Obliga a tu novio a que sin timidez te muestre su pene bien erecto. Según el largo del prepucio o como le agrade llevarlo, puede tener cubierta la punta, asomándose o bien descubierta. Tu misma agárrale el pene y sin temor, baja con fuerza toda su piel lo más que se pueda. Debe quedar expuesta la parte interna del prepucio mostrando el frenillo atado al glande que al estar bien pelado, no debe torcerse ni tener tenso el frenillo.

Si esto sucede, sin duda tiene corto el frenillo. Hay casos en que no se puede ni siquiera bajar la piel más atrás del borde del glande. No pretendas que te lo introduzca en esa condición, pues puede producirse una hemorragia muy desagradable al desgarrarse ese pellejo.

Si tu novio ya es mayor edad, que acuda de inmediato con un urólogo responsable para que lo examine y le elimine el frenillo. Es tan sencilla la frenectomía que en esa misma consulta le solucionará su problema.