Tetanos
Autor: Dra. Laura Vásquez Pis | Publicado:  15/02/2011 | Medicina Interna , Articulos , Enfermedades Infecciosas | |
Tetanos .3


Diagnóstico

El diagnóstico de tétanos se hace sobre la base de la historia y los hallazgos físicos característicos de la enfermedad. Los estudios diagnósticos generalmente son de poco valor, ya que en las dos terceras partes de los casos, el cultivo del sitio de la herida puede encontrarse negativo. Sin embargo, un cultivo positivo confirma la presencia de la enfermedad.

Clínica:

La instauración característica corresponde a un lactante (o su madre o ambos) no vacunado que ha sufrido un Traumatismo o ha nacido durante las dos semanas anteriores y que acude con trismo y rigidez muscular y sin afectación sensitiva.

Laboratorio:

Suele ser normal, puede haber leucocitosis en sangre periférica como consecuencia de la infección bacteriana de la herida o del estrés causados por el espasmo tetánico mantenido. El líquido cefalorraquídeo (LCR) es normal, aunque las contracciones musculares intensas pueden aumentar su presión. Las cifras de enzima musculares pueden ser altas.

El Clostridium tetani no es siempre visible en la tinción de Gram de una muestra tomada de la herida.

Paraclínica:

No hay patrón de Electroencefalograma ni electromiográfico característico, sin embargo, pueden registrar descargas continuas de unidades motoras y acortamiento o ausencia del intervalo silente que normalmente se observa después de un potencial de acción.

Puede haber cambios en el Electrocardiograma pero inespecífico.

Exámenes que se pueden realizar algunas veces son:

• Cultivo del sitio de la herida (puede ser negativo incluso si el tétanos está presente)
• Prueba de anticuerpos para el tétanos

Se pueden usar otros exámenes para descartar meningitis, rabia, envenenamiento por estricnina y otras enfermedades con síntomas similares.


CONSIDERACIONES GENERALES EN CUANTO AL TRATAMIENTO

• Se debe controlar y contrarrestar la tetania con antitoxinas (inmunoglobulina para tétanos).
• Se debe administrar penicilina para destruir los C. tetani. Se pueden utilizar otros antibióticos como clindamicina, eritromicina o metronidazol en pacientes alérgicos a la penicilina.
• Se deben eliminar y destruir las fuentes de la toxina a través de una exploración quirúrgica y limpieza de la herida (desbridamiento).
• Se deben tratar los síntomas. Los espasmos musculares se pueden tratar con relajantes musculares, como el diazepam.
• Se recomienda igualmente reposar en cama en un ambiente no estimulante (luz tenue, sin ruido y temperatura estable).
• Es posible que se necesite administrar sedantes para mantener a la persona afectada en calma.
• Si ya fue vacunado se le administra una dosis de recuerdo de la vacuna a continuación el organismo fabrica rápidamente anticuerpos necesarios para la protección
• Si no ha recibido la vacuna previamente se le administra inmunoglobulinas para la protección, pero solo para unas semanas.

El uso de asistencia respiratoria con oxígeno, intubación endotraqueal y ventilación mecánica puede también ser necesario.

Medidas generales.

Los objetivos del tratamiento son:

• Eliminar el foco de origen y la toxina.
• Neutralizar la toxina no fijada.
• Impedir los espasmos musculares.

Utilizar medidas de sostén especialmente la respiración. Los enfermos deben ser ingresados a una habitación de UCI donde se mantengan en observación monitorización cardiopulmonar, reduciendo al mínimo los estímulos. Hay que proteger la permeabilidad de las vías respiratorias.

Las heridas deben revisarse, limpiarse y desbridarse por completo.

Antibióticos:

La penicilina sigue siendo el antibiótico de elección, debido a su eficaz acción clostricida y a su capacidad de difusión.

La dosis son de 100.000 Uds. /Kg. /día, dividida y administrada, cada 4 – 6 horas por 10-14 días. Su finalidad es también erradicar las bacterias activas. En alérgicos se puede usar clindamicina, eritromicina, o metronidazol. Debe darse tratamiento específico para la infección activa debido a otros microorganismos.

Antitoxina:

La antitoxina que se administra para neutralizar a la toxina circulante y aun a la no fijada a la herida, disminuye la mortalidad. Aunque no tiene efecto sobre la toxina ya fijada al sistema nervioso.

Se considera innecesaria la infiltración de la herida.

Es recomendable suministrar la antitoxina antes de manipular la herida. No se necesitan nuevas dosis porque la herida es larga (30 días). Se puede usar ATT o antitoxina tetánica de caballo que tiene una vida más corta. más frecuente, disminuye la hipersensibilidad y la enfermedad del suero.

Dosis de 50.000 a 100.000 Uds., administrándose la medicina por vía intravenosa y la otra por intramuscular.

Control de espasmos musculares

Estos son dolorosos y pueden amenazar la ventilación al producir laringoespasmos o contracción permanente de los músculos respiratorios. Se usa el diacepan (agonista) del GABA. Dosis inicial de 0.1 –0.2 mg/Kg. IV cada 3-6 horas por 2-6 semanas, el Loracepan (acción más prolongada) y el mirasolam (vida media corta) son otras opciones.

Mantenimiento de la ventilación:

La ventilación endotraqueal puede no ser necesaria pero se debe llevar a cabo para evitar la aspiración de las secreciones entre las cuales este presente el laringoespasmo.

Es necesario tener a mano un equipo de traqueotomía para los pacientes no entubados. Sin embargo, la intubación endotraqueal y la aspiración de secreciones desencadenan fácilmente convulsiones y espasmos tetánicos reflejos, por lo que se debe tener en cuenta en aquellos casos graves no controlados.

Disfunción autonómica.

No tiene tratamiento definido se puede usar beta bloqueador labetalol, esmolol, clonidina.

Vacuna

Se debe iniciar la inmunización activa, porque la pequeña cantidad de toxina que produce la enfermedad no provocada inmunidad.

Medidas complementarias

Hidratación para combatir la perdida hídrica insensibles, y la restante que puede ser elevadas. Atención a las necesidades nutritivas incrementadas. Fisioterapia para evitar las contracciones. Heparina para prevenir embolias pulmonares. Se debe vigilar las funciones intelectual, vesical y renal.

Hay que evitar hemorragias digestivas y las ulceras de decúbito


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