Pruebas de clinica y de laboratorio sobre el origen tumoral
Autor: Dr. P. García Férriz | Publicado:  27/04/2009 | Oncologia | |
Pruebas de clinica y de laboratorio sobre el origen tumoral.2

A fuerza de tiempo y atención, hemos podido percibir un rayo de luz en las tinieblas del más abstruso problema. No se debe cejar en el empeño cuando se tiene fe en lo que se piensa y presiente el investigador. No basta con examinar, hay que contemplar. Hemos asumido con emoción, con alegría y total entrega, los fenómenos observados. “Hagámoslos nuestros, tanto por el corazón, como por la inteligencia. Sólo así nos entregarán el secreto” (Ramón y Cajal).

 

En este estudio, hemos procurado plantear una metódica ampliación del campo de lo observado. No hemos dado el siguiente paso sin antes estar convencidos de que el anterior es una realidad. Y así, sucesivamente, hasta el último eslabón de la cadena investigadora. Con este simple y a la vez complicado sistema de investigación, procedemos a efectuar un breve estudio clínico sobre el por qué aparece raramente el cáncer en el corazón, arterias, venas, diafragma, yeyuno e íleon y polo proximal del intestino grueso (ciego).

 

Intentaremos convencer.

 

 

Sección I

 

Texto: Por qué, salvo raras excepciones, no se produce el cáncer en determinadas partes del cuerpo

(Rectificado y ampliado).

 

Sinceramente, mucho nos sorprendería que exista en el mundo un solo investigador científico que tenga el criterio de que “cada tipo de cáncer obedece a un origen propio, distinto al de los demás tumores”.

 

Para convencernos a nosotros mismos de que sin electricidad no se puede producir ningún tipo de proceso canceroso, se nos ocurrió la idea, hace muchos años, de hacernos la siguiente interrogante: ¿por qué no comprobamos si existe alguna o varias partes de nuestro cuerpo que normalmente no padezca de cáncer?

 

Iniciamos nuestro estudio con el corazón. Veremos la sorprendente similitud que existe entre el músculo cardíaco, diafragma, yeyuno e íleon y ciego desde el punto de vista de la inervación (electricidad). Empezamos por efectuar una breve descripción neuroanatómica del saco pericárdico. Lo consideramos necesario.

 

Saco pericárdico

 

El pericardio es un saco fibroseroso que envuelve el corazón, el pedículo arterial que de él parte y los pedículos venosos que a él llegan. Los nervios del saco fibroso y de la serosa parietal pertenecen a los tres sistemas: 1

 

– Cerebroespinal, por el frénico.

– Parasimpático, por los vagos.

– Simpático, por sus ramos cardíacos. 1

 

La lámina serosa está inervada por el plexo subepicárdico originado de los plexos pericoronarios. 1 Los finos nervios que parten de los plexos pericoronarios son portadores de cargas eléctricas débiles. 2,3 Estos nervios se dirigen a la parte posterior de la aurícula derecha, de donde parte dicha electricidad para distribuirse por todas las células cardíacas. Las ramas de los plexos cardíacos se disponen en dos grupos donde los nervios continúan anastomosándose ampliamente. Estos nervios corresponden al pedículo arterial y al pedículo venoso. 1 Es de vital importancia también conocer la inervación de las arterias y de las venas.

 

Cada arteria recibe numerosos nervios vasculares escalonados a lo largo de su trayecto. Las terminaciones de esos nervios se disponen en plexos alrededor de la arteria, mezclados a la adventicia del vaso, confiriéndole el carácter de una vaina simpática periarterial. 1 Estas características neurovasculares han sido muy interesantes para esta investigación, como más adelante veremos.

 

La distribución nerviosa intracardiaca comprende una red subepicárdica superficial y redes profundas que se unen en el miocardio para constituir una red subendocárdica. 1 Esta distribución neural por todo el endocardio es portadora de débil corriente eléctrica. Y como el endotelio arterial y venoso es continuación del endotelio cardíaco, carece también de terminaciones nerviosas intraendoteliales. La inervación arterial es superficial. Se extiende por todo su trayecto para al final formarse plexos periarteriales. Y de estos plexos surgen los nervios que van a terminar en las partes orgánicas dependientes de su inervación, como así son los casos del sistema cardiovascular, diafragma, yeyuno e íleon y ciego, que a continuación vamos a exponer.

 

Miocardio

 

Actualmente se conocen pocos casos de sarcoma primitivo cardíaco. Consideramos que todos los cánceres tienen en su origen un denominador común: la electricidad. Así, por ejemplo, la aurícula derecha del corazón recibe del plexo cardíaco (Fig. 1), a través de unas fibras nerviosas muy finas, una tenue corriente eléctrica, y que, por medio de su sistema cardionector, llega hasta el nodo auriculoventricular. Los ventrículos reciben indirectamente la electricidad del plexo cardíaco a través del haz de His y de la myofibra conducens (red de Purkinje).

 

 

 

La neuroanatomía, neurofisiología, neurohistología normal y patológica y la epidemiología refuerzan nuestro criterio sobre el porqué se producen con rareza los procesos cancerosos en el corazón, arterias, venas, diafragma, etcétera. Las terminaciones nerviosas motoras intraendoteliales del corazón existen raramente; y como el endotelio cardíaco se continúa con los endotelios arteriales y venosos (Fig. 2), en el sistema vascular tampoco aparecen tumores, salvo raras excepciones. Las células de las aurículas y de los ventrículos tienen esencialmente potenciales eléctricos débiles; estos potenciales tienen pocas cargas eléctricas de signo negativo (electrones). Por ello es difícil que se forme en el miocardio un sarcoma primitivo. Pero sí, en cambio, suele formarse con alguna más frecuencia el mixoma auricular. Este tumor benigno está compuesto por tejido conectivo primitivo semejante al mesénquima. 43

 

Siempre pensamos que la escasez de cáncer en el corazón debería mantener una estrecha relación con la pobreza de cáncer en el diafragma y en el yeyuno e íleon, como más adelante veremos. ¿Por qué se nos ocurrió esta idea? La aparición de terminaciones nerviosas intraendoteliales en el corazón es muy rara, tan escasa, que resulta altamente coincidente con la pobreza del cáncer, tanto en el corazón como en el diafragma. La base del pericardio fibroso se funde con el centro frénico o porción tendinosa del diafragma.

 

En el corazón existen centros locales de motricidad; pero esta motricidad es extracardíaca. El corazón posee, por lo tanto, una inervación motora extrínseca: las terminaciones motoras no existen en el interior del endotelio, estando las serosas libres de dichas terminaciones, salvo en raras ocasiones. Esto está suficientemente probado desde hace muchos años. El TESTUT hace una exhaustiva mención de ello al recoger una amplia y detallada casuística del investigador Dogiel, confirmándose plenamente con los resultados clínicos. 4

 

El nervio vago ejerce sus acciones actuando sobre el músculo auricular, nódulos y haz o fascículo de His, pero no tiene acción directa sobre el ventrículo. Las fibras vagales terminan en su inmensa mayoría en el sistema del automatismo cardíaco, siendo muy pocas las que finalizan directamente en la musculatura auricular. Pertenecen al vago derecho y, por ende, son las únicas que pueden tener un efecto inhibidor sobre la actividad contráctil. Antes de alcanzar a los nódulos, el mayor porcentaje de esas fibras hacen escala en las células ganglionares vecinas a ellos (Fig. 1), por lo que constituyen vías cortas intermedias entre las fibras cardioinhibidoras y las células nodales. 1

 

No obstante, algunas fibras parasimpáticas van directamente al tejido muscular del nódulo en aquellos puntos donde son muy escasos los elementos nerviosos. 1

 

El impulso eléctrico se inicia en el nodo SA (sinoauricular) que se extiende como onda, estimulando ambas aurículas (Fig. 3), del mismo modo que el impulso eléctrico que se inicia en la región gastroduodenal, se extiende también como ondas en el yeyuno e íleon y en el ciego, estimulando ambas zonas y favoreciendo sus contracciones. Estas ondas se denominan ondas eléctricas lentas de Cajal. 2,3

 

El nodo sinoauricular, situado en la pared posterior de la aurícula derecha, inicia el impulso eléctrico para la estimulación del corazón. Cuando la onda de despolarización recorre las aurículas, produce una onda inmediata de contracción auricular. 2,3 El estímulo eléctrico nacido en el nodo sinoauricular siempre se aleja radialmente del nodo en todas direcciones. 2,3 Hay que tener en cuenta que la despolarización auricular es una onda progresiva de cargas positivas dentro de las células del miocardio. 2

 

El impulso eléctrico que se aleja del nodo AV (aurículo-ventricular) pasa a las fibras de Purkinje y a las células del miocardio. Los impulsos eléctricos viajan mucho más rápidamente en este tejido nervioso modificado que por las propias células del miocardio. 2 El sistema de conducción neuromuscular de los ventrículos se compone de una sustancia nerviosa específica que trasmite el impulso eléctrico del nodo aurículo-ventricular. 2, 3

 

Hasta aquí hemos expuesto de forma breve y sencilla la vía que normalmente sigue la conducción eléctrica, todos los pormenores que concurren entorno al miocardio. Hemos procurado demostrar desde el punto de vista eléctrico que, salvo circunstancias patológicas, es muy raro que se produzca un proceso canceroso.

 

Es curioso observar cómo la conducción nerviosa del haz de His en los ventrículos trasmite con gran rapidez el impulso eléctrico del nodo aurículo-ventricular a los ventrículos. De esta manera, la despolarización ventricular se inicia a nivel de la superficie endocardíaca y prosigue por todo el espesor de la pared ventricular de todas las zonas al mismo tiempo. Por lo tanto, la despolarización de los ventrículos va, prácticamente siempre, del endocardio a la superficie externa, atravesando simultáneamente todo el espesor de la pared ventricular. 2, 3

 

En el corazón, su tejido nodal que se desarrolla embriológicamente a partir del tejido cardíaco, ha perdido su capacidad de contracción, y ha desarrollado en alto grado las propiedades de irritabilidad y conductividad. El tejido nodal es el que genera los impulsos eléctricos necesarios para desencadenar la contracción muscular. 2, 3

 

En la figura 3 exponemos un diagrama que nos facilita más aún su comprensión. La excitabilidad nace en el nodo auricular (SA) o nódulo de Keit-Flack y Koch, y se extiende a todas las fibras miocárdicas. La excitación se propaga al nódulo de His y sus ramas, llegando de este modo al músculo ventricular, que recibe la excitación de dentro afuera. La velocidad de conducción se ha calculado en 1 m/s en la aurícula; de 200mm/s en el nódulo aurículo-ventricular; de 4 m/s en el fascículo de His y en las fibras de Purkinje, de 400 mm/s. El menos franco para el paso del estímulo es el nodo aurículo-ventricular donde existe un bloqueo natural. 2,3

 

 


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