Historia de la Fiebre Amarilla en Cuba y en las Americas. ¿Quien fue Carlos J Finlay?
Autor: Dr. Marco J. Albert Cabrera | Publicado:  14/02/2007 | Medicina Interna , Medicina Tropical , Enfermedades Infecciosas | |
Historia de la Fiebre Amarilla en Cuba y en las Americas. ¿Quien fue Carlos J Finlay? 4.

La enfermedad de Carroll hizo razonar a Lazear que las inoculaciones anteriores se habían practicado a pacientes en un estado en el que la fiebre amarilla no era transmisible. Por ello decidió llevar a la práctica el procedimiento aplicado antes por Finlay de que un mismo mosquito picara a diferentes enfermos, antes de llenarse con la sangre de personas sanas.

Fue el soldado William H. Dean el primer voluntario sometido a la inoculación experimental, realizada con resultados positivos por Lazear y Agramonte para confirmar la teoría de Finlay. El caso de Carroll no se consideró experimental; se expuso a la picada del mosquito con el único fin de alimentarlo con su sangre, pues él nunca creyó en la teoría de Finlay.

Después de obtener los resultados antes descritos con Carroll y el soldado Dean, Lazear continuó sus investigaciones con mosquitos contaminados en su afán de encontrar un germen causante de la fiebre amarilla. El 13 de septiembre, mientras mantenía un tubo de ensayo con un mosquito sobre el abdomen de un paciente, advirtió cómo otro mosquito que volaba en el local se posó en el dorso de su mano izquierda para llenarse con su sangre.

Cinco días después se manifestaron en él los primeros síntomas de la fiebre amarilla; el 19 ingresó en la tienda No. 118 de la sala reservada a las víctimas de la enfermedad y el 25 falleció a las 8:45 p.m.

Consciente de que la comunidad científica exigiría más pruebas que las resultantes de los casos positivos de Carroll, Dean y Lazear, Reed solicitó al General Leonard Wood, Gobernador General de Cuba, recursos para instalar una estación experimental con el fin de realizar una serie de pruebas, antes orientadas por Lazear, para demostrar de manera irrefutable la veracidad de la teoría del mosquito como agente transmisor. El gobernador, quien también era médico, no sólo accedió sino apoyó además el proyecto con toda su autoridad.

Por recomendación de Agramonte, Reed decidió ubicar la estación experimental en la quinta San José, el mismo lugar donde Finlay había encontrado desde 1883 en los padres jesuitas a la mayoría de los voluntarios que se ofrecieron a sus experiencias.

Se bautizó con el nombre de campamento Lazear, en honor al héroe desaparecido. Allí fue donde se rubricó, con pruebas concluyentes para el mundo de la ciencia, que los trabajos de Finlay eran la mayor verdad científica señalada hasta entonces.

En el campamento, constituido por siete casas de campaña militares, se prestaron a las pruebas 21 soldados. Seis miembros de las fuerzas estadounidenses y cuatro voluntarios españoles se dejaron picar por mosquitos infectados.

Los resultados de estos primeros experimentos no dejaron lugar para dudar que con las picadas del Culex mosquito se podían reproducir a voluntad los ataques experimentales de fiebre amarilla. No obstante, la comisión de Reed quiso determinar si el mal podía o no transmitirse por otros medios de contagio, a cuyo efecto comenzó otros ensayos. Para la realización de esta segunda parte de las pruebas, se construyeron dos pequeñas casetas de madera de 14 x 20 pies con dos minúsculas ventanas cada una.

La primera de ellas se denominó "caseta No. 1 o de los fómites", y a la segunda se le dio el nombre de "caseta No. 2 o del mosquito infectado". En la habitación, donde se instaló una estufa a temperatura tropical, se ubicaron tres catres y se introdujeron las sucias y mal olientes pertenencias (sobre todo ropa de uso personal y de cama) de las víctimas de la fiebre amarilla. Estos voluntarios pasaron la prueba, sin que ninguno llegara a contraer la fiebre amarilla. Así se desestimó la posibilidad de que los fómites portaban la enfermedad y de paso se obtuvo otra prueba de lo desacertado de la teoría de Sanarelli.

Por su parte, la caseta No. 2 se dividió en dos partes separadas por una tela metálica fina. En un lado, el soldado Moran permaneció poco más de una hora acostado en un catre y con su cuerpo expuesto a las picadas de 15 mosquitos infectados, que volaban libres en el local. Su estancia allí tuvo por resultado que contrajera la enfermedad, mientras otros voluntarios que permanecieron varias horas al otro lado de la tela metálica, donde no había mosquitos, se mantuvieron indemnes.

Seguidas a estas pruebas incontrovertibles, se hicieron otras más, a las que se sometieron 12 voluntarios americanos y españoles. Los cuatro primeros de esta relación se prestaron a los trabajos experimentales de Carroll con el empleo de sangre total de fiebre amarilla, que luego les fue inyectada. Carroll hizo otras con suero fresco de sangre de casos de fiebre. Por último, realizó también la experiencia con sangre desfibrinada sin calentar.

Según Agramonte, los experimentos llevados a cabo en el campamento Lazear por la comisión presidida por Reed, confirmaron definitivamente los postulados de Finlay en relación con el origen y el desarrollo de las epidemias de fiebre amarilla, sobre todo en lo referente a su manera de propagación, a su período de incubación y a su gravedad relativa.

En realidad, los aportes más significativos fueron, por una parte, la demostración de la necesidad de un período mínimo de 12 días para que el mosquito sea capaz de transmitir el germen infeccioso, después de picar a un paciente de fiebre amarilla y, por otra parte, descubrir que el agente productor de la enfermedad es un virus filtrante, pues puede pasar a través de filtros de porcelana, por donde no circulan las bacterias más pequeñas.

Esta estación experimental, que funcionó desde el 20 de noviembre de 1900 hasta el 7 de febrero de 1901, no se volvió a mencionar hasta después de transcurridos 40 años.

Desde que se instauró la efemérides del 3 de diciembre, se han hecho tradicionales los actos de recordación a la obra de Finlay en muchas naciones. Entre todas las actividades solemnes que anualmente se celebran en honor al sabio, sobresalen de modo particular las "Oraciones Finlay" que desde 1933 tienen lugar en la antigua Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana (hoy día Museo de Historia de las Ciencias Carlos J. Finlay).

Otro 3 de diciembre, el de 1952, se inauguró un hermoso parque, en cuya área central se destacaba el histórico monumento. Se bautizó el lugar con el nombre de parque Lazear y se ratificó el compromiso de preservarlo, por cuanto allí se resumen los esfuerzos de quienes, con Finlay a la cabeza, tuvieron la gloria de vencer a la fiebre amarilla. (5)

Tomando como base el año de introducción de la fiebre amarilla en nuestro país el de 1620, vamos a realizar un estudio cronológico de las principales epidemias que se sucedieron en el tiempo y alguna información de la endemia habitual de casos y de fallecidos.

Siglo XVII
Año Epidemia
1621 La Habana (fiebre amarilla o paludismo)
1649 La Habana Terrible epidemia. Mortalidad: 121,72/100 000 h.
1652 La Habana
1654 Toda la Isla
1658 San Salvador de Bayamo
1693 La Habana
1695 Santiago de Cuba


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