El Curare en Venezuela visto por un misionero, un naturista y un cientifico
Autor: Dr. Daniel J. Sanchez Silva | Publicado:  13/06/2007 | Historia de la Medicina y la Enfermeria , Anestesiologia y Reanimacion | |
El Curare en Venezuela visto por un misionero, un naturista y un cientifico 2.

Además de las obras conservadas, incluyendo tres informes sobre los lindes de la misión jesuita y unas catorce cartas, Gumilla compuso una gramática y vocabulario de la lengua betoye, un tratado médico y cuatro mapas, uno de ellos incluido en varias ediciones del Orinoco Ilustrado.


Obras: El Orinoco Ilustrado. Historia natural, civil y geográfica de este gran río y de sus caudalosas vertientes: govierno, usos y costumbres de los indios sus habitantes... (Madrid, 1741). "Informe a S.M. sobre impedir las hostilidades que experimentan las colonias del gran río Orinoco" en A.B. Cuervo, Colección de documentos inéditos sobre la geografía y la historia de Colombia (Bogotá, 1893-1894) 3:483-497. El Orinoco ilustrado y defendido (Caracas, 1963). Escritos varios (Caracas, 1970) (6).


Otro aspecto que ha de señalarse del padre gumilla es que su obra no solamente es un documento fundamental para entender la historia y costumbre de las poblaciones a orillas del Orinoco durante la época colonial, Sino que también es un el primer documento cartográfico de aquella zona. Al estudiar su obra cartográfica, encontramos que fue copiada por otras personas, quienes la hicieron aparecer como suyas, quitándole el merito a su verdadero autor. El Croquis Gumillano  de 1732 se titula “Muestra del río Orinoco desde el río Caroní, e isla de Fajardo hasta el mar, bosquejado por un misionero de la compañía de Jesús después de novísima y exacta observación. Año 1732” (7). El cual representa una descripción bastante exacta de los asentamientos y misiones del Orinoco es un trabajo cartográfico de primer orden que luego será copiado por otros autores.

 

El Orinoco ilustrado

La edición príncipe de la obra mas famosa del padre Gumilla apareció en Madrid en el año de 1741 con el siguiente titulo: “El Orinoco Ilustrado, Historia natural, civil y geographica, de este gran Río y de sus caudalosa Vertientes: gobierno, usos, costumbres de los indios sus habitadores, con nuevas, y útiles noticias de Animales, Árboles, Frutos, Aceytes, Resinas, Yervas, y Raíces medicinales: Y sobre todo se hallaran conversiones muy singulares a nuestra santa fe, y casos de mucha edificación. Por el P. Joseph Gumilla, de la compañía de Jesús, Missionero y Superior de las Missiones del Orinoco, Meta y Casanare, Calificador y Consultor del Santo Tribunal de la inquisición de Cartagena de Indias, Examinador Synodal del mismo Obispado, Provincial que fue de su provincia del nuevo reyno de Granada, y actual procurador a emtrambas Curias, por sus dichas missiones y Provincia. Año 1741. Con licencia. En Madrid: por Manuel Fernández, Impresor de la reverenda Cámara apostólica, en su Imprenta, y librería, frente a la cruz de la puerta Cerrada” (8). El Libro de José Gumilla se publicó cuatro veces en el siglo XVII (1741, 1745, 1758, 1791), dos en el XIX (1882 y una sin fecha), cuatro en el XX (1944, ¿1945?, 1955, 1963). No es poca cosa para una obra científica. Porque José Gumilla Planteo un conjunto de problemas geográficos, de ciencias naturales de ciencias políticas y de filosofía moral. En el titulo que quiso definitivo, el de 1745, escribió ilustrado para significar esa dimensión que hoy llamaríamos de ciencia social, todo el complejo antropológico, historiológico etnográfico y politólogo. Añadió defendido porque ya desde entonces se planteo la necesidad de defender el territorio Guayanés. José Gumilla descubrió y civilizo nuestra Guayana. Vivió y murió con sus amigos los indios Venezolanos del Orinoco (9).


El curare en el Orinoco ilustrado

Luego de todas las anteriores consideraciones, llegamos al centro de nuestra discusión el cual es de cómo el padre José Gumilla un misionero entre los siglos XVII-XVIII vio el veneno llamado Curare y como lo plasmo en su maravillosa obra “El Orinoco Ilustrado”. Comencemos primeramente por el titulo del capitulo: “Capítulo XII Del mortal veneno llamado curáre: raro modo de fabricarle, y de su instantánea actividad” (10). Es aquí donde el padre Gumilla reconoce el poder venenoso del Curare y muestra su fascinación sobre el mismo.


“La Nación
Caverre, la mas inhumana, bruta y carnicera de quantas mantiene el Orinoco, es la maestra; y ella tiene el estanque del mas violento veneno, que á mi ver, hay en la redondéz  de la tierra. Sola esta Nación retiene el secreto, y le fabrica, y logra la renta pingue del resto de todas aquellas Naciones, que por sí, ó por terceras personas, concurren á la compra del curáre, que así se llama: véndese en unas ollitas nuevas, ó botecillos de barro” (11). Es aquí donde Gumilla pone de manifiesto sus conocimientos de geografía al ubicar una etnia del Orinoco y describir sus características sociales al referirse como la más inhumana y carnicera. Sobre todo le confiere el poder de fabricar el curare, el terrible secreto que le da su poder, de manera tal que las otras etnias acuden a comprárselo para subsistir en el arte de la guerra.


“No tiene sabor ni acrimonia especial: se pone en la boca, y se traga sin riesgo ni peligro alguno; con tal que ni en las encías, ni en otra parte de la boca haya herida con sangre; porque toda su actividad y fuerza es contra ella, en tanto grado, que tocar una gota de sangre, y cuajarse toda la del cuerpo, con la velocidad de un rayo, todo es uno. Es maravilla el ver, que herido el hombre levemente con una punta de flecha de curáre, aunque no haga mas rasguño, que el que hiciera un alfiler, se le cuaja toda la sangre, y muere tan instantáneamente, que apénas puede decir tres veces Jesús”
(12). He aquí otro hecho interesante hoy en día sabemos por farmacología que el curare no tiene sabor especifico y que no se absorbe por el tracto gastrointestinal, únicamente por vía sanguínea. En este aparte el padre gumilla hace gala de gran observador diciendo que solamente habrá daño si se ha producido una herida.


Es muy interesante la explicación que da Gumilla sobre la manera de actuar del curare cuando en una cacería matan a un mono y el padre gumilla enseguida le practica una autopsia encontrando al mono hipotérmico luego de haber sido muerto por una flecha envenenada por curare. Lo importante de esta consideración es quizás que es la primera vez que alguien intenta explicar el modo de actuar del veneno. “Corrí, aunque estaba cerca, y no hallándole calor en lo exterior del cuerpo, lo mandé abrir desde el pecho hasta abaxo, pero ¡oh prodigio grande de las causas ocultas que ignoramos! no le hallé rastro alguno de calor, ni aun en el mismo corazon. Al contorno de éste, tenia mucha sangre cuajada, negra y fria: en lo restante del cuerpo casi no tenia sangre, y la poca que le hallé en el hígado, estaba del mismo modo que la del corazon; y en lo exterior tenia una espuma fria algo naranjada, y colegí que el frio sumamente intenso del curáre enfria instantáneamente la sangre; y que ésta, á vista de su contrario, tira á refugiarse al corazon, y no hallando en él suficiente abrigo, se cuaja, hiela, y ayuda á que el viviente muera mas aprisa, sufocándole el corazon”(13). La manera de actuar del curare es a nivel de la placa neuromuscular impidiendo la contracción muscular. La victima fallece de asfixia mecánica. Sin embargo sabemos que la forma de mantener el calor es mediante la contractura muscular. Al producirse una parálisis de los músculos, estos no se contraen y provoca hipotermia, por tal motivo es muy valida y acertada esta observación de Gumilla.


Otra Observación Importante hecha por Gumilla es que al ingerir el animal muerto el veneno no se transmitía por sus carnes. Esto es debido probablemente a que el veneno ya había sido metabolizado y el animal había sido cocinado antes de ser ingerido. “Dexo otras ilaciones, que hice de la actividad del curáre para los curiosos, y voy á otra admiración; y es, que á mi vista hizo el Indio pedazos al mono, le puso en la olla, y le aplicó fuego; y la misma diligencia hiciéron los demás Indios con sus monos: mi reparo no era en que comiesen de aquella carne, ni por ser de mono, ni por ser muerta á veneno; lo que me admiraba era, que aquellos cuajarones de sangre envenenada, y que en sí contenia toda la actividad del veneno, tambien fuéron á dar dentro de las ollas, y despues á los estómagos de los Indios: híceles varias preguntas sobre la materia, y quedé tan satisfecho de sus respuestas, que ese dia comí de una de sus ollas el hígado, (que en lo sabroso puede competir con el del mas tierno lechon, si la hambre no me engañó,) y en adelante, en semejantes batallas con los monos, siempre pedia un hígado, para probar de los despojos” (14). Sin embargo no hay que olvidar que gumilla era ante todo un misionero que venia a evangelizar a los nativos del Orinoco y es por esto que lanza esta plegaria en contra del curare en su libro. “A vista de este inaudito y fatal veneno, y á vista de la gran facilidad con que todas las Naciones del Orinoco, y de sus dilatadas vertientes le consiguen, no puedo dexar de alabar la sábia providencia del Altísimo, y bendecir su paternal misericordia, por haber dispuesto, que no sepan bien aquellos bárbaros las invencibles armas, que tienen en su curáre; ni permita su Divina Magestad, que lo penetren, ni entiendan, para que puedan lograr la luz del Santo Evangelio…” (15).


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