Hipertension arterial. Revision bibliografica
Autor: Dra. Yenys Góngora Ruiz | Publicado:  14/09/2009 | Cardiologia , Nefrologia , Medicina Interna , Medicina Familiar y Atencion Primaria | |
Hipertension arterial. Revision bibliografica.4

8. Medicamentos:

 

-       Ciclosporinas.

-       Esteroides.

-       Anticonceptivos.

-       Aminas simpaticomiméticas

 

La hipertensión arterial (HTA) constituye un problema de salud a escala mundial (se calcula que 691 millones de personas la padecen), no solo porque es una causa directa de muerte y de discapacidad, sino porque ella constituye el factor de riesgo modificable más importante para la cardiopatía coronaria(es la primera causa de muerte en el mundo occidental), enfermedad cerebrovascular, insuficiencia cardíaca, nefropatía terminal y enfermedad vascular periférica. (37)

 

Su prevalencia ha aumentado significativamente en todas las latitudes, lo cual se explica en parte por los nuevos valores tensionales que en la actualidad se aceptan, también varía de un lugar a otro y dicha variabilidad está en dependencia de las particularidades genéticas y ambientales que caracterizan cada región, así por ejemplo en los EUA oscila entre 30 y 39.7%, es un poco mayor en el hombre que en la mujer. (37-39)

 

Para tener una idea de la verdadera importancia de la hipertensión arterial (HTA) en la mortalidad de un determinado lugar, la OMS recomendó que se le atribuyeran a esta dolencia los hipertensos que en la autopsia presentaran: (37,39)

 

  1. Nefroangiosclerosis más hipertrofia ventricular izquierda sin otra causa.
  2. Trombosis cerebral en menores de 60 años, sin otra causa (vasculitis, trastornos de la coagulación).
  3. Hemorragia cerebral sin otra causa.
  4. Insuficiencia renal terminal sin otra causa.
  5. Infarto cardíaco en menores de 60 años sin diabetes mellitus, hiperlipemia u otra causa.

 

Entre las variables que guardan mayor relación con la hipertensión arterial se encuentran: edad, sexo, raza, herencia, hábitos tóxicos, obesidad, lípidos plasmáticos, hábitos de alimentación entre otros. (40)

 

Con respecto a la edad existe el criterio de que las cifras de presión diastólicas y sobre todo las sistólicas aumentan con la edad. Se ha demostrado que la presión arterial promedio tiende a aumentar con el envejecimiento, este incremento en la tendencia de la hipertensión arterial (HTA) sobre la base de la edad, es siempre mayor para la sistólica, que puede aumentar hasta los 80 años, que para la diastólica, lo cual debe de tenerse en cuenta este aspecto a la hora de trazar estrategias de prevención por el impacto que tiene la morbimortalidad la hipertensión sistólica aislada (HSA) sobre el grupo de edad de los ancianos.

 

De modo general se acepta que la prevalencia de hipertensión arterial (HTA) es mayor en los hombres que en las mujeres, ahora bien la relación de hipertensión arterial- sexo puede ser modificada por la edad, así las mujeres después de los 60 años muestran valores similares de presión arterial que los hombres, aunque a antes de los 40 años están más protegidas que los hombres contra la muerte por enfermedades coronarias. La razón de esta protección es aún discutida y se ha relacionado con diferentes factores, entre los cuales se encuentra el efecto protector de los estrógenos, el menor consumo de tabaco que los hombres y disminución de la resistencia vascular periférica total. (41)

 

En la actualidad se han acumulado datos que corroboran las diferencias del comportamiento de la hipertensión arterial (HTA) en poblaciones de origen africanos en Europa, América y el Caribe, también en África se recogen el impacto de esta enfermedad en la morbimortalidad de esta población sobre todo en áreas urbanas.

 

Existen evidencias de que la hipertensión arterial en la raza negra tiene una prevalencia más alta y un pronóstico menos favorable, dada la repercusión sobre órganos dianas en este grupo, por ejemplo se plantea que la insuficiencia renal terminal se presenta 17 veces más frecuente en los negros que en los blancos.(41)

 

La obesidad y el aumento exagerado de peso acompañan con una mayor frecuencia de hipertensión arterial (HTA) y se calcula que la prevalencia de esta es 50% mayor que la población que no tiene esta condición. El hipertenso obeso tiene mayor gasto cardíaco y menor resistencia periférica, por lo tanto la obesidad produce un estado circulatorio hipercinético con un incremento progresivo de las cifras tensionales.

 

Se señala que las situaciones de tensión mantenidas o reiteradas pueden desencadenar reacciones vasomotoras con hipertensión arterial (HTA). Dichas tensiones suelen estar condicionadas por múltiples factores que van desde la personalidad hasta el régimen socioeconómico en que se vive.

 

La meta principal en el tratamiento de la hipertensión arterial (HTA) es la de alcanzar la máxima reducción en el riesgo total de morbilidad y mortalidad cardiovascular para lo cual se requiere:

 

a)     del tratamiento integral de todos los factores de riesgo modificables e identificados en un paciente en particular y

b)    de la estratificación de riesgo en las categorías de alto, intermedio o bajo, de acuerdo a las probabilidades de eventos vasculares futuros. (42)

 

En vista de que la relación entre riesgo cardiovascular y tensión arterial es continua, sin un umbral inferior, la meta del tratamiento antihipertensivo debe ser restaurar las cifras tensionales a los niveles definidos como “normal” u “óptimo”. (43)

 

La visión actual de las estrategias terapéuticas está enmarcada en dos clases de intervenciones, complementarias e inseparables, una se refiere a los cambios o modificaciones del estilo de vida y la otra se limita al tratamiento farmacológico. 

 

Las modificaciones en el estilo de vida -anteriormente conocidas como el tratamiento no farmacológico- del paciente hipertenso son muy importantes ya que ellas por si solas pueden reducir eficazmente la tensión arterial, especialmente en los grupos con tensión arterial normal alta (85 - 89 mmHg), hipertensión leve (grado 1: 140–159 / 90–99 mmHg) y en aquéllos con el fenómeno de la hipertensión de "bata blanca”, en los grupos de pacientes con hipertensión grado 2 ó 3, estas modificaciones contribuyen significativamente –junto con los fármacos antihipertensivos– a reducir las cifras tensionales.

 

Los cambios en el estilo de vida incluyen: (44)

 

-       Suspensión del hábito de fumar.

-       Reducción de peso.

-       Moderación en el consumo de alcohol.

-       Restricción de la ingesta salina (menos de 6 gramos –preferiblemente menos de 3 gramos- de cloruro de sodio al día).

-       Cambios en los hábitos alimenticios: mayor consumo de frutas, vegetales, alimentos ricos en fibra y disminución de la ingesta de grasas saturadas.

-       Aumento de la actividad física, especialmente, ejercicios aeróbicos (caminar, nadar, etc.), evitando los ejercicios isométricos (pesas). 

-       Control de los factores psicológicos y estrés.

-       Intervenciones con eficacia limitada o no comprobada para reducir la tensión arterial: bio-retroalimentación, modificaciones de los micronutrientes y suplementos dietéticos con calcio, magnesio y fibra.


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