Bases organicas de la religion
Autor: Gustavo Rangel Carredano | Publicado:  25/10/2010 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria , Otras Especialidades | |
Bases organicas de la religion .2

1.2. Regulación de la fertilidad.

Para enfocar este aspecto debemos considerar el punto de vista que tiene la iglesia con relación a la procreación como acto de amor. Ellos plantean el amor que asume el lenguaje del cuerpo en su expresión, es al mismo tiempo unitivo y procreativo comporta claramente significados responsables y paternales conjuntamente (15). Esta conexión es intrínseca al acto conyugal, el hombre no lo puede romper por su propia iniciativa. De aquí que según los medios artificiales de fertilización contradicen la naturaleza del hombre y la mujer y la de a su más intima relación puesto que la unión sexual queda separada de la procreación; el acto se ve privado de su natural apertura a la vida así se deforma y se falsifica el contenido originario de la sexualidad humana (15). De este modo se traiciona la unión y al fecundidad sometiéndola al arbitrio del hombre y la mujer.

Se debate también una clara distinción entre lo que es la manipulación estrictamente terapéutica (terapia génica) cuyo objetivo es el tratamiento a enfermedades debido a anomalías génicas o cromosómicas, de aquellas manipulaciones que alteran el patrimonio genético humano con otras finalidades como pueden ser la producción de seres humanos seleccionados en cuanto a cualidades preestablecidas, estando en desacuerdo total con este último procedimiento. A partir de esta consideración ellos están en contra de cualquier tipo de método o técnica de fertilización artificial. Sólo admiten la inseminación artificial homóloga o sea al interno del matrimonio con semen del cónyuge cuando ese es obtenido a través del acto conyugal normal (16).

A este debate se suman las opiniones de numerosos expertos y representantes religiosos entre los que nos gustaría destacar:

Angelo Serra, genetista del Instituto de Genética Humana, de la Facultad de Medicina "A. Gemelli", U.C.S.C, de Roma, "La Iglesia Católica reconoce el valor de la investigación científica básica y atribuye gran importancia a la investigación aplicada ya que ésta constituye una expresión importante del dominio sobre la creación que ha sido confiado al hombre" (17).

Este científico plantea que el cartografiado del genoma tendrá un efecto inmediato en el diagnóstico prenatal de las enfermedades genéticas, ya que el número de genes nocivos cuyo estado pudiera detectarse en el estadio embriónico o fetal aumentaría lo que elevaría el número de casos en los que se pueda aplicar la interrupción del embarazo. Según la doctrina católica, la diagnosis prenatal es buena si se respetan la vida y la integridad del embrión y el feto humano y si va dirigida hacia su salvaguardia y curación como individuo.

Este enfoque aspira a evitar la concepción de vidas cargadas de sufrimiento y a fomentar la calidad de la vida familiar y social, mediante la reducción de la pesada carga de los desórdenes genéticos y es apoyado por la iglesia.

En opinión de este experto la Iglesia participa en el consenso ético para la terapia genética de las células somáticas, que podría incluso ampliarse a los embriones, con el debido respeto por su vida e integridad, evitando riesgos desproporcionados. Pero como se considera la producción de embriones humanos in Vitro, como una violación de la dignidad humana y moralmente ilícita, cualquier terapia de células germinales que implique la fertilización in Vitro resulta "éticamente inaceptable" (17).

El doctor Azeddine Guessous, ex embajador de Marruecos en España, centra su análisis en uno de los aspectos del Proyecto Genoma Humano: la procreación artificial humana. Según el diplomático, "el Islam acepta la teoría que sostiene que el universo y la Naturaleza han sido creados por Dios para cumplir objetivos específicos, pero rechaza que el hombre no debe transformar la naturaleza mediante sus aptitudes e inteligencia. Los científicos islámicos reciben con reservas la fecundación in Vitro (FIV), La inseminación de una mujer con el esperma de un donante que no sea su marido es rechazada, debido a la prohibición del adulterio, que se basa en la necesidad de certificar la identidad paterna, para evitar una posible relación incestuosa" (17).

Para el Islam, toda experimentación sobre criaturas no nacidas es inmoral. La posibilidad de que se produzcan accidentes genéticos, que se interfieran los mecanismos naturales que eliminan los fetos anormales o que nazcan niños con defectos congénitos que de otro modo no hubieran nacido, contravienen el principio islámico de no causar daño.

Los teólogos musulmanes opinan que la ciencia es un factor de progreso pero
debe ser controlada y orientada, y apoyan una moratoria en la ingeniería genética y la procreación artificial.

El almacenamiento de seres humanos en potencia en los bancos de embriones, el riesgo de causar un cambio de la persona, la posibilidad de multiplicar de modo idéntico a un individuo, crear nuevas especies o condicionar de antemano a los que van a nacer, son puntos preocupantes desde la óptica islámica (17).

Para Haim Aviv, científico judío, de la Compañía Pharmos, la actitud judía es que el hombre tiene un papel central en el mundo, es la coronación de la creación. No hay nada malo en "jugar a ser Dios", si ello implica mejorar la creación y si se actúa de forma responsable. Conocer la creación es un modo de conocer a Dios y de apreciarle más: es un conocimiento deseable.

"El conocimiento del genoma puede revelar información que respalde la noción de que determinadas razas son genéticamente inferiores a otras, provocando la discriminación racial. Pero Dios creó sólo un hombre a imagen y semejanza suya para enseñarnos que todos somos iguales" (17), señala Haim Aviv.

El experto confía en que cuando conozcamos por completo el genoma comprobaremos la notable igualdad de los seres humanos y que no existe una base científica para el racismo, fundamentada en diferencias genéticas intelectuales o de conducta. Para Aviv, "la terapia génica de células somáticas no difiere de ninguna otra terapia de efectos prolongados, como la inoculación con vacunas vivas. Proteger la vida, salvando la imagen de Dios, es un mandamiento importante. El hombre debe hacer lo posible para disminuir el sufrimiento humano y proteger la vida" (17).

Sería importante destacar que el enfoque judío no define el embrión como individuo viviente durante el primer mes (o los 40 días) de gestación, por lo que no es un obstáculo importante para la manipulación genética. Pero según la ley judía, la interrupción del embarazo sin que exista una buena razón no debe constituir una práctica normal.

Para Aviv la opinión de que no hay que desarrollar la tecnología relacionada con la manipulación genética porque puede ser explotada y mal utilizada, es pesimista. Tampoco es consecuente con la actitud judía de que el hombre es originalmente bueno e incluso será mejor. Aunque hay que establecer normas y barreras para evitar que el conocimiento sea mal utilizado, señala. (17)

1.3. Anticoncepción

La iglesia basándose en el mismo principio sobre el significado del acto conyugal (unitivo y procreativo) expuesto anteriormente establecen una distinción ética entre los métodos naturales y los medios artificiales de contracepción planteando que mientras es lícito, por motivos graves valerse del conocimiento de la fertilidad de la mujer, renunciando al uso del matrimonio en los periodos de fecundidad, resulta ilícito el recurso de los medios contraceptivos (18).

Como es comprensible esta posición se contrapone en cierta medida a la libre planificación familiar como un derecho de la pareja, pudiendo traer como consecuencia el nacimiento de hijos indeseados, o en medios familiares inadecuados, ya sea por situaciones económicas o sociales, lo que en última instancia puede promover problemas de salud en esos niños y padres, bien por daños psicológicos o por problemas nutricionales o sanitarios.

1.4. La enfermedad.

La iglesia señala que a los pacientes el personal médico debe ayudarlos a asumir una actitud saludable hacia la enfermedad, la conciencia de su realidad, sin minimizarla y sin exagerarla, pero si con sereno conocimiento y convicción que el señor puede y quiere obtener el bien del mal (4).


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