Las extrasístoles son frecuentes en muchas personas. Otra cosa es que gran parte de ellas no tiene conciencia de que les dan, les pasan absolutamente desapercibidas o les restan importancia de manera casi automática. Por ejemplo, la expresión "me da un vuelco el corazón" está a la órden del día en el lenguaje coloquial, y hace referencia exacta a un extrasístole.
De la forma en que vivamos un episodio de extrasístoles, va a depender cómo las afrontemos en el futuro.
Siempre es muy recomendable poner en conocimiento del cardiólogo cualquier anomalía del ritmo cardiaco que experimentemos, pero una vez descartadas posibles patologías, no hay por qué obsesionarse con ellas. Si hemos estado durante mucho tiempo sintiéndolas en secreto, antes de acudir al médico, es posible que a pesar de que el juicio clínico sea favorable, tengamos reticencias a creer que son inofensivas. En tal caso, el camino es la desensibilización progresiva, estableciéndose pequeños logros, hasta llegar a dominar nuestros pensamientos negativos.