Manejo del paciente suicida desde el nivel de atencion primaria
Autor: Dr. Sergio Ocio León | Publicado:  8/09/2010 | Psiquiatria , Medicina Familiar y Atencion Primaria | |
Manejo del paciente suicida desde el nivel de atencion primaria .3

Síntomas psiquiátricos inespecíficos como desesperanza, ansiedad, agitación. Los sentimientos de desesperanza son un factor prospectivo independiente de riesgo de suicidio. Es más peligrosa la desesperación que la pasividad y la autoculpa que culpar a los demás.

Factores situacionales como estresores psico-sociales (abandono o pérdidas de familiares) y disponibilidad de métodos, como por ejemplo disponer de armas de fuego.

Enfermedad somática crónica y de mal pronóstico, como accidente vascular encefálico, esclerosis múltiple, SIDA, cáncer, etc. Aproximadamente en el 50% de los intentos se aprecia enfermedad física, destacando el dolor crónico, las enfermedades crónicas o terminales (cáncer, SIDA: 4% del total), y las intervenciones quirúrgicas o diagnóstico reciente de lesiones invalidantes y deformantes.

Antecedentes familiares de suicidio.

Presencia de ideas elaboradas de suicidio.

Rechazo de la ayuda profesional.

Aunque no hay ningún factor de riesgo patognomónico, los que, a nuestro juicio, tienen mayor relevancia son:

Situación socio-ambiental

 Pérdida del estatus social bruscamente.
 Conflictos y rupturas sentimentales recientes.
 Aislamiento/ apoyos.
 Pérdidas afectivas recientes.

Intencionalidad suicida

 Deseos de muerte.
 Ideas suicidadas.
 Planes.
 Tentativas de suicidio.

Síntomas de alto riesgo

 Gran desesperanza.
 Insomnio global.
 Alucinaciones auditivas (carácter imperativo).
 Ideación delirante de ruina.
 Agudización depresiva brusca.
 Acentuación matutina de la sintomatología.


FACTORES DE PROTECCIÓN

De la misma manera que hay factores de riesgo en torno al suicidio, conviene señalar los principales factores de protección en torno al mismo (Vega-Piñero, 2002).

Principales factores de protección:

• Apoyo social, matrimonio.
• Práctica religiosa activa o fe religiosa.
• Hijos pequeños que dependen de uno.
• Ausencia de depresión, abuso de sustancias u otro trastorno psiquiátrico.
• Vivir cerca de servicios médicos o de salud mental.
• Tener conciencia de que el suicidio es producto de una enfermedad.
• Capacidad para resolver problemas y superar situaciones difíciles.

VALORACIÓN DEL RIESGO SUICIDA

El médico de atención primaria tiene un papel clave en la identificación y el tratamiento del riesgo de suicidio. Del 2 al 3% de los pacientes que acuden al médico de atención primaria refieren haber tenido ideación suicida en el mes previo (Pascual et al 2005).

No tenemos ninguna prueba de cribado en atención primaria que nos permita predecirlo con la sensibilidad y fiabilidad suficiente. ¡No hay forma de predecir el suicidio y tampoco hay una norma específica para prevenirlo!

Como norma general nuestra actuación se debe centrar en hacer una evaluación sistemática del riesgo de suicidio. Además debemos de hacer un registro riguroso de la evaluación, recordemos que: ¡Para la justicia lo que no está registrado no se considera hecho!, y las implicaciones legales en estos casos son importantes.

La entrevista clínica

Es el elemento fundamental en la valoración del riesgo de suicidio. Afrontar una entrevista de esta índole es un reto para el profesional, tanto por los aspectos emocionales como de responsabilidad a los que nos vemos sometidos.

Se propone un modelo de entrevista semiestructurada motivacional, en la que además de la obtención de información sistematizada se tome en cuenta como elemento relevante la relación terapéutica, en cuanto que instrumento psicológico básico en el contacto médico-paciente. Es el paso inicial en el establecimiento de una relación de ayuda: centrada en el paciente y con el objetivo de que llegue a superar el desbordamiento emocional y pueda ser competente en la resolución de sus problemas (Ocio, Gómez, Hernández, 2008).

El sufrimiento se contempla como fenómeno existencial, a la vez que la necesidad de un compromiso terapéutico por parte del paciente, para llevar a cabo los ajustes adaptativos para la reconstrucción de su vida cotidiana como antídoto del paso al acto suicida.

La entrevista permite:

1. Identificar factores específicos, signos y síntomas, que pueden aumentar o disminuir el riesgo de suicidio y que nos pueden ayudar a tomar decisiones.
2. Garantizar la seguridad inmediata del paciente y decidir el lugar más apropiado para su tratamiento.
3. Realizar un diagnóstico clínico y establecer un plan de tratamiento.

Un componente clave es el intento consciente de establecer una relación terapéutica con el paciente, lo que facilita la información y puede servir de factor protector al trasmitir un sentimiento de esperanza y de conexión.

La entrevista debe de inspirar confianza y seguridad, preservando la privacidad y con una comunicación fluida, se iniciará con preguntas generales pasando después a preguntar directamente por la intencionalidad autolítica.

Se debe también entrevistar a los acompañantes, para ampliar la información y valorar la actitud de colaboración y de apoyo.

Todas las personas con ideación suicida o intento de suicidio deben ser tratadas como una urgencia potencial, hasta que el clínico esté convencido de lo contrario.

Cualquier persona que es atendida por un intento de suicidio, o que expresa ideación suicida, debería ser evaluada posteriormente por una profesional entrenado en problemas de salud mental.


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