Sentimientos de la enfermera ante el embarazo a temprana edad
Autor: Yomari Machado | Publicado:  11/04/2012 | Enfermeria , Articulos | |
Sentimientos de la enfermera ante el embarazo a temprana edad .5

Esa es una cara, la otra, cuando ocurre el embarazo en la adolescente que no es deseado o intencional. La maternidad es un rol de la etapa de la vida adulta y cuando sobreviene en una etapa vital como la adolescencia, la joven no puede desempeñarse adecuadamente en ese rol, el proceso se verá perturbado en diferentes grados. Así, García Sánchez M. y Colb. (2000) define el embarazo en la adolescente como “la gestación que ocurre durante los dos primeros años de edad ginecológica y/o cuando la adolescente tiene la total dependencia social y económica de la familia parental (p.189). Por tal motivo, la adolescente pude adoptar diferentes actitudes que van a depender de su historia personal, de su contexto familiar y social.

Es así, que en las adolescente menores de 15 años al impacto del desarrollo puberal, se suma en el que toda mujer produce el embarazo. Se ven muy acentuados los temores, se vuelven muy dependientes de su propia madre y no hay lugar para una pareja, aunque esta exista en la realidad. Asimismo en la adolescencia media de 16 a 18 años en que se está estableciendo la identidad de género, tienen temor por los dolores del inminente parto, pero también aparecen los temores por la salud de su futuro hijo y adoptan actitudes de autocuidado hacia su salud y la del futuro hijo (a).

De allí, que la enfermera a través del cuidado enfermero puede promover la adopción del rol materno, este abordaje permite un cuidado integral holístico de la joven durante la etapa de la gestación. En esta etapa, la enfermera debe contribuir a fortalecer el autoestima y el autoconcepto de la joven madre y la relación padre-madre con el hijo por nacer desde la vida intrauterina de igual forma, promover la flexibilidad de los roles. De allí que el cuidado materno debe trascender al enfoque reproductivo y abordar el cuidado de la joven embarazada en forma holística, integrando las dimensiones biológicas, psicológicas, espiritual, social y culturales. Estas dimensiones son importantes para lograr el equilibrio en las mujeres gestantes y por ende su salud.

Es importante acotar que desde la dimensión Biológica, la gestación provoca una serie de cambios en el organismo, los cuales implican riesgos para su salud. El cuidado materno permite determinar las necesidades de atención de la gestante y establecer las acciones de promoción de la salud y prevención de las enfermedades, reduciendo la morbimortalidad materna y perinatal. Por lo que es preciso que a través del cuidado materno se efectúen mecanismos que garanticen la detección y captación temprana de las gestantes, para intervenir y controlar oportunamente los factores de riesgo.

Por tal motivo, la enfermera desde el escenario de la consulta prenatal debe influir para la gestante adolescente reconozca las prácticas de cuidado para sí misma y para el hijo por nacer; favoreciendo de esta forma la sensibilización y toma de conciencia y así mantenga aquellos cuidados que son beneficiosos para su salud una vez establecidos por la enfermera. En lo que respecta a la dimensión Psicológica, considero que es la etapa donde la joven embarazada se vuelve más sensible, más emocional, transformando la vivencia de la preñez en una experiencia única, diferente para cada mujer y para cada gestante.

En esta fase el cuidado se debe fundamentar en el amor, teniendo en cuenta que esta fuerza es creadora, transformadora y sanadora. Por lo que se debe ayudar a la adolescente embarazada a promover su autoestima, así amar a su hijo. Teniendo en cuenta que la relación enfermera/gestante es reciproca, la enfermera debe fortalecer su autoestima y su capacidad para poder brindar un cuidado que incluya la dimensión emocional como parte esencial de la salud y vida. La enfermera debe promover el rol maternal en el control prenatal incluyendo no solo a la madre sino también al padre, durante la etapa de gestación.

Para la dimensión Espiritual, la enfermera debe tener presente que ésta surge de nuestra esencia divina, del cuerpo-mente, que es la verdadera matriz invisible de la salud; por lo que creo que el cuidado de enfermería es una experiencia que se vuelve transcendental cuando hay coherencia en lo que se piensa, se habla, se siente y se hace, cuando desarrollamos este cuidado con amor, cuando la interacción enfermera-madre-padre-hijo permite el desarrollo espiritual. En el cuidado materno, la creencia es un ser supremo para la enfermera, la madre y el grupo familiar, se constituye en una fuente invaluable para enfrentar los miedos, para abordar la vida cotidiana, y las dificultades.

En el caso que me ocupa no es menos importante la dimensión Social, y que por naturaleza el ser humano es social y, la gestación en la adolescencia tiene grandes implicaciones sociales, a su vez el entorno social influye sobre ella, por lo que la familia juega un papel importante ya que esta es la fuente principal de apoyo. Este apoyo es necesario para satisfacer la mayoría de las necesidades psico-emocionales de la adolescente durante la gestación, como son seguridad, afecto, confianza, pertenencia y aprobación. Allí, en el cuidado materno la enfermera debe implementar estrategias para mantener el apoyo social, a través de la comunicación, el apoyo afectivo, contacto físico, el acercamiento, favoreciendo la expresión de sentimiento y la empatía.

En la dimensión cultural, la enfermera debe reconocer como la gestante se cuida durante la gestación; permite promocionar un cuidado materno más comprometido con las necesidades, realidades y cotidianidad de la madre. Por todo lo antes expuesto menciono a Mercer quien citada en Marriner, (1999), vincula su teoría, con los conocimientos necesarios para perfeccionar la práctica diaria mediante la descripción, explicación, predicción y control de los fenómenos, y en su teoría adopción del rol maternal utilizada la práctica de enfermería como marco para el cuidado materno, lo que le permite valorar, planificar, implementar y evaluar las acciones de enfermería prestada a la madre y a sus hijos.

Los sentimientos

Todos estos cuidados a la madre adolescente están establecidos entre otras cosas por los sentimientos de la enfermera en su rol de cuidadora cuando aborda a la joven madre. Ahora bien al hacer la diferencia entre emociones y sentimientos, me pregunto si todo sentimiento procede de una emoción. ¿Por qué, a veces, nos sentimos tristes, eufóricos o melancólicos sin encontrar una causa clara de este sentimiento actual? Nuestras emociones parecen tener causas claras, ocurren en momentos determinados y como hemos visto resultan o bien de la presencia de ciertos estímulos que provocan en el organismo una respuesta emocional, o bien de evaluaciones cognitivas de situaciones concretas.

De este modo comenzamos a darnos cuenta, a ser conscientes, de lo que pasa, durante este proceso de comprobación es probable que nuestro curso de pensamiento siga ocurriendo continuamente, lo que parece que produce una extraña disociación. En cualquier caso, esa verificación continúa, es lo que denominamos sentimiento. Visto así, el sentimiento es el resultado de la yuxtaposición de la imagen mental que provocó la emoción y consecuentemente los cambios corporales que sentimos con la experimentación de tales cambios. Más sencillo, un sentimiento es la yuxtaposición de una imagen del cuerpo junto con otra imagen de una cara, una melodía, un sabor, en general aquello que provocó la emoción. Decimos yuxtaposición porque ambas imágenes no se mezclan, no se fusionan, sólo se combinan.

Esto es una descripción hipotética de los constituyentes de los sentimientos, pero, para mayor complejidad, a la hora de sentir un sentimiento debemos incluir otros elementos y factores. Al sentir un sentimiento hacemos correlaciones entre la representación actual del cuerpo y las representaciones neurales que constituyen el yo. Porque nuestro cerebro posee igualmente una representación del yo en la que no vamos a entrar en este momento, pero que resulta fundamental en la creación de la conciencia.

Por otra parte, los sentimientos marcan el enlace de las facultades espirituales con el sujeto humano, los sentimientos son procedentes de ciertas direcciones del pensamiento, sobre ciertos rasgos de la conducta, a los que suelen acompañar entre los sentimientos, los actos de la inteligencia y de la voluntad. De ahí, que la importancia de los sentimientos reside sobre todo, en su relación con la inteligencia y la voluntad, y no simplemente como procedentes suyos, sino como derivados de las dimensiones activas del ser humano. Al mismo tiempo existen niveles del sentimiento inferiores y superiores. Los sentimientos inferiores son sensibles y orgánicos (una conmoción somática del organismo) y sentimientos superiores como el conocimiento (intelectual) y lo intelectual (lo verdadero).

Estos surgen de la relación temporal entre sujeto y objeto. En el caso que me ocupa, los sentimientos de las enfermeras al abordar a la embarazada adolescente, deben estar conectados con la ternura, el afecto, la comprensión y el respeto hacia la dignidad de la adolescente como persona. Desde esta cosmovisión, para hablar de “ternura como sentimiento” debo hacer referencia a lo que se siente, se ve y se dice pensamientos y reflexiones vinculadas con una persona; vista así las cosas, la enfermera siente ternura hacia la adolescente embarazada porque se siente comprometida con su salud y la de su hijo, es capaz de ponerse en su lugar y experimentar su estado interior.

La ternura es una actitud afectiva interior y no se limita a las manifestaciones externas, que pueden ser puramente convencionales; por el contrario, siempre es individual, interior e íntima, las manifestaciones de ternura sirven para satisfacer sobre todo las necesidades de afectividad, que tanto se percibe en la embarazada adolescente. Para tratar el “afecto como sentimiento”, lo debemos reconocer como todo comportamiento de ayuda a otra persona; es decir, el afecto es una necesidad primaria humana. En este aspecto puedo señalar que el acto de ayuda y/o afecto implica una ganancia de energía en quien recibe la ayuda como es la embarazada adolescente la cual amerita recibir este afecto dada la situación en que se encuentra.


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