Integracion del discapacitado visual a la Rehabilitacion
Autor: Lic. Michel Caballero Pernas | Publicado:  28/01/2010 | Rehabilitacion y Fisioterapia | |
Integracion del discapacitado visual a la Rehabilitacion .2

El trabajo fue realizado en el periodo comprendido de octubre del 2004 a enero del 2005.

 

Análisis y discusión de los resultados.

 

Antecedentes históricos de la educación de ciegos.

 

Existen variadas e interesantes definiciones de la historia acerca de la educación de los ciegos. De ellas nos referiremos a la que el autor Bertoldo Lowenfield nos legó y en la cual aparecen tres períodos bien definidos. Este autor nos refiere que estos momentos o períodos no existen por separado, ellos se superponen, es decir no se dan aisladamente. Los identifica como: I Período de la Mendicidad, II Período del asilo, III Período de la integración.

 

I. Período de mendicidad.

 

Por todos es conocido que en la Comunidad Primitiva, el resultado de la producción era muy pobre producto del escaso desarrollo de las fuerzas productivas por lo que en estas condiciones los minusválidos representaban no sólo una carga, sino también un gran estorbo. Ellos no podían contribuir al trabajo y participar en las largas marchas del nomadismo, ni enfrentarse a la naturaleza y a los peligros de la caza. Por todo lo anteriormente expuesto, la sociedad les aplicaba la eliminación física.

 

La ceguera no siempre podía detectarse en el momento del nacimiento, debido a esto muchos ciegos escapaban a esta eliminación convirtiéndose en mendigos y deambulantes. Existían diferentes formas de exterminio aplicables a los ciegos. Aquellos que lograban evadirse de ellas eran considerados brujos, curanderos o como individuos con poderes sobrenaturales. La existencia de los minusválidos traía aparejada la creencia en el pasado de que los mismos eran impuros y otras implicaciones místicas.

 

En el régimen esclavista se mantuvieron muchas de las prácticas referidas anteriormente. Relacionado a las deficiencias visuales, el jefe de la familia determinaba las medidas a tomar según el defecto; arrojarlos al río, abandonarlos en los montes con el objetivo de ser devorados por las fieras y perecer; es el ejemplo de alguna de éstas. De esta manera era costumbre arrojarlos al río en la India. Los atenienses y espartanos, amantes los primeros de la belleza como su símbolo, y de la fuerza los últimos, no tenían en cuenta a los minusválidos. Sólo aquellos cuya estirpe provenía de familias ricas tenían ciertas posibilidades de sobrevivir. El minusválido no tenía garantizada su existencia.

 

Con el advenimiento del Cristianismo, cobró fuerza la compasión hacia los deficientes físico mental o poseído por el demonio. Por ello, a partir del siglo IV surgieron refugios para enfermos mentales y otros infortunados, aunque no se pretendía educar ni adiestrar a los minusválidos.

 

En 1526 aparece el primer paso que trata de resolver de alguna manera la difícil problemática de los ciegos y mendigos. Juan Luis Venesen en su obra “La subvención de los pobres ", planteó la necesidad de que los ciegos trabajasen para poder satisfacer su propio bienestar, pero a pesar de esta aseveración la situación general no cambió y empezaron a aumentar las organizaciones de mendigos dirigidas por empresarios cuya ocupación era la de controlar la producción diaria de cada individuo. En las calles de las más importantes ciudades europeas el panorama es el mismo, mendigos y ciegos las pueblan sin que nada se organizara para cambiar el sentido y a la vez el significado de sus vidas.

 

II. Período de asilo.

 

Marginados y abandonados como estaban los ciegos, se comienzan a reunir y crean hermandades y asilos. Según la pedagoga española Rafaela Placeres, el primer asilo de ciegos apareció en el siglo V en las fronteras de Siria. Le siguen a este otros movimientos de caridad de la iglesia la cual incorporaba a los conventos y monasterios, recintos con el fin de dar protección a los pobres, ancianos, lisiados y ciegos.

 

III. Período de integración.

 

De repente el panorama para los ciegos varía. Se inicia el período de la integración. Esta integración implicó el derecho a ocupar un lugar en la sociedad. Por ello se obtuvieron logros importantes que pueden ejemplificarse en la creación de la primera escuela de ciegos fundada por Valentín Haüy en París en 1784. Después en 1804 se funda la escuela de ciegos de Viena por Johan Klein y en el 1832 comienza la educación de ciegos en Estados Unidos. Estas escuelas y principalmente la de Francia demuestran las posibilidades de educación que tienen los ciegos.

 

Valentín Haüy, fundador de la primera escuela para ciegos (según el tiflopedagogo cubano Francisco José de Armas, se erigió en el libertador intelectual y moral y padre espiritual de los ciegos del mundo), nace en Saint Just, Francia en el año 1745, su padre fue un pobre tejedor de la localidad, su hermano Renato, célebre creador de la cristalografía.

 

El paso definitivo en la escritura de relieve lo dio el inmortal francés Luis Braille, ciego desde los tres años y el más genial inventor de sistemas tiflopedagógicos que ha producido la humanidad.

 

Luis Braille nació en 1809, como consecuencia de un accidente en la mañana del miércoles 4 de enero perdió la visión jugando en el taller de su padre. Natural de Coupray pequeño pueblo de la Bree en el distrito de Somme, perteneciente al departamento de Seine-et Marne. Desde pequeño comienza a desplazarse por el huerto de la familia con un bastón, camina todo el pueblo sin ayuda. Cuando comienza la edad escolar es matriculado en una escuela pública, del mismo pueblo, donde los maestros poco podían hacer por él por su condición de ciego, hasta que un día el muchacho demostró en una clase de matemáticas que él podía decir las tablas, lo cual sorprende al maestro.

 

Lo sienta junto a él en su mesa, más por evitar las burlas y bromas que puedan hacerle los demás alumnos, que con el deseo de dedicarle algún tiempo para enseñarle. Es ciego y por lo tanto incapaz de aprender cosa alguna. Luis queda quieto, callado y atento, pareciendo estar dormido, el maestro apenas le hace caso. Pero a los pocos días, un hecho, al parecer trivial, deja atónito al profesor. Se trataba de decir sin equivocaciones la tabla de multiplicar, los niños dudan, titubean, se equivocan y vacilan. El profesor oye un suspiro a su lado, es Luis Braille, que va siguiendo la cantinela de la tabla con los demás condiscípulos. A partir de entonces le pregunta todos los días, como a los demás niños, las lecciones que previamente ha explicado, y queda admirado de la extraordinaria memoria y de la rápida comprensión de aquel niño.

 

En 1819 ingresa en el Real Instituto de Jóvenes Ciegos de París donde se ganó el cariño de los estudiantes, a los 15 años fue nombrado ayudante del taller de calzado. Pero su verdadero interés era aprender las letras y ser repetidor (alumno ayudante).

 

Durante sus estudios observa el sistema de lectura de Valentín Haüy que se aprendía en la escuela y que tenía dificultades para los ciegos. Fue en 1882 Luis Braille uno de los que experimenta la sonografía de Barbier en la escuela, enseguida comprendió que los invidentes percibían más rápido al tacto las líneas discontinuas que las líneas de trazos ininterrumpidos y esta comprobación le sugirió el fundamento de su genial lectura. Se interesó por modificar este sistema. De acuerdo con su propia experiencia después de un tiempo concluyó que seis puntos era la máxima cantidad que podía ser percibida por la yema de los dedos de forma simultánea. Después determinó que seis puntos servían para escribir el alfabeto, los números y la música.

 

En 1829 decide Luís Braille dar a conocer oficialmente a la dirección de la institución su sistema para someterlo a estudio y aprobación, con este objetivo escribe epítome de la Gramática de Noel y Chaptal y así pudo comprobar la superioridad del Braille con respecto a otros sistemas. En el Congreso Internacional de Sordomudos y Ciegos de París en 1877 se aprobó el sistema Braille para la enseñanza de los no videntes internacionalmente.

 

En el siglo XX comienza la educación de ciegos en América Latina (datos tomados de la Reunión Internacional de Bibliotecarios para Ciegos). Barcelona 1893, Chile 1900, Colombia 1925, Perú 1935, Venezuela 1936 y Uruguay 1950.


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