Más vale prevenir que curar, y esto se aplica a todo el organismo. Una boca sana, a partir de una dieta correcta (alimentos ricos en vitaminas, minerales, grasas, carbohidratos, proteínas y fibras), garantiza que todo el cuerpo se beneficie y no se quede indiferente. Y luego visitas regulares al dentista, de 2 a 3 revisiones regulares al año te permitirán monitorear la situación de tu boca.