Incidencia del maltrato en el adulto mayor
Autor: Yenier Jiménez Hernández | Publicado:  10/05/2010 | Medicina Forense y Legal , Geriatria y Gerontologia | |
Incidencia del maltrato en el adulto mayor .1

Incidencia del maltrato en el adulto mayor

Yenier Jiménez Hernández. Autor Principal. Universidad de las Ciencias Médicas de Cienfuegos.
Yanet Pintado Machado. Estudiante de Medicina.
Dra. Ofelia Valdés Guerra. Especialista en Primer Grado en Medicina General Integral. Profesor Instructor.
Dr. Luivan Guzmán Becerra. Doctor en Medicina. Especialista en Medicina General Integral.

Universidad de las Ciencias Médicas de Cienfuegos “Dr. Raúl Dorticós Torrado”

RESUMEN.

A medida que nuestra sociedad envejece, que el porcentaje de adultos mayores aumenta aceleradamente, los temas que les atañen deben transformarse, cada vez más, en una preocupación nacional. El maltrato a personas de edad avanzada es un problema mucho más complejo y de mayor alcance que lo percibido. Aunque ciertamente incluye el descuido institucional en hogares para adultos mayores discapacitados y otras residencias, la mayor parte de los casos son de carácter doméstico, cometidos por familiares cercanos, tales como el cónyuge o un hijo adulto.

Palabras Clave: Adulto Mayor; maltrato; incidencia; tercera edad.

INTRODUCCIÓN.

La violencia contra las personas adultas mayores es un problema del cual nuestro país no está ajeno, sin embargo son escasos las cifras y datos al respecto. Los Centros Emergencia Mujer (CEM) del Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual (PNCVFS) del MIMDES, bajo el marco de la ley de protección contra la violencia familiar y sexual, en su labor de atención registró durante al año 2002 a 1,120 personas adultas mayores víctimas de violencia familiar y/o sexual. Esta cifra representa el 3.6% del total de casos atendidos en los 38 CEM a nivel nacional durante el período 2002 (29,759 casos).

De acuerdo a las estadísticas del PNCVFS, los principales victimarios de los adultos mayores lo representan sus propios hijos adultos con el 44.4%, los cónyuges 14.6%, pareja actual (afectivo y/o sexual) 9.7%, u otros familiares (nuera, yerno, etc) 17%. Es necesario destacar que las edades de los hijos/as agresores fluctúan entre 26 y 45 años y son en un 68% varones.

En el ámbito familiar el tipo de violencia que mayoritariamente se ejerce contra los adultos mayores es el maltrato psicológico hasta en un 95%. Siendo la agresión más frecuente los insultos (85%), humillación y desvalorización (66.3%), amenazas de muerte (40%), y rechazo (48.8%).

Sin embargo, los Adultos Mayores no están exentos de la violencia física, en el 2002 representó el 39% del total de casos registrados en los CEM. Las bofetadas, empujones, puntapiés y puñetazos fueron las formas de agresión más frecuentes.

Un 2% del total de casos (22 casos) señalaron ser víctimas de violencia sexual, siendo principalmente afectadas las personas adultas mayores (PAM) de sexo femenino. De este grupo 8 denunciaron violación y 12 acoso o chantaje sexual. Ambos delitos fueron referidos únicamente por las mujeres. El único adulto mayor varón que denunció violencia sexual dijo ser víctima de tocamiento en contra de su voluntad. (1)

La violencia familiar y sexual tiene como principal víctima a la mujer a través de todas las etapas de su vida, y en lo que respecta a la mujer adulta mayor, esta etapa no le exime de este mal social. Del total de casos de violencia familiar y/o sexual de PAM registrado por los CEMs, el 76% corresponde a hechos en la que las personas de sexo femenino son las afectadas.

El 35% de las Personas Adultas Mayores (PAM) que acudieron al CEM por maltrato señalan como motivo de la violencia, la actitud de parte del agresor/a en el extremo de querer “controlar su vida”, el 31.7% el carácter dominante e impulsivo del victimario/a, 21.9% los motivos económicos, 27.5% motivos familiares, 9.8% celos e infidelidad y el 12.4% refiere que no hubo motivo o razón aparente. (1)

El Instituto de Normalización Previsional, a partir de la década de los 90, se ha planteado el desafío de promover el derecho a la Seguridad Social y colaborar en el mejoramiento de la calidad de vida de sus usuarios, entre los cuales, mayoritariamente, se encuentran los adultos mayores. (2)

Es así que, más allá de su función tradicional, consistente en conceder y pagar beneficios previsionales, cancelar subsidios estatales, recaudar cotizaciones y administrar la Ley de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, se ha planteado crear, desde el ámbito del Estado, un Sistema de Servicios Sociales que permitan promover la igualdad de oportunidades, la integración y la participación social. En este ámbito de acción, el tema del maltrato al Adulto Mayor cobra una gran relevancia y ha significado para el INP una preocupación permanente, una realidad que nuestras asistentes sociales viven a diario, tanto en la atención en las Sucursales, como en las visitas domiciliarias derivadas de la toma de poderes, entre otros. (2)

Cuando hablamos de colaborar en el mejoramiento de la calidad de vida, debemos considerar los factores que hacen del adulto mayor una persona vulnerable frente al maltrato:

• Pérdida de rol social
• Baja autoestima
• Niveles de dependencia, derivada de algunas patologías.
• Bajos niveles de ingreso, lo que les obliga a vivir con otros o a depender económicamente de ellos.

Los paradigmas relacionados con la vejez, el viejismo como una actitud aceptada en nuestra sociedad, hacen del adulto mayor un ser tremendamente vulnerable al maltrato y al abuso. La organización de los adultos mayores autovalentes pasa a constituirse en una factor protector de este tipo de situaciones. Sin embargo, al no existir un canal adecuado que permita derivar y resolver este tipo de situaciones, estas se seguirán produciendo ante la impotencia de quienes trabajamos diariamente con éste grupo etáreo. (2)

El tema del adulto mayor ha adquirido gran preocupación en nuestro país en los últimos años, lo que tiene directa relación con el progresivo envejecimiento de la población. Esto ha llevado a la necesidad de preocuparse de problemas de toda índole que afectan a este grupo etáreo, y que si bien han existido siempre, sólo ahora se manifiestan en toda su magnitud. (2)

En Chile, como en otros países latinoamericanos, la investigación propiamente tal recién está comenzando, sin embargo se reconoce que el adulto mayor se ve afectado por este problema social, el que se caracteriza por su invisibilidad y deficiente registro; la existencia de instituciones que no cuentan con sistemas de detección precoz o apropiada; así como también, la escasa comprensión de la dinámica de las relaciones violentas y de las experiencias de las personas mayores afectadas.

La violencia constituye una de las afectaciones más severas que ha venido azotando a la humanidad. Las distintas formas de expresión individual y colectiva de la violencia, los factores que la originan y las consecuencias sociales que generan hacen de ella un fenómeno complejo. Se estima que la violencia tiene un carácter cambiante en función de la dinámica del poder y de la distribución de los roles y recursos, es por ello que pueden establecerse diferentes tipos de violencia. (3)

Se puede focalizar en las conductas violentas el empleo de la fuerza para resolver conflictos interpersonales. Es una forma del ejercicio del poder para eliminar aquellos obstáculos que se interponen en nuestras decisiones, acciones y se usa la fuerza. Por lo general la conducta violenta es posible dadas las condiciones de desequilibrio de poder o por el contexto, o producido por maniobras en las relaciones interpersonales de control en la relación.


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