Su tratamiento es fundamentalmente quirúrgico. No obstante, dependiendo de las circunstancias de la paciente (edad, embarazo), las características del mioma (tamaño, localización) y el cuadro clínico (sintomatología), en algunos casos se puede optar por una actitud más conservadora y recurrir al tratamiento médico o a una conducta expectante.

El tratamiento farmacológico se basa en la supresión de estrógenos, o de sus efectos, para disminuir los síntomas y el tamaño del tumor. Este tipo de tratamiento está indicado en aquellos casos en los que debe evitarse la cirugía, o bien, para disminuir el riesgo potencial del tratamiento quirúrgico.

Entre los fármacos con efecto antiestrogénico se encuentran los análogos de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH).