Otros 3 problemas muy importantes que tengo son que juzgo muy duramente a las personas, lo que me lleva a otro dos problema que es son la polarización de sentimientos y la tiranía, conmigo no existen puntos intermedios o tonalidades en gris, es blanco o es negro. Eso a lo largo de mi vida ha hecho que pierda gente muy importante a pesar de existir un cariño muy grande por ellas. Y eso incluye tanto amigos de muchos años, como familiares cercanos. O los quiero infinitamente o los odio de la misma manera.
Tiranizo a mi familia, porque los juzgo y los castigo de acuerdo a mis estándares de bien y mal, eso incluye la discusión racional, en la cual nunca hay los argumentos suficientes de su parte para refutar mis puntos, eso hace que siempre “triunfe” y entonces la racionalidad se convierta en la bandera a la que me aferro para justificar mi conducta, cuando quizá lo que debería hacer es incluir la parte emocional, aquella que me debería mover a decir: “La regaste, pero hay que saldar las diferencias porque te quiero”. Por consiguiente, como la razón me asiste, no acepto ningún comentario que pretenda hacerme cambiar de parecer, aunque sea mi propia madre la que lo haga.
He roto relación con la mitad de mis hermanos, por lo menos los últimos 8 años de mi vida, puedo encontrarlos en la calle, puedo estar formada atrás de ellos en la fila de un banco y son completamente extraños para mi. Y lo más terrible es que no me importa, no pienso en ellos jamás, y cuando los veo lo único que viene a mi mente es la situación por la que se rompió la relación y renace la sensación negativa como si hubiera sido ayer.
Del resto de mi familia con la que mantengo relación, esta es tensa y no fluye natural, tratan de buscar la manera de tratarme para no despertar al demonio que llevo por dentro. Esa percepción de mí no me gusta, pero no puedo cambiarla.
Igual ha sucedido con amigos importantes. En descargo debo decir que de la misma manera que juzgo a la gente, también lo hago conmigo misma, vamos me mido con la misma vara con la que los mido a ellos, y yo soy la más cruel de mis críticos.