El deber de información es uno de los deberes sanitarios que mas se viola, pues la información al paciente suele ser mínima, cuando se trata de un derecho esencial. Velar por la salud es un compromiso de todos y está consagrado en la mayoría de Estados sociales y democráticos de derecho y en cabeza de todas las personas desde el momento de la concepción hasta en el que dejamos de existir.
El intrusismo es un fenómeno, que puede ser entendido como “El ejercicio de actividades profesionales por persona no autorizada para ello” (1), es una realidad que posee en la actualidad una importante repercusión social, la que se ve incrementada por la falta de reglamentación de las especialidades médicas, como suele ocurrir en el contexto latinoamericano.
La globalización como fenómeno mundial, ha conllevado al auge de las migraciones profesionales, con lo cual, un número considerable de profesionales en distintos campos se desplazan a diferentes países, para ejercer su oficio o profesión. En la gran mayoría de los supuestos, poseen títulos legales e idóneos para ejercerla, pero en sus respectivos países, por ello precisan de la respectiva homologación o convalidación de sus estudios para poder desempeñarse en el exterior.
La actividad médica se enfrenta a numerosos desafíos propios de la denominada sociedad del riesgo. Fenomenología frecuentemente vinculada con la actividad productiva derivada de los desarrollos científicos y tecnológicos. Estos riesgos son percibidos con mayor facilidad por los usuarios del servicio de salud, pues el paciente posee más conciencia ciudadana en torno a los Derechos sociales que les corresponde. Este cambio de mentalidad, obedece a la evolución de la relación médico-paciente, esto es, el cambio de un modelo paternalista propio de la cultura hipocrática, al actual paradigma de la autonomía de la voluntad.