Endoscopia. Diagnosticos endoscopicos en pacientes con trastornos dispepticos
Autor: Dr. Fernando Manuel Medina Menéndez | Publicado:  28/06/2008 | Gastroenterologia | |
Endoscopia. Diagnosticos endoscopicos en pacientes con trastornos dispepticos.2

Diversas son las indicaciones de la endoscopia en la práctica médica , tomando el estudio el nombre del segmento en estudio: esofagoscopia, gastroscopia, duodenoscopia y panendoscopia, por ejemplo: disfagia, pirosis mantenida o rebelde al tratamiento, dolor torácico no cardiovascular, estudio, sospecha y seguimiento de procesos neoproliferativos, diagnóstico de varices esofágicas, dilataciones y cauterización, seguimiento y sospecha radiológica (estenosis, defecto de lleno), biopsia, citología, tinción, eco endoscopia, estudio de enfermedades sistémicas (colagenosis, diabetes mellitus), trastornos motores (acalasia, gastroparesia), epigastralgia de etiología no precisada y/o rebelde al tratamiento, síndrome emético mantenido o síndrome pilórico (intrínseco o extrínseco), úlceras gastroduodenales, sangramiento digestivo alto, operados gástricos, anemia de etiología no precisada, hepatopatías crónicas, test de ureasa en el diagnóstico de Helicobacter pylori y estudio de la papila de Vater (14,15).

 

La endoscopia es un procedimiento seguro, en manos diestras, que exige que el personal encargado de practicarla conozca de las contraindicaciones y riesgos a que están sometidos. (14). El riesgo de complicaciones durante la práctica del proceder endoscópico está presente diariamente, reportándose por la literatura internacional una complicación de cada 1000 procedimientos realizados, un fallecido de cada 10 000 fallecimientos por otras causas, complicaciones que con mayor frecuencia se presentan en ancianos, pacientes graves, y en las endoscopias practicadas de urgencias (16).

 

En Venezuela las enfermedades del tracto digestivo constituyen causas frecuentes de morbimortalidad. El cáncer gástrico es la principal causa de muerte en Táchira, con una tasa de 16.4% por cada 100 mil habitantes, según las cifras que maneja el Centro de Control Gástrico "Luís Anderson", correspondientes al año 2006. Los registros más altos de esta enfermedad se encuentran en toda la región andina del país (Táchira, Mérida y Trujillo) (17). Otras entidades como las úlceras, las gastritis y las duodenitis también ocurren con frecuencia, estudios recientes ofrecen mucha importancia a la etiología infecciosa en la aparición de estas, unido a la ingesta de comidas muy saladas, ahumadas, así como las frituras, y el escaso o nulo consumo de vegetales, frutas y antioxidantes que son determinantes para que se desarrolle esta enfermedad (18).

 

Teniendo en cuenta el alto número de pacientes con enfermedades del tracto digestivo y los criterios antes mencionados nos motivamos a realizar un estudio en nuestro centro con el objetivo de determinar los diagnósticos endoscópicos en pacientes de 16 años y más, de ambos sexos, remitidos por los médicos generales integrales con diagnóstico clínico presuntivo de enfermedad digestiva superior, planteándonos como problema científico:

 

-¿Cuales son las enfermedades más frecuentes diagnosticadas mediante estudio video endoscópico en pacientes con trastornos dispépticos?

 

Este es el primer trabajo que se realiza en la región por la misión Barrio Adentro con el propósito de mostrar de forma objetiva y numérica la distribución de las enfermedades del tractus digestivo superior, esperando aportar conocimientos científicos – académicos que permitan planificar en el futuro acciones de salud dirigidas a mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes.

 

Marco teórico:

 

Queremos expresar algunos criterios acerca del término dispepsia. A lo largo de la historia, los médicos hemos sido unos pésimos comunicadores, intentando utilizar los términos más complejos y las palabras más confusas para identificar síntomas y enfermedades. Por lo cual los pacientes no nos entienden y, en ciertas ocasiones, tampoco nos entendemos entre nosotros. Eso es lo que sucede con el término dispepsia, que a pesar de ser uno de los más frecuentes en las consultas de gastroenterología y de atención primaria, resulta confuso en su utilización debido a que no existe consenso con respecto a su significado (19).

 

En la actualidad el término dispepsia se utiliza para referirse a síntomas o grupos de síntomas que no necesariamente se relacionan con el proceso de la digestión. Algunos médicos emplean la palabra dispepsia para referirse a cualquier tipo de molestia digestiva, otros para agrupar aquellos síntomas desencadenados por la ingesta, mientras que para otros es sinónimo de enfermedad ulcerosa péptica. Aún más, no es raro que ciertos profesionales cataloguen de «dispépticos» a aquellos pacientes en los que no encuentran una explicación razonable de sus molestias o, más especialmente, cuando les atribuyen un origen psicológico. Esta disparidad de interpretación de un mismo término induce al equívoco, dificultando la comunicación médica y haciendo que pacientes con síntomas diferentes, de causas diversas, sean diagnosticados con un mismo síndrome (20, 21).

 

De tal forma, el comité de Roma III recomienda la siguiente definición de dispepsia: «Síntoma o conjunto de síntomas que la mayoría de médicos consideran tienen su origen en la región gastroduodenal» (19,20) y por suerte, para aclarar algo la cuestión, añade: siendo estos síntomas la pesadez postprandial, la saciedad precoz y el dolor o ardor epigástrico. El comité hace especial énfasis en la diferenciación entre ardor epigástrico (considerado como un síntoma dispéptico) y pirosis (considerado como un síntoma de enfermedad por reflujo gastroesofágico), aunque ambas circunstancias pueden coincidir y algunos pacientes con dispepsia funcional tienen además reflujo gastroesofágico.

 

Clásicamente la dispepsia se ha dividido en ulcerosa y no ulcerosa, dependiendo de su etiología. Sin embargo, esta clasificación no parece ser muy adecuada ya que la enfermedad ulcerosa es sólo una de las posibles causas orgánicas que pueden producir síntomas dispépticos. Es más apropiado clasificar la dispepsia en orgánica y no orgánica, o funcional. Esta separación es útil desde un punto de vista práctico si bien la división entre orgánico y funcional puede ser en ocasiones bastante arbitraria y depender de la profundidad del estudio que de ella se realice. En este punto es fundamental incluir otra categoría de dispepsia: la dispepsia no investigada. Así, y para aclarar las cosas, las dispepsias pueden dividirse en tres tipos:

 

1. Aquellas con una causa orgánica o metabólica identificada en las que si la enfermedad mejora o se elimina los síntomas dispépticos también mejoran o desaparecen. Entre ellas están la enfermedad ulcerosa péptica, el cáncer gástrico, las enfermedades biliopancreáticas, las relacionadas con medicaciones y otras.

2. Aquellas en las que no existe una explicación identificable de los síntomas. Esta es la llamada dispepsia funcional y que también ha recibido otros nombres como dispepsia no orgánica, dispepsia idiopática o dispepsia esencial.

3. Aquellas en las que no se ha realizado un estudio, básicamente endoscópico, que permita establecer fehacientemente si existe o no una causa orgánica de la dispepsia. Esta categoría no es infrecuente ya que en muchos pacientes no será absolutamente necesario realizar exploraciones complementarias si no cumplen criterios de edad ni existen síntomas ni signos de alarma. Las características de los síntomas no son suficientemente específicos para diferenciar la dispepsia orgánica de la funcional y, por tanto, es preferible etiquetarla como lo que es: dispepsia no investigada (22, 23,24).

 

A continuación mostramos algunos datos interesantes relacionados con el impacto causado por la dispepsia en la población de forma general:

- Aproximadamente un 25 por ciento de la población adulta de los países occidentales padecen dispepsia, en su mayoría la variedad “funcional”, es decir, no presentan una causa orgánica evidente.

- Aproximadamente un 40 por ciento de las referencias a especialistas del aparato digestivo son por problemas gastrointestinales funcionales, un 5 por ciento de todas las consultas de asistencia primaria son por dispepsia.

- Hasta un 75 por ciento de los pacientes con dispepsia nunca consultan a un médico.

- La dispepsia puede suponer entre un 20 y un 70 por ciento de las consultas gastrointestinales a los médicos generales, de donde un tercio de los pacientes puede ser enviado a un especialista del tubo digestivo.

- En 1991 se calculó que el coste de la dispepsia entre la población sueca era superior a 100 dólares por persona (113.000 dólares por 1.000 habitantes) ya que los pacientes necesitan 2,6 veces más días fuera del trabajo a causa de la enfermedad que los controles equiparables (5,6).

 

Un buen conocimiento de la clínica digestiva y una anamnesis adecuadamente dirigida, constituyen condiciones indispensables, aunque a menudo insuficientes, para obtener un diagnóstico correcto de las diversas entidades nosológicas que afectan el esófago, estómago y el duodeno. Quizás sea obligado justificar el calificativo “insuficiente”. Debe recordarse que tras obtener una visión endoscópica de una lesión se requieren, en ocasiones, ocho muestras histológicas o más para discriminar con exactitud entre una úlcera benigna y una maligna. Por otra parte, cada vez se observan con mayor frecuencia úlceras pépticas silentes cuya primera manifestación es una complicación mayor, como la hemorragia digestiva. Incluso en algunos estudios prospectivos se ha demostrado que la historia clínica sólo permite el diagnóstico correcto entre el 25 y el 50% de los casos. Estos simples datos indican que, aun considerando el estimable valor de la clínica, también los síntomas y los signos deben escrutarse con criterios exigentes valorando especialmente el poder discriminativo de cada síntoma según las condiciones concretas del paciente y la experiencia del clínico.


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