Argumentos epistemologicos sobre el paludismo
Autor: Dra. Raysa Mendoza Faget | Publicado:  14/02/2008 | Enfermedades Infecciosas , Medicina Preventiva y Salud Publica , Medicina Tropical | |
Argumentos epistemologicos sobre el paludismo

Argumentos epistemológicos sobre el paludismo. Santa Clara 2007.

Raysa Mendoza Faget, Médico Veterinario Especialista en Zoonosis. Unidad Municipal de Higiene y Epidemiología.

Lidia Esther Abrahantes Hernández, Especialista de Segundo Grado en MGI, Master en APS, Centro Municipal de Prevención del VIH SIDA en Santa Clara.

Katia Rodríguez Niebla. Especialista en MGI, Master en Sexología, Instituto Superior de Ciencias Médicas.

Marta Alonso Cofiño, Especialista de Primer Grado en Higiene y Epidemiología, Master en Enfermedades Infecciosas, profesora Asistente, Instituto Superior de Ciencias Médicas, Facultad de Medicina.

Unidad Municipal de Higiene y Epidemiología. Santa Clara. Villa Clara.

 

Malaria, paludismo, fiebres palúdicas, fiebres intermitentes, fiebres veraniegas, son nombres distintos para una misma enfermedad. El nombre de Malaria fue dado en Italia en 1847 por Torti, porque se creía que era causada por el "aire malo" (en italiano, mal aria) o "miasmas" que se desprendían de las aguas estancadas y de los terrenos pantanosos; y el de Paludismo o fiebres palúdicas, porque las fiebres predominaban entre los pobladores de las zonas cercanas a pantanos, cuyo nombre en italiano es "palude" y en latín "palus". El nombre de Fiebres Veraniegas se debe a que en Panamá eran más frecuentes y se generalizaban a la terminación de la estación lluviosa y al principio de la sequía.

En fábulas y leyendas griegas, se habla de monstruos misteriosos que salían del fondo de enormes pantanos, envueltos en neblinas pestilentes, lo que a fin de cuentas no era más que un simbolismo de la potencia destructora de la malaria. Hércules, dando muerte a la Hidra de Lerma, monstruo de siete cabezas, simboliza para algunos autores el más antiguo trabajo de saneamiento antipalúdico, ya que el monstruo era un pantano abastecido constantemente por fuentes de agua y que Hércules sólo pudo eliminar excavando canales, desviando el río Alfeo y cortando malezas. Livio, Galeno, Celso, Varrón, Vitrubio y Columela describieron perfectamente la enfermedad desde la más remota antigüedad, e Hipócrates se refiere en sus escritos a las fiebres palúdicas (aún no se le conocían con este nombre) clasificándolas en tres grupos: cotidianas, ternarias y cuaternarias, reconociendo la influencia de las estaciones, las lluvias y las aguas estancadas en la proximidad de los pueblos. Platón, 184 años A.C., hace referencia del bazo abultado de los enfermos de malaria.

El parásito productor del paludismo fue descubierto con la ayuda del microscopio por el médico francés Charles Louis Alphonse Laverán en el hospital militar de Constantine (Argelia) el día 6 de noviembre de 1880. Al principio creyó que se trataba de un alga a la que llamó Oscillaria malariae, sin embargo rectificó luego denominando al parásito hematozoario. Laverán marchó a Italia y convenció de su descubrimiento a los malariólogos Marchiafava y Celli, quienes erigieron el género Plasmodium. En 1897, Welch descubrió el Plasmodium falciparum productor de la forma tropical y en 1922, Stephens encontró el Plasmodium ovale en el África Oriental. El ciclo evolutivo se descubrió gracias a Sir Ronald Ross (1857-1932) médico inglés quien en 1898 demostró el papel del mosquito intermediario (no lo ubicó taxonómicamente) en el ciclo del paludismo en aves (gorriones y alondras), obteniendo el premio Nobel en 1902 por sus descubrimientos; sin embargo fue el zoólogo italiano Gian Batista Grassi quien demostró el papel del mosquito como transmisor de la malaria en los humanos, señalando que el insecto del género Anopheles es el único vector del paludismo. 1

Las investigaciones de Laveran, Ross y Grassi sobre el ciclo biológico de Plasmodium sp., y su transmisión por Anopheles sp., permitieron en el siglo XX la lucha contra la enfermedad. Los primeros tratamientos contra el paludismo se basaron en las cualidades febrífugas de la corteza del árbol de la quina (Cinchona sp.) utilizada desde 1638. El aislamiento por Pelletier y Caventou en 1820 de los alcaloides de la quina, quinina y cinconina y posteriormente de sus derivados, permitió eliminar al hombre enfermo como fuente infectiva.

Antes del triunfo de la revolución la Malaria en Cuba constituyó un importante problema de salud. Existían subregistro en la recogida de información por los servicios de Sanidad Pública. Pero existe una primera referencia que en 1620 ocurrió en la Habana una epidemia de "fiebres perniciosas", En 1830 se ingresaron en la Habana 723 casos de "fiebres intermitentes" y Con la inmigración de trabajadores de Jamaica y China se produjo un incremento de la enfermedad del 1914 al 1921.2, 3,4

En los años 1922 y 1923, según los estudios de José Martínez Fortún, se señala a Oriente como una zona endémica con cifras elevadas tanto de enfermos como de muertos. 3,4 En 1935 el gobierno cubano trabaja de conjunto con la Fundación Rockefeller en el reconocimiento general de la Malaria y el estudio de esta. Este estudio comenzó en 1936 y se extendió hasta 1942, donde se llegaron a varias conclusiones:

- Enfermedad endémica en la provincia de Oriente.

- Plasmodium más frecuentes: falciparum y vivax.

- En Cuba existían cinco especies de Anopheles (no se identificó entonces al walkeri).

A pesar de esto siguieron existiendo casos en el país, sin que se llevara a cabo ningún programa de control y mucho menos de erradicación. 4

En 1959, después del triunfo de la Revolución, al comenzar sus actividades el Sistema Nacional de Erradicación del Paludismo, fue necesario precisar la verdadera situación malárica del país, para lo que se realizó una encuesta epidemiológica y entomológica (mayo de 1959 a marzo de 1960), que delimitó el área palúdica, las condiciones de transmisión y la susceptibilidad de los mosquitos Anopheles a los insecticidas. Se precisó que el área malárica correspondía a la provincia de Oriente, más el barrio Álvaro Reinoso de Nuevitas, esta área ocupaba una extensión de 37.502 Km2, donde vivían 1.874.524 habitantes, que eran el 28% de la población del país, contaba además con 8831 localidades que tenían 403 302 viviendas y locales. 4

La fase de ataque se comenzó en enero de 1962, la de consolidación se inició en 1966. En 1970 se pasó a la fase de mantenimiento a la totalidad del área malárica. 5 La Organización Mundial de la Salud otorgó a Cuba el Certificado de Malaria Erradicada en noviembre de 1973, el último caso autóctono fue notificado el 28 de junio de 1967, en la localidad Jobo, del área de salud Nicaro, dirección provincial Oriente Norte. 3,4,6

A partir de 1968 los casos reportados en el país son importados, a finales de los años 60 y en la década del 70, el número se incrementó significativamente, al ampliarse la colaboración cubana con varios países del continente africano se destacan Angola, Mozambique y Etiopia. De esta forma en las décadas del 70 y el 80 se reportaron brotes de paludismo introducido, siendo los años de mayor número de brotes los siguientes: 1980 se reportaron 8 brotes, 1981 se elevó a 20,1982 con 8 brotes, 1984 con 7, 1985 se reportaron 18, 1986 se incremento hasta alcanzar 37 y en 1987 se reportaron 11 brotes, desde entonces a la fecha, el número de brotes en el país ha decrecido. 3



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