Me alegro que tengas un corazón sano. Ya sabes que, en ese caso, el trastorno de las extrasístoles se reduce a una afección benigna sin complicaciones orgánicas. Otra cuestión es: cómo sentimos cada uno de nosotros esos latidos extraños y la importancia psicológica que le damos. En eso aspecto, como en tantos otros, cada persona es distinta. De forma frecuente se presenta una cierta angustia, que yo creo estaría relacionada con el hecho de no saber qué nos puede pasar. Luego, cuando pasa la crísis, constatamos que es una alarma infundada porque nos volvemos a sentir bien, pero, curiosamente, no quedamos "vacunados" para el siguiente episodio. Es como si cada vez que tuviéramos un ligero dolor de cabeza, nos angustiáramos pensando en que pueda ser un tumor cerebral. Por eso, es importante acabar de raíz con los pensamientos negativos que nos invaden cuando tenemos los síntomas, para no retroalimentar nuestros miedos.
Créeme, canety: de poco vale lamentarse porque tengamos un corazón "rarito"; es mejor aceptarlo tal como es, al fin y al cabo, es el único que tenemos. Y también nos da muchas alegrías.
Animo y un abrazo.