El Curare en Venezuela visto por un misionero, un naturista y un cientifico
Autor: Dr. Daniel J. Sanchez Silva | Publicado:  13/06/2007 | Historia de la Medicina y la Enfermeria , Anestesiologia y Reanimacion | |
El Curare en Venezuela visto por un misionero, un naturista y un cientifico 4.

En el oriente, recorrió Cumaná  y sus alrededores, así como el golfo de Cariaco y la península de Araya; entre el 4 y el 23 de septiembre visitó el interior de la provincia de Cumaná;  estuvo en las misiones de los indios chaimas y pernoctó en el valle de Caripe. El 20 de noviembre llegó a La Guaira; había querido viajar por tierra de Cumaná  a Caracas, pero se lo impidió lo accidentado del camino y tuvo que hacerlo por mar. El viaje de La Guaira a Caracas en mula, le llevó un poco más  de 3 horas y admiró la buena conservación de la vía; hizo mediciones de la temperatura en el sitio llamado La Venta. Caracas, para la época de su llegada, contaba unos 40.000 habitantes. Humboldt y Bonpland fueron recibidos por el gobernador y capitán  general Manuel Guevara Vasconcelos, quien personalmente se ocupó de su alojamiento en una casa frente a la plaza de La Trinidad. Humboldt y Bonpland exploraron los alrededores de la capital y ascendieron a la Silla de Caracas el 2 de enero de 1800. De La Vega partieron hacia los valles del Tuy y de Aragua, pasando por Antímano, La Victoria, Turmero, Maracay hasta llegar a Valencia; hizo estudios, a su paso, del lago de Valencia y de las aguas termales de Mariara. Visitó Guacara y Valencia, de allí pasó a Las Trincheras, cuyas aguas analizó, hasta llegar a Puerto Cabello. De estas últimas localidades tomó rumbo a los llanos centrales; en Calabozo, conoció a Carlos del Pozo y Sucre, quien había realizado estudios de electricidad con instrumentos considerados similares a los que poseían los físicos europeos. Estudió los fenómenos eléctricos producidos por el temblador y se admiró al ver toninas a tanta distancia del mar, las cuales estudió en las aguas del río Apure. De San Fernando partieron hacia el Orinoco adonde llegaron el 5 de abril de 1800; pese a las fuertes lluvias y a los mosquitos, visitaron todos los poblados y misiones situados a la vera del río llegando hasta San Carlos de Río Negro. Estudió los grandes afluentes del alto Orinoco, así como las características singulares del caño Casiquiare. En este recorrido, observó la fauna, la flora, la hidrografía, los hábitos  indígenas, la elaboración del curare, la antropología cultural de las tribus orinoquenses. De La Esmeralda regresaron descendiendo el Orinoco, examinando algunos de los afluentes provenientes de la margen izquierda que remontaron en parte; observaron el comercio fluvial que desde el Orinoco se proyectaba hacia los afluentes que cruzan los llanos. Su regreso por vía fluvial culminó en Angostura, hoy Ciudad Bolívar, y de allí por los llanos de El Pao hasta Barcelona, en donde fletaron una lancha para regresar a Cumaná. De este puerto embarcó rumbo a La Habana y recorrió otros países de América: remontó el río Magdalena, visitando Nueva Granada, Ecuador y Perú; estudió el vulcanismo andino; viajó a México, Cuba y Estados Unidos.


El 9 de enero de 1804 se embarcó para Francia y finalmente llega a Europa por Burdeos el 30 de junio de 1804. Entre 1804 y 1827 Humboldt se estableció en París, donde se dedicó a la recopilación, ordenación y publicación del material recogido en su expedición, contenido todo él en treinta volúmenes que llevan por título “Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente” en el cual una buena parte se refiere a su permanencia en Venezuela. De entre los hallazgos científicos derivados de sus expediciones cabe citar el estudio de la corriente oceánica de la costa oeste de Sudamérica que durante mucho tiempo llevó su nombre, un novedoso sistema de representación climatológica en forma de isobaras e isotermas, los estudios comparativos entre condiciones climáticas y ecológicas y, sobre todo, sus conclusiones sobre el vulcanismo y su relación con la evolución de la corteza terrestre. En 1804 conoció y trató en París a Simón Bolívar. En 1805, Humboldt y Gay-Lussac partieron para Italia, recorriendo los Apeninos en compañía de Leopoldo de Buch, visitaron el Vesubio cuando ocurría una intensa erupción. En 1805, apareció su obra sobre la distribución geográfica de las plantas y en 1808 publicó su obra más preciada, “Aspectos de la naturaleza”. En 1808 preparó la primera edición de Cuadros de la naturaleza. En 1814 visitó Gran Bretaña, donde su hermano Guillermo había sido designado ministro plenipotenciario de Prusia. Durante la década de 1820, sostuvo correspondencia con el Libertador Simón Bolívar quien lo calificó de «Descubridor Científico del Nuevo Mundo». En 1822 acompañó al rey de Prusia al Congreso de Verona, visitando también Nápoles.  En 1827, volvió a Berlín, donde alternó sus servicios a la diplomacia prusiana con la redacción de su gran obra, “Cosmos”, en la que desarrolla la idea de una descripción integral de la Tierra como un organismo vivo en el que las múltiples estructuras y funciones conviven en armonía y cooperación. Entre noviembre de 1827 y abril de 1828 Humboldt ejerció como docente excepcional en la Real Academia de Ciencias de Berlín. Los temas tratados fueron los que constituirían su última obra, cuya redacción empezaría  en 1834. En 1829, por encargo del zar, acompañado por el mineralogista Gustav Rose y el zoólogo Christian Gottfried Ehrenberg efectuó un viaje por la Rusia asiática, en el curso del cual visitó Dzhungaria y el Altai. En el viaje conoció San Petersburgo; descubrió diamantes en las montañas Urales y llegó hasta la frontera con China, y cumplió así su sueño de viajar por Asia. Las experiencias de este viaje fueron consignadas en la obra Fragmentos de geología y de climatología asiática. En 1835 muere su hermano Wilhelm. Durante los últimos veinticinco años de su vida, se concentró principalmente en la redacción de "Cosmos" la cual consta de V tomos que se publicaron en los siguientes años: El tomo I (1845);  tomo II (1847);  tomo  III (1850);  tomo IV (1858) y tomo V (póstumo 1862); el cual es una monumental visión global de la estructura del universo. Tras haber gastado toda su fortuna, Humboldt murió 6 de mayo de 1859 en Berlín; a los 90 años de edad, sin dejar descendientes y sus restos fueron sepultados en el panteón de Tegel. (18)(19)(20)(21)

 

Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente

Humboldt permanece en América desde 1799 hasta 1804, y en estos cinco años recorre más de 64000 kilómetros. En junio de 1799 llega a Venezuela. En el 1800 viaja a Cuba, en 1801 a Cartagena de Indias y a Bogotá, en 1803 a Acapulco y, en el mismo año, vuelve a La Habana y de ahí se dirige a Filadelfia y a Washington. El 3 de agosto de 1804 llega a Burdeos. Como resultado de su viaje publica numerosas obras, pero sin duda la más importante es la compuesta por 30 volúmenes, 20 en folio y 10 en cuarto, titulada Voyage aux régions équinoxiales du Nouveau Continent fait en 1799, 1800, 1801, 1802, 1803 et 1804 par Alexandre de Humboldt et Aimé Bonpland, redigé par Alexandre de Humboldt, en la edición Rosa, París, de 1822, y conocida en español en su traducción como Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente. Sólo en estos volúmenes se hace la descripción de más de 60000 especies de plantas y animales, casi todas hasta el momento desconocidas. Y en cuanto a Cuba se refiere, publica, por primera vez, el mapa original de Juan de la Cosa, que hoy forma parte de la colección del Museo Naval de Madrid. (22)

 

Cuando se trata de comparar la obra de Humboldt con la geografía del siglo XX nos damos cuenta que no se puede medir bajo parámetros actuales. Él era un hombre universal, quizás el último de ellos, capacitado para ver continentes enteros como su campo de estudio. La vastedad de su formación, que incluía economía política, finanzas, matemáticas, ciencias naturales, botánica, física y geología, le permitía analizar un paisaje o cuadro de la naturaleza, en cualquier aspecto. Como dice Horacio Cepel en su Filosofía y ciencia en la geografía contemporánea, "Humboldt no se consideraba a sí mismo un geógrafo, sino más bien un físico, un naturalista, un químico, un botánico. Él mismo definió el proyecto científico que lo condujo a América como una empresa ideada con el designio de contribuir al progreso de las ciencias físicas, y consideraba que la publicación de su trabajo podía ofrecer interés para la historia de los pueblos y el conocimiento de la naturaleza". En los estudios donde el gran investigador se reconoce más como geógrafo es en los trabajos cartográficos y en las relaciones analíticas de viaje, especialmente en su“Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente”, el Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España y el Ensayo político sobre la Isla de Cuba. Por el contrario, su Geografía de las plantas se acerca más a la botánica que propiamente a la geografía.

Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente
, en los años de 1799 a 1804 continúa siendo hasta hoy en día uno de los libros fundamentales para el estudio de la Orinoquia y la Amazonia y, en menor medida, de los Andes. La parte geográfica se complementa con el Atlas geográfico y físico y con el Atlas pintoresco. Con dicha obra se inician los estudios sistemáticos de los trópicos cercanos a la línea del Ecuador (equinocciales) que, por carecer de estaciones propiamente dichas, ofrecen características de una gran complejidad en cuanto la distribución horizontal y vertical de las plantas, los animales y el hombre. Humboldt y su compañero de viaje, el botánico Aimé Bonpland, recogieron muestras de todo tipo y tomaron centenares de miles de notas que luego sirvieron para que un verdadero ejército de sabios franceses y alemanes trabara durante más de medio siglo para ordenar, catalogar y clasificar esa montaña de materiales. Sus amigos, los físico-químicos Francois Arago y Joseph-Louis Gay-Lussac colaboraron en discutir sus descubrimientos sobre química de aguas, presión atmosférica y metodología de altura; los botánicos Karl S. Kunth y K. Willdenow ayudaron, junto con Bonpland, en la clasificación de aproximadamente 60.000 especimenes de plantas, de las cuales 6.300 resultaron nuevas para la ciencia, y los grandes biólogos Cuvier y Lamarck discutieron sus descubrimientos sobre historia natural y zoología. Estos y otros muchos sabios colaboraron para que este trabajo resultara un prodigio científico que sigue ofreciendo respuestas a numerosos interrogantes americanos.


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