Resultado del embarazo en la adolescencia en tres consultorios medicos populares
Autor: Dra. Hilda María Montalvo Martínez | Publicado:  26/10/2010 | Ginecologia y Obstetricia , Medicina Familiar y Atencion Primaria | |
Resultado del embarazo en la adolescencia en tres consultorios medicos populares .9

Una mujer que tiene su primer hijo a los 18 años disminuye en un 50% las posibilidades de enfermar en un futuro próximo de cáncer de mamas. Esta es la principal conclusión de una investigación llevada a cabo en Dinamarca. (36)

“Cuando no había adolescencia”.

Sólo treinta años atrás se empieza a hablar en América latina de la adolescencia como una etapa básica. Sin embargo este discurso no penetra del todo en las instituciones oficiales, que descuidan a los jóvenes.

Hasta ya entrado el presente siglo, la mayoría de las mujeres se casaban a edad muy temprana, muchas alrededor de los 15 años y pocas hacia los 18. Porque el destino vital de la mujer no era otro que casarse y tener hijos. Y cuanto antes lo hacía, mejor, porque dar hijos a la sociedad significaba una obligación-impuesta por las costumbres y también por las necesidades de un mundo en donde la mortalidad de los niños y las mujeres era sumamente alta. Las pestes diezmaban en pocos días ciudades y regiones enteras, y las guerras se encargaban de arrasar con lo poco que quedaba.

En nuestro medio latinoamericano y nacional, no fueron las guerras sino fue la insalubridad crónica la encargada de matar a la población, en especial a niñas, niños y mujeres. La esperanza de vida promedio para las mujeres, al comenzar el presente siglo, apenas si llegaba a los 40 años, mientras que las tasas de mortalidad infantil bordeaban los 180 por cada mil nacidos vivos. Un cuadro espeluznante de mortalidad materno infantil, ocasionada por complicaciones del embarazo, el parto y el postparto y por enfermedades que, en la actualidad, son fácilmente tratadas.

Hasta la mitad de nuestro siglo, la atención en salud apenas si cubría un mínimo porcentaje de la población nacional, mientras las mujeres indígenas y las campesinas quedaban totalmente marginadas de cualquier posibilidad de atención de salud general y, sobre todo, de la atención del embarazo y del parto.

Con tan baja expectativa de vida, y con la casi seguridad de que un significativo número de niños moriría antes de cumplir los cuatro años, para las mujeres y para la misma sociedad resultaba imperativo, primero, que la mujer se casara lo más joven posible y, segundo que tuviera el mayor número de embarazos que asegurasen un mínimo crecimiento de la población.

La mujer pasaba, de manera brusca, de la niñez a la vida adulta sin ninguna clase de preparación que le permitiera asumir su vida con nuevas perspectivas.

Hasta 195, el número de mujeres estudiantes fue mucho menor que el de varones: las Universidades eran prácticamente sólo para varones, y era pocas las mujeres que trabajan fuera de casa. Los ideales fundamentales se centraban en lograr el mejor partido para un matrimonio destinado a la procreación. Un matrimonio, por otra parte, armado, organizado e impuesto por la familia e incluso por extraños. La pubertad, es decir la capacidad generadora, representaba, en la práctica, la principal condición para que una mujer, casi niña, fuera destinada al matrimonio. Inclusive niñas impúberes eran dadas en matrimonio a adultos viudos o solteros.

¿Y qué pasaba con la adolescencia? Sencillamente, no existía. En primer lugar, es preciso recordar que el concepto de adolescencia es relativamente nuevo, pues, tan sólo aparece en Europa a finales del siglo XVIII y únicamente adquiere importancia a mediados del XIX. A nuestra América llega mucho más tarde.

De hecho, se empieza a hablar de adolescencia en la segunda mitad del siglo como de un proceso de verdadera importancia para la estructuración de las nuevas generaciones. Un discurso que no ha logrado imponerse de tal manera que la sociedad, el Estado, la familia y los gobiernos cambien sus modos de pensar y actuar en torno a la inmensa población de chicas y muchachos comprendidos entre los 12 y los 18 años.

El estereotipo es una construcción compuesta por creencias, mitos y prejuicios. Señala los modos de comportamiento esperados de un sector de la sociedad. Estas creencias atrapan tanto a mujeres como a hombre. Por tanto se hace necesario profundizar en ellas para planear líneas de acción contra los estereotipos. (37)

El sexo durante el embarazo debe evitarse cuando exista hemorragia, infección genital, amenaza de parto prematuro o rotura de la bolsa. Algunos ginecólogos lo desaconsejan también si ha habido abortos anteriores. Si la hemorragia se diera durante el acto sexual hay que avisar al médico ya que puede ser motivo de alarma. En los casos de embarazos gemelares, es conveniente no practicar sexo con penetración durante los tres últimos meses de gestación. (38)

El parto prematuro es simplemente el que se produce "antes de tiempo". Ese tiempo son las 37 semanas de gestación. Siempre se ha dicho que la mejor incubadora es el útero materno, por eso cuanto más tiempo pueda permanecer el bebé en el útero, mejor pronóstico tendrá el bebé. Lo mejor terapia para el parto prematuro es prevenirlo. (39)

Problemas y riesgos del embarazo de niñas adolescentes

El cuerpo de una niña adolescente no está preparado para un embarazo lo que genera entre las jóvenes unos mayores índices de mortalidad materna, que consideran las muertes de mujeres durante el embarazo o hasta 42 días después de parto. En los países desarrollados se trata de un indicador que ronda un caso de cada mil, pero el promedio aumenta en países del tercer mundo, como Argentina, donde hay 4 muertes por cada mil partos. Todos los especialistas sostienen que la mayoría de estas muertes son causadas por hemorragia materna, infecciones, complicaciones del aborto e hipertensión. (40 – 45)

Sexualidad activa y anticoncepción

La sociedad privilegia la maternidad sobre cualquier otro deseo o expectativa de la mujer y la alienta, en las niñas, con el juego de la muñeca.

En los últimos años, se produjo en el Ecuador una más amplia divulgación del uso de anticonceptivos. Las cifras muestran, en un grupo de 2.556 mujeres entre 15 y 24 años, activas sexualmente, que sólo el 48,7 por ciento usa anticonceptivos. Este índice es menor al que se registra en otros países de América Latina.

El uso de anticonceptivos, además, difiere según los niveles de acceso educativo de las mujeres. (27, 37)

El control de la natalidad ha sido una preocupación en todas las épocas de la humanidad, por lo que el ser humano ha realizado numerosos esfuerzos orientados en la búsqueda de métodos que le permitan a la mujer pensar y vivir la maternidad no como su destino, sino como su opción.

La utilización de los MPF tiene como objetivo principal disminuir el riesgo de enfermedad o muerte de la madre o el producto, y que como principal condicionamiento haya existido un factor de riesgo, desde antes del embarazo, susceptible de modificarse, atenuarse o eliminarse; para esto debe ser aplicado un adecuado enfoque dirigido a la prevención del riesgo (46).

Un método anticonceptivo es una metodología que impide o reduce la posibilidad de que ocurra la fecundación o el embarazo al mantener relaciones sexuales. Por lo general implica acciones, dispositivos o medicamentos en las que cada uno tiene su nivel de efectividad. También se le llama contracepción o anticoncepción, en el sentido de ser formas de control de la natalidad. (47-56)


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