Pruebas de clinica y de laboratorio sobre el origen tumoral
Autor: Dr. P. García Férriz | Publicado:  27/04/2009 | Oncologia | |
Pruebas de clinica y de laboratorio sobre el origen tumoral.8

Este segundo punto, hasta hoy, ha sido motivo de diversas contradicciones. Unos investigadores mantienen el criterio de que el cáncer es más frecuente en el hambriento que en el bien nutrido. Hemos visto, con razonamientos y pruebas, que no es así.

 

Creemos que este segundo eslabón de la cadena engarza correctamente con el primero. Y así tratamos de seguir siendo fieles a nuestros conceptos y teoría: la teoría electrobioquímica. Apostamos a que en este segundo punto estamos cargados de buena dosis de razón. Y nos explicamos: la razón tiene que desplegar de manera sistemática un conocimiento que ya está contenido por entero en ella. La facultad de la razón, como tal, en ningún momento es sometida a crítica. Esto supone, indudablemente, una clara satisfacción moral y apropiamiento de un estímulo que es necesario para la supervivencia de cuantos nos dedicamos a la investigación científica. Y mucho más, por tratarse del cáncer.

 

Mucho nos ha costado esbozar y tratar de demostrar este segundo punto. Nos daremos por satisfechos si sólo lo hemos conseguido parcialmente, que no es poco. ¿Conseguiremos enlazar correctamente el tercer eslabón con el anterior? Vamos a intentarlo.

 

 

Empezaremos con este tercer punto (eslabón) con la siguiente interrogante: ¿qué diferencia existe entre los nervios portadores de poca electricidad y los potenciales eléctricos débiles? Con respecto a la influencia en la producción tumoral, vemos que tienen una acción distinta. Cuando un nervio tiene pocos electrones, significa debilidad del elemento conductor: actúa más lentamente la corriente eléctrica por falta de grasa, aminoácidos y proteínas, que son las materias que proporcionan al medio conductor los electrones. Es decir, que en los nervios de los organismos desnutridos existen las dos cargas eléctricas, la positiva (+) y la negativa (–) a partes iguales.

 

En cambio, en los potenciales eléctricos débiles existen normalmente más cargas eléctricas positivas, 6 aunque las personas sean de una constitución física sana y fuerte. Así acontece en el corazón, diafragma, yeyuno e íleon, ciego, etcétera; por lo que resulta muy raro que si un nervio conduce cargas eléctricas de signo positivo mayormente, pueda producir un gran aumento de calor, radiaciones ionizantes, radiolisis, radicales libres, etcétera. De aquí, que dichas partes orgánicas padezcan muy raramente de procesos tumorales malignos. La casuística universal así lo confirma y demuestra.

 

¿Existen otros factores que justifiquen la ausencia neoplásica en determinadas partes orgánicas? Venimos trabajando sin cesar desde el año 1966. Y hemos llegado siempre y en todo momento a la misma conclusión: nuestra patología eléctrica, a la que hemos dedicado lo suficiente para hacer comprender la importancia tan decisiva que tiene en la formación de todo tipo de cáncer, sin excepción alguna. Al menos, así lo creemos, como a continuación vamos a tratar de demostrar. Y lo iniciamos con el cuarto y último eslabón (grupo).

 

Este cuarto grupo (eslabón) corresponde a los casos donde existen grandes potenciales eléctricos. Con esta inervación motora, el cáncer se produce con mayor facilidad y frecuencia, siendo más peligrosos y frecuentes en unas partes orgánicas que en otras, pero siempre teniendo como causa principal la presencia y acción de elevados potenciales eléctricos.

 

Decía el Profesor, Dr. Demetrio Sodi Pallarés (fue propuesto para Premio Nobel) que había demostrado lo siguiente: “Las células malignas avanzan con mayor rapidez cuando hay mayores intensidades eléctricas”. ¿Qué pasa cuando la intensidad eléctrica es baja? Ya lo hemos visto: las pruebas de las 30 ratas (15 nutridas y otras 15 bien alimentadas) y el experimento de laboratorio efectuado por el Profesor, Dr. Mario Gosálvez, sobre “Células Filamentosas Templadas a Baja Tensión” (a las que ya hemos hecho referencia), parecen confirmar que, al disminuir la electricidad celular, disminuye el número de mitocondrias. La presencia de las mitocondrias es necesaria para la ejecución de funciones vitales, que son imprescindibles para la vida celular.

 

Y, ¿qué sucedería si la electricidad con sus dos cargas eléctricas deja de actuar? Ya lo hemos visto: que no podría producirse acción química alguna. Por lo tanto, las terminaciones nerviosas motoras, que están en contacto permanente con las células gliales, no pueden excitarlas para producir la queratina. Esta sustancia proteica aparece en el cáncer junto a los radicales libres, radiolisis, etcétera, como ya hemos apuntado.

 

¡Qué importancia tiene la primera observación (el primer eslabón) al desaparecer toda la hiperqueratosis de los pies del hemipléjico, parapléjico, etcétera! Vemos cómo los sucesivos eslabones de la cadena se van relacionando perfectamente unos con otros, hasta el último, que condiciona y demuestra todos los procesos tumorales. ¿Estamos lejos de la realidad, del verdadero origen de todo tipo de cáncer? A lo largo de nuestra vida dedicada a esta investigación, no hemos recibido una sola respuesta para rebatirla de forma concluyente.

 

Comentario

 

En todo proceso tumoral, sin excepción, existe siempre alta intensidad de corriente eléctrica, salvo las excepciones que aparecen al final de la Tabla PeGFer. Por el contrario, ningún cáncer se produce sin electricidad. Y si hay una corriente eléctrica subumbral, sí puede producirse también el tumor, pero con mayor lentitud por una disminución de electrones, tanto en el soma celular como en el axón.

 

La mitosis celular, por tanto, es favorecida por la presencia de elevados potenciales eléctricos. 4 Si estos desaparecen, ¿se produciría la curación tumoral al cesar la actividad química celular? ¿Daría lugar a los casos en los que se produce la curación espontánea del cáncer? No conocemos otra causa que provoque dicha curación. Pero esto es otro punto a debatir.

 

Decía Descartes que, “para que el conocimiento sea total, es necesario que se deduzca de las primeras causas; sólo cuando estas se encuentren bien sentadas, es decir, cuando los cimientos del edificio sean firmes, será posible estar seguro de la solidez de posteriores descubrimientos, hasta abrazar todas las dimensiones de la realidad”.

 

Han quedado expuestas nuestras primeras observaciones. Hemos procurado reforzar y dar credibilidad a nuestro primer eslabón y relacionarlo de forma convincente con los sucesivos eslabones, hasta llegar al final de la cadena, aportando cuantas pruebas clínicas y de laboratorio nos ha sido posible aportar.

 

Sólo falta poner el candado y su llave correspondiente. Pero este cierre no nos corresponde ejecutarlo: el alto tribunal científico se encargará de ello. Pedimos a cuantos investigadores se interesen por esta teoría, con su experiencia, reflexión y razonamiento podrían encontrar un final claro y contundente. Todos los que nos dedicamos a esta difícil y laboriosa investigación, precisamos nuevas aportaciones capaces de confirmar, negar o rectificar, tanto en la vertiente positiva como en la negativa.

 

Al planteamiento de los cuatro eslabones que forman la cadena de la teoría electrobioquímica, hemos considerado de interés esbozar otras consideraciones, como engarces complementarios, para así intentar hilvanar aún más una serie de secuencias que reafirmen su íntima relación con los eslabones iniciales.

 

En torno a esta cadena existen enganchados una serie de importantes complementos que también merecen ser conocidos. Pero estos complementos forman parte de otros estudios que oportunamente se expondrán, como la metástasis, la curación espontánea del cáncer, etcétera.

 

Mitocondrias filamentosas templadas aisladas con baja tensión (Profesor Dr. Mario Gosálvez Gosálvez. Servicios de Laboratorio de la Clínica Puerta de Hierro, Madrid)

 

“Se ha desarrollado un método para el aislamiento de las mitocondrias del hígado y riñón de roedor, con una mínima tensión mecánica y química. Se lleva a cabo una homogeneización suave de unos 3’5 gramos de tejido mojado (14ºC), en 40 ml de sacarosa 350 mM, EDTA 1mM, ATP 1mM, y 0,1 mg/ml de inhibidor trypsin (pH 7.7, 14ºC). El tejido se centrifuga en un tubo de 50 ml a 2.700 r.p.m. (900 g) durante cinco minutos (14ºC). Lo que flota se distribuye, pasando a través de estopilla, en 8 tubos de 50 ml, que se centrifugan a 3.750 r.p.m. (1730 g) (14ºC) durante seis minutos. Las ocho píldoras que se obtienen son muy ricas en mitocondrias pesadas y se dejan como píldoras, a 14ºC, hasta las pruebas bioquímicas y biofísicas.

 

Las fracciones mitocondriales templadas aisladas con baja tensión, principalmente cuando se aíslan en momentos de profundo descanso animal, presenta una baja proporción de control respiratorio, una baja proporción de ADP/O, una alta actividad ATPasa, y son capaces de sostener producción de ácido láctico de la glucosa o el fosfoenolpiruvato si se suministra con tejidos, con métodos crioprocesales dirigidos a preservar la ultraestructura cercana al estado “in vivo”, muestran numerosas mitocondrias con uno o más filamentos de aproximadamente 25, 10 ó 5 nanometros de diámetro, los filamentos parten radialmente de la membrana externa de la mitocondria con o sin conos que sirven de puntos de anclaje. Los filamentos mitocondriales y los conos se pierden casi totalmente por la recentrifugación de la mitocondria, muy diluida, a 7.000 rpm (2ºC, pH 6.8), o por la adición a las píldoras o a las suspensiones mitocondriales de bajas cantidades de proteasas, lipasas, colchicines, cytochalasines o disolventes orgánicos. Los principales carcinógenos naturales y químicos son agentes muy efectivos para la defilamentación mitocondrial a diferentes niveles de concentración siempre mucho más bajos que aquellos que se necesitan para sus efectos mutagénicos.

 

La pérdida de conos y filamentos por uno o varios de estos tratamientos elevan la proporción del control respiratorio mitocondrial y la proporción de ADP de forma diferente, mientras disminuye intensamente la actividad de ATPasa y causa una marcada pérdida de producción de ácido láctico asociado mitocondrial. Las mitocondrias filamentosas están presentes en varios otros tejidos y especies diferentes del riñón e hígado de roedor. Son escasas en momentos de alta movilidad animal, bajan con la malnutrición y se incrementan con anoxia y por tratamiento con modificadores opuestos al cáncer. Un, aparentemente universal, nuevo mecanismo estructural subcelular, que tiene gran importancia en la regulación del metabolismo de la energía de la vida, ha sido descubierto. Además, este nuevo sistema estructural parece ser alterado de diferentes formas, en cáncer, varias enfermedades degenerativas y la senilidad”.


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