatotóxico degradado por el hígado, no mostraron diferencias significativas en la estabilidad de las uniones covalentes a nivel microsomal del metabolismo de esta droga en hígado (intactos o no) por acción de la vitamina C (91). En hígado, pacientes clínicamente enfermos con hepatitis viral, la vitamina C tiene efectos positivos, pues dosis de 300 mg diarios por varias semanas, estimulan la producción de inmunoglobulinas y fagocitosis por neutrófilos (92).

 

En fumadores y en nefrología es de reciente empleo la vitamina C, en los primeros porque ofrece cierto grado de protección contra los cambios estructurales que el tabaco ocasiona a los riñones, y en nefrología, concretamente en hemodiálisis, puesto que combate los peróxidos lipídicos que resultan del procedimiento (93, 94). Por otra parte, su capacidad para retardar la presión arterial basal y preservar completamente la construcción microvascular en respuesta a norepinefrina, sugiere que su administración pudiera ser importante para el tratamiento de la sepsis, complicación bastante frecuente en pacientes con insuficiencia o falla renal aguda o crónica, que deben someterse a procedimientos de diálisis (95, 96).

 

El consumo de alcohol durante el embarazo es la causa más común de teratogénesis fetal humana, a pesar de que no se conoce el mecanismo celular por el cual el etanol induce daño fetal in útero, los estudiosos de esta área, amén de abogar por el no consumo o abandono del alcohol en la embarazada, recomiendan el empleo de vitamina C para combatir este flagelo, ya que existe evidencia experimental, que el uso de antioxidantes en gestantes que ingieren alcohol podría reducir considerablemente el daño fetal (97).

 

Se emplea también, por contribuir en la absorción del hierro, en el tratamiento de la anemia por deficiencia de este compuesto, es así, que un interesante estudio realizado en Italia reveló la necesidad de emplear ácido ascórbico en anemia por deficiencia de hierro, cuando esta es consecuencia de gastritis pilórica por Helicobacter pylori, inhibe el crecimiento de esta bacteria (98).

 

Igualmente las dietas suplementarias con vitamina C, se han empleado con significativo beneficio clínico en el tratamiento de pacientes asmáticos y en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (99, 100). Sin embargo, y a aunque es útil en sujetos con episodios de broncoespasmos agudos o crónicos, no existe evidencia de beneficio concreto, de estas dietas, en atletas, a pesar de que el ácido ascórbico está involucrado en numerosas e importantes vías metabólicas durante el ejercicio físico, en su crucial papel de contener o limitar el estrés oxidativo. Pues no existen alteraciones en la concentración de ácido ascórbico en suero, plasma u orina en atletas que no reciben suplementos con vitamina C de los que lo hacen, probablemente porque el ácido ascórbico es adecuadamente reciclado durante el ejercicio (101).

 


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