Caracterizacion de factores de riesgo cardiovascular en pacientes con Cardiopatia Isquemica
Autor: Dr. Alberto Valle Álvarez  | Publicado:  2/10/2008 | Cardiologia | |
Caracterizacion de factores de riesgo cardiovascular en pacientes con Cardiopatia Isquemica.2

Siendo esta una zona urbana se diferencia del estudio de la universidad de Perú por ser diferentes los resultados respecto a la frecuencia de algunos de los factores de riesgo analizados en el estudio y de la de Framingham y la de la Asociación Clustering-Cardiovascular que se realizaron en países desarrollados donde el estilo y modo de vida es diferente al de Latinoamérica.

Problema Práctico:

 

En esta Área de Salud ha aumentado considerablemente el número de consultas por pacientes que padecen de esta enfermedad pero no se han encontrado estudios relacionados con factores de riesgo en la población del ASIC Brisas del Aeropuerto con respecto a años anteriores y conociendo esto se decide investigar la causa de la incidencia de dicha entidad y cuáles son los factores más frecuentes.

Problema Científico:

 

Dada la incidencia de la cardiopatía isquémica en el CDI y la alta morbimortalidad de la misma, sobre todo cuando se asocia a factores de riesgo como obesidad, tabaquismo, dislipidemias, y otros, se consideró necesario caracterizar dichos factores, con el objetivo de mejorar la calidad de vida del paciente cardiópata y evitar las complicaciones.

 

Marco teórico

 

Reseña Histórica:

 

Tanto en los tiempos de la prehistoria como en los períodos tempranos de la Historia de la Humanidad, (egipcio, chino, griego, greco-romano, bizantino, árabe y judío e incluso en el período medieval) gran parte de los supuestos conocimientos médicos eran errados y estaban ligados a la superchería, leyendas o charlatanería (12).

 

“La Medicina no puede ser considerada Medicina hasta que ella no estuvo disociada de la magia y de la religión” dice Fielding Garrison en su libro History of Medicine publicado en 1929 (10).

 

Charles Singer, en su Historia de la Medicina también dice que “con el más tolerante uso de la palabra científico y progresista, nosotros podemos decir que el comienzo de la moderna medicina data de fines del siglo XIX”, es decir, que a partir de esos años se vislumbra el nacimiento de la medicina científica, habiéndose pasado de las creencias demoníacas de los primitivos, la religión y la magia de la Antigüedad y la Edad Media a la emancipación definitiva de las ataduras de la teología o la filosofía(13).

 

Todo ello es también estrictamente cierto en lo concerniente al progreso de los conocimientos sobre el corazón y sus enfermedades. Etimológicamente las palabras corazón y heart deriva del latín cor y del griego ker, kear o kardia (de allí cardíaco) que son palabras idénticas al término sánscrito hrid y al que se asemejan los vocablos herz, y heart por sus raíces (13).

 

El investigador Pictet, estudiando la diversidad de nombres del ciervo, encuentra que en las lenguas indoeuropeas y anglosajonas, dicho animal es denominado como heort prácticamente la misma palabra que corazón (heart) Añade luego que en sáncrito hrid significa “saltar” y teniendo en cuenta que en lenguas germánicas al ciervo lo llaman “el saltador” llega a la conclusión que en esas lenguas, la palabra corazón (heart) significaría el saltador, el que salta dentro del pecho (14).

 

Ya el hombre primitivo tenía noción de la importancia que tenía el corazón como órgano vital. En las pinturas rupestres de Altamira y El Pindal en España, de Lascaux y Niaux en Francia y otras cuevas que datan de 25.000 años atrás, se han encontrado mamuts o bisontes con el lugar anatómico del corazón marcado como signo del sitio más vulnerable del animal (14,15).

 

En la civilización sumeria, y luego en la china, hindú, egipcia, hebrea, griega y romana al corazón se lo consideraba como el centro del entendimiento, del valor y del amor siendo por lo tanto identificado como símbolo de las más nobles cualidades humanas (15).

 

Algunos médicos griegos de la escuela de Alejandría, en el siglo IV a.C., comienzan a estudiar la circulación de la sangre y resaltaron la importancia del pulso arterial. La contribución más importante fue hecha por Herófilo (335-280 a.C.), quien profundizó la antigua percepción de Aristóteles de que el pulso reflejaba la actividad del corazón (15).

 

Cuenta la leyenda que Erasístrato (310-250 a.C.), contemporáneo de Herófilo y su digno rival de conocimientos, en cierta oportunidad fue llamado por el rey de los sirios, hombre septuagenario, para que curara a su hijo pues se estaba muriendo. Después de un atento examen, el médico solicita que todas las mujeres que viven en la corte desfilen frente al enfermo (15).

 

Al pasar la esposa del rey, muy joven y bella, nota que el pulso del joven comienza a latir en forma rápida e irregular. Comunica su diagnóstico al rey y éste resuelve separarse de su esposa y la casa con su hijo, quien cura definitivamente (15).

 

Es la primera vez que se pone en evidencia la relación del ritmo cardíaco y las emociones amorosas. Quizás a partir de ese hecho el corazón es estrechamente relacionado con el amor (15).

 

Para las civilizaciones aztecas y mayas el corazón de un adversario valiente era especialmente apetecido como un alimento capaz de aumentar el valor y fuerza de quien lo ingiriera (16).

 

Los egipcios, quienes ya conocían las características anatómicas del corazón dada la extracción de las vísceras que hacían a las momias, también lo consideraban como el órgano central del ser humano donde se localizaban el pensamiento y los sentimientos y desde donde partían vasos huecos que tenían como función conducir los “alimentos” (aire, agua y los ingeridos por la boca) hacia el estómago que era la desembocadura del corazón (de allí el nombre de cardias a una zona del estómago) (17).

 

Según ellos, el corazón era capaz de guardar todos los hechos buenos y malos que en el transcurso de la vida, una persona puede acumular. Al fallecer, dicho órgano era pesado en una balanza contra una pluma. Si era más liviano, su poseedor ganaba la felicidad eterna (17).

 

En el museo Real de Arte y de Historia de Bruselas, Bélgica, existe un papiro que data posiblemente de 1.500 años a.C. que representa la imagen del corazón en una balanza, lo que puede considerarse como la representación gráfica más antigua del mismo (17).

 

El papiro Ebers, encontrado en Tebas y que se conserva en la Universidad de Leipzig es el manuscrito de medicina más extenso del Antiguo Egipto. Data de 1550 a.C. con más de 100 hojas de papiro en excelentes condiciones y entre las descripciones de enfermedades y recetas, se encuentra una destinada a curar enfermedades del corazón y en donde ya se menciona las hojas de digital (17).

 

Otro papiro es el llamado de Berlín, ciudad donde se encuentra, el cual data de alrededor de 1.300 años a.C. y contiene parte del llamado Libro del Corazón. Lo mismo sucede con el papiro Smith (1.550 a.C.) encontrado en Tebas por Edwin Smith en 1862 pero recién estudiado exhaustivamente en 1920 y que se conserva en la Academia de Medicina de Nueva York. En él se demuestra como ya los egipcios conocían la relación existente entre el corazón y el pulso. Además, reconocían que el dolor en el pecho y en los brazos estaba relacionado con la muerte cardíaca (17). Con Hipócrates (460-332 a.C.) el más famoso de los médicos griegos, se inició el período de la medicina racional empírica. y es por ello que es considerado como el Padre de la Medicina (17).


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