La sangre, consideraciones historicas e ideologias relacionadas
Autor: Dr. Guillermo Murillo-Godínez | Publicado:  27/04/2010 | Historia de la Medicina y la Enfermeria , Hematologia y Hemoterapia | |
La sangre, consideraciones historicas e ideologias relacionadas .3

De acuerdo con el “vitalismo”, se suponía que la sangre aportaba la esencia de los seres por los que fluía, por lo que la mansedumbre y frescura del ternero, aliviarían el desequilibrio mental de los golpeadores de mujeres, exhibicionistas y pirómanos; la sangre del ciervo, podría aportar valor y longevidad a su receptor; la de la liebre, podría conferir agilidad, etc. Se especulaba, por ejemplo, si un cordero mordería al serle transfundida sangre de un perro, etc. (92). En el siglo XVII, Bartholinius, informó del caso de una epiléptica que luego de recibir una transfusión de sangre de gato, en las noches subía al tejado a maullar (81).

En Alemania, por ejemplo, se consideró que cabría calmar a una persona biliosa, con sangre de otra afable y, mejor aún, sería posible resolver los conflictos conyugales, intercambiando la sangre de marido y mujer. Philip Syng Physick (1768-1837) dijo que practicó la primera transfusión, en los EUA, en Filadelfia, en 1795, pero, no publicó su resultado (42.46). Dieffenbach, en Berlín, hizo transfusiones en 1810 (46). James Blundell (1790-1878), basado en las experiencias previas de Lower sobre la hipovolemia y sus efectos, realizó la primera transfusión homóloga, el 26 de septiembre de 1818, a un hombre de 30 años con diagnóstico de carcinoma gástrico, a pesar de una aparente mejoría inicial, el paciente murió dos días después; en total realizó 10 transfusiones; 5 de ellas exitosas (4 en pacientes con hemorragia postparto y una en un niño con sangrado postamputación) y 5 no afortunadas (3 en pacientes moribundos, una en una paciente con sepsis puerperal y otra en el paciente referido con el carcinoma gástrico) (86). En 1821, Jean Louis Prévost y Dumas, hicieron experimentos con sangre desfibrinada y usaron sosa caústica como anticoagulante (26) (46). En 1873, el polaco F. Gesellius, realizando estadísticas sobre las transfusiones, encontró resultados desalentadores: el 56% de los casos fallecían por el procedimiento; lo cual no sorprende pues, se desconocían los pormenores de esterilización, los grupos sanguíneos y, el modo de impedir que la sangre se coagulara (27). De 1873 a 1888 (por ejemplo, durante la epidemia de cólera en Canadá (1888)), algunos realizaron infusiones de leche humana, de vaca y de cabra, convencidos de que “los corpúsculos blancos de la leche (partículas de grasa), eran capaces de transformarse en glóbulos rojos” (86).

El sistema ABO (28):

En 1900, Erlich y sus colaboradores, inmunizaron cabras con los eritrocitos de otras cabras y, encontraron, que los antisueros resultantes, eran capaces de distinguir diferencias entre los eritrocitos de los animales, demostrando, de ésta manera, la existencia de antígenos en los eritrocitos (76). El mismo año (29), el austriaco Karl Landsteiner (1868-1943) (30), describió los grupos sanguíneos (31) A, B y O (32). En 1902, Alfred DeCastello y Adriano Sturly, descubrieron el grupo sanguíneo AB (33). En las personas que no tienen antígenos (aglutinógenos) (95) A ni B la sangre se clasifica como sangre tipo O; en las que poseen antígenos A se clasifica como de tipo A (34), en las que poseen antígenos B se clasifica como del tipo B y en las que poseen antígenos A y B, se clasifica como de tipo AB; de modo previsible, en el suero de las personas cuyos glóbulos rojos carecen del antígeno correspondiente se desarrollan anticuerpos anti-ABO.

Las personas con antígenos de tipo A en sus glóbulos rojos desarrollan anticuerpos (aglutininas) (95) contra el tipo B; las personas con antígenos de tipo B desarrollan anticuerpos séricos contra el tipo A; las personas con sangre de tipo O desarrollan anticuerpos contra el tipo A y contra el tipo B (35) y las personas con sangre de tipo AB no desarrollan anticuerpos anti-A ni anti-B. Los grupos sanguíneos ABO están determinados de modo genético.

De manera habitual los anticuerpos anti-ABO no están presentes en el momento de nacer pero comienzan a desarrollarse entre los 3 y 6 meses de vida y alcanzan los niveles máximos entre las edades de 5 y 10 años (90). Cabe referir que se han encontrado quimeras eritrocíticas (un individuo puede tener un porcentaje determinado de glóbulos rojos de un grupo sanguíneo y, otro porcentaje, de otro) tanto en animales (como el caso referido por Owen, en 1945) como en humanos (como en la paciente referida por Dunsford, en 1953 - En éste caso se concluyó que el grupo sanguíneo real de la mujer era O, porque en su saliva tubo substancia H, pero, no substancia A (75)) (75). La primera transfusión llevada a cabo haciendo pruebas cruzadas previas de acuerdo a los grupos sanguíneos descritos hasta ésa fecha, fue realizada en Nueva York, en 1907, por Reuben Ottenberg (62); éste, también, observó la herencia mendeliana de los grupos sanguíneos y, fue el primero, en reconocer la utilidad de la sangre tipo O (86). En los hospitales californianos utilizan un sistema de identificación de los concentrados de hematíes mediante etiquetas de colores (color tags), que ha alcanzado bastante difusión en otros hospitales estadounidenses. En la jerga hospitalaria es relativamente frecuente hablar de yellow tag para referirse al grupo sanguíneo A, blue tag para referirse al grupo sanguíneo 0, pink tag para referirse al grupo sanguíneo B, y white tag para referirse al grupo sanguíneo AB (49).

El sistema Rh (36):

En 1908, Moreshi descubrió el principio de la prueba de la antiglobulina en animales; en 1945, Robin Coombs -1921-2006-, la redescubrió e introdujo en la práctica clínica. En 1939, Philip Levine y Rufus E. Stetson describieron un caso en que la madre de un niño muerto al nacer, experimentó hemólisis (en más del 80%), tras una transfusión del marido donante, por lo que sospecharon que debió inmunizarse contra el antígeno del feto, que lo había heredado del padre; tanto la madre como el hijo correspondían al mismo grupo sanguíneo en el sistema ABO; por otra parte, Landsteiner y Wiener, encontraron que los sueros de conejos inoculados con eritrocitos de monos Macacus rhesus aglutinaban los eritrocitos de 80% o más de la población humana y, que esto era independiente, del grupo sanguíneo de los individuos en el sistema ABO (9,47,63,76), estos dos hechos, llevaron al descubrimiento del denominado factor Rh, en 1940, por K. Landsteiner y Alexander Solomon Wiener (1907-1976) (46,47). Probablemente la mayor importancia del sistema Rh, derive de su relación con la eritroblastosis fetal; el riesgo de isoinmunización por Rh es bajo en la población caucásica (3-5%), pero, es relativamente alto en nuestra población mestiza (aprox. 13%). Una práctica (establecida desde 1939) que ha permitido abatir de manera muy considerable el riesgo de isoinmunización por Rh, es la inyección a la madre de globulina anti-D, dentro de las 24-72 hrs. siguientes al parto o, aborto (si se conoce que el padre es Rh + o, si se desconoce éste dato) (76,86).

¿Para que sirven las substancias de grupo sanguíneo? El papel fisiológico de las substancias de grupo sanguíneo no tiene nada que ver con las transfusiones, al fin y al cabo, la práctica de la transfusión, es un procedimiento inventado por el hombre; habiendo tantas substancias de grupo sanguíneo y, estando tan conservadas dentro y entre las especies, deben desempeñar un papel importante en la supervivencia de las mismas. De acuerdo a su función, se han colocado en siete grupos: formadoras de canales y transportadoras de moléculas; con actividad enzimática; proteínas estructurales; receptoras de quimiocinas; moléculas de adhesión; proteínas reguladoras del sistema del complemento y, receptoras para agentes infecciosos (76).

El primer servicio de transfusión lo estableció en 1921, en Londres, Percy Oliver; en ése mismo año, Grant reportó el caso de autotransfusión, en un paciente con un tumor cerebral, que no tenía dinero para pagar a sus donadores. Antes de la Segunda Guerra Mundial, la transfusión se efectuaba por medio de una anastomosis arterio-venosa, pero, entre otros problemas, con este procedimiento, era difícil cuantificar la cantidad de sangre que pasaba del donador al receptor, lo que frecuentemente resultaba en un donador hipovolémico y en un receptor hipertransfundido. En 1936, en Rusia, Yudin y Shamov iniciaron la transfusión de cadáveres donantes, con las ventajas de no necesitar anticoagulantes lo cual abarataba el costo y, de que de cada cadáver, se podían extraer de dos a cuatro litros (80,81). En 1937, Bernard Fantus, estableció el primer banco de sangre, en el hospital del condado de Cook, en Chicago.

Entre 1914-1915 se inició el empleo de citrato de sodio, como anticoagulante: Albert Hustin usó éste método en marzo de 1914; Luis Agote (1868-1954), en Argentina, lo hizo en noviembre del mismo año y, publicó el resultado, en enero del año siguiente, pero, en español, por lo que no tuvo la atención internacional, atención que sí la tuvieron R. Lewishon y Richard Weil, aunque, al igual que Agote, también hicieron su publicación, en enero de 1915 (37). En 1916, Francis Peyton Rous (1879-1970) y J. R. Turner, demostraron que la adición de dextrosa permitía preservar los eritrocitos por tres semanas; sin embargo, cuando la mezcla de citrato disódico y dextrosa, se esterilizaba en el autoclave, ocurría la formación de una substancia densa, similar al caramelo, cosa que no ocurría si las substancias de la mezcla se esterilizaban por separado, pero, al abrir los recipientes, para hacer la mezcla, podían contaminarse; en 1943, Maureen Young, sugirió que se agregara ácido a la mezcla, para evitar el problema descrito en el autoclave; Loutit y Mollison, lograron, de ésta manera, lo que se conoció como el ACD (ácido cítrico, citrato, dextrosa) (67), que permitió almacenar la sangre, hasta por cuatro semanas; se usaban 75 ml. de ACD en 450 ml. de sangre; con ésta solución, se usaron 380,000 unidades de sangre en Europa, en la Segunda Guerra Mundial y, 180,000 unidades en la guerra del Pacífico (46).


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