Pruebas de clinica y de laboratorio sobre el origen tumoral
Autor: Dr. P. García Férriz | Publicado:  27/04/2009 | Oncologia | |
Pruebas de clinica y de laboratorio sobre el origen tumoral.7

6. El Profesor, Dr. Bartolomé Ribas Ozonas, Jefe de los Servicios de Toxicología del Instituto de Salud Carlos III, de Majadahonda (Madrid), demuestra con otra prueba efectuada con treinta ratas, 15 bien nutridas y 15 desnutridas, cómo a las ratas nutridas les apareció el cáncer siete meses después de inyectarles Benzopireno, de alto poder cancerígeno. En cambio, a las 15 ratas desnutridas les apareció el cáncer a los doce meses. (Obra en nuestro poder la técnica aplicada. En la Sección III lo exponemos)

 

Con lo que se demuestra que los nervios motores con escasa vitalidad nerviosa, retrasan la formación tumoral, a pesar de estar su nivel eléctrico por debajo del umbral.

 

7. El endocardio de las arterias y venas, por ser prolongación del endocardio cardíaco, tiene escasa electricidad negativa. Los plexos nerviosos que en ellas se forman, tienen más electricidad positiva. Por lo tanto, los finos nervios que emergen de dichos plexos tienen más electricidad con cargas eléctricas de signo positivo. Un claro ejemplo lo tenemos en los plexos correspondientes a la arteria aorta y en la arteria mesentérica superior.

 

8. Consideramos que los tumores malignos virásicos y los papilomavirus benignos son producidos por una patología electrobioquímica: la electricidad está siempre presente en todo proceso tumoral. Posiblemente, en la formación de todos los papilomas que se producen en cualquier parte del organismo, interviene el sistema hormonal.

 

Al predominar las acciones químicas sobre las eléctricas en el sistema vegetativo 1 se corre el riesgo de que se produzca la malignidad celular. En el sistema esquelético es difícil y muy raro que se forme un papiloma plantar maligno por imponerse la electricidad a las acciones químicas. 1 No conocemos ni un solo caso clínico de que se produzca un papiloma plantar maligno y virásico. Pero, en cambio, sí son frecuentes los melanomas interdigitales.

 

9. La hipófisis anterior produce una hormona gonadotrópica –la hormona luteinizante–, que junto con la hormona folículo-estimulante provoca la ovulación de los folículos de Graaf maduros y la secreción de estrógenos. En el varón estimula el desarrollo y la actividad funcional de las células de Leydig. 1

 

Estas mismas hormonas, por su acción excitante, producen junto con la corriente electromotriz diversos tipos de virus, tanto en el sistema vegetativo como en el voluntario.

 

Las hormonas circulan por la sangre hacia el órgano efector. Las hormonas de la hipófisis posterior son sintetizadas en las células neuronales de los núcleos hipotalámicos y se almacenan en las terminaciones de las células nerviosas de la hipófisis posterior. 1

 

Las hormonas de la hipófisis posterior pueden producir una gran excitabilidad en edades tempranas (entre los 6 y los 13 años aproximadamente). Son transportadas por la sangre hacia el interior de las papilas del pie, produciendo una excitación en las terminaciones nerviosas de las papilas. Esta excitación electrobioquímica puede producir distintos tipos de virus. Actualmente ya se conocen varios tipos, tanto en el papilomavirus plantar como en el vegetativo. En la formación de estos virus intervienen el factor hormonal (de acción estimulante), los nervios intrapapilares y diversos elementos químicos.

 

10. La queratina es producida por las células gliales: estas contienen una proteína denominada citoqueratina. Esta proteína segrega la queratina tanto en el sistema nervioso correspondiente al campo vegetativo, como en el esquelético. Esta queratina aparece en el papilomavirus benigno del pie y en el papiloma virásico maligno del vegetativo. Con ello se demuestra que la corriente electromotriz es también el principal origen de todos los tumores virásicos.

 

Como vemos, los papilomavirus benignos del pie y los papilomavirus malignos del vegetativo son producidos por una similar etiopatogenia. Por lo que se demuestra que por una misma causa se pueden producir distintos efectos.

 

11. El cáncer de hígado que ha sido trasplantado, y a pesar de su total desconexión con el simpático y parasimpático, puede padecer cáncer. Se produce por la existencia de abundantes unidades motoras en el hígado: el hígado tiene su propia inervación motora. Si no la tuviese, nunca se produciría el cáncer de hígado trasplantado; sería imposible que se produjese una excitación celular, imprescindible para la formación de todo tipo de proceso tumoral. ¿Existe otra etiopatogenia?

 

12. El potencial eléctrico del yeyuno e íleon y el ciego (principalmente las dos primeras regiones) es débil, por lo tanto, su electricidad tiene escasa cantidad de electrones, abundando las cargas eléctricas de signo positivo. Sus ondas eléctricas lentas proceden de las células intersticiales de Cajal, que son abundantes en el plexo mesentérico. 7,8 Si fuesen fuertes dichos potenciales, se producirían los efectos eléctricos que ya conocemos; y esto es precisamente lo que no se produce, salvo patología.

 

Del mismo modo que el nodo sinoauricular es el marcapaso del corazón, las células intersticiales de Cajal pueden considerarse el marcapaso del músculo gastrointestinal. 7,8 Dicho marcapaso establece la frecuencia de potenciales de acción y contracciones. 7,8

 

Con esta electricidad no es posible, salvo patología, que en el yeyuno e íleon y en la primera porción del intestino grueso (ciego) se puedan producir radiaciones ionizantes, radiolisis, intenso calor, radicales libres y otros efectos que se producen con la acción de elevados potenciales eléctricos.

 

Con esta última prueba damos por concluida y, posiblemente confirmada la teoría de que nuestra propia corriente eléctrica es la causante principal de todas las neoplasias. Confiamos en recibir otras opiniones y, así, poder mantener el necesario debate científico.

 

A continuación exponemos la cadena de investigación. Confiamos resulte eficaz y convincente.

 

Cadena de investigación oncológica

 

Toda investigación científica es como una cadena, que consiste en que todos sus eslabones estén relacionados entre sí, desde el primero al último, sin romperse nunca ninguno de ellos. Nuestra cadena de investigación responde a cuatro eslabones o grupos. (Ver Tabla PeGFer en Sección I).

 

La investigación científica sólo debe responder ante sí misma: sólo valen los resultados. En el primer eslabón o grupo exponemos la importancia que tiene la presencia o la ausencia de la electricidad en las distintas partes de nuestro organismo.

 

Todo tiene una causa. En este caso concreto, la electricidad. Por lo tanto, en la causa de algo tiene que haber por lo menos tanta realidad como hay en su efecto. Hay que demostrar los efectos por las causas. Los efectos que produce nuestra corriente eléctrica en la formación del cáncer dependen de una misma causa. Ya la conocemos.

 

En este primer grupo (eslabón) hemos tratado de demostrar que sin electricidad no hay efectos: no puede producirse ningún tipo de tumor maligno. Los efectos corresponden a causas simples y determinables, y nada es en sí misterioso, aunque cueste grandes esfuerzos localizar la causa.

 

Con este primer eslabón tratamos de iniciar un nuevo método o vía de investigación, que hasta hoy ha sido desconocido. Decía Descartes que “las únicas oscuridades obedecen a la ignorancia o la insuficiencia de nuestros medios de conocimiento. Cuando algo no se comprende, es que la ciencia no ha alcanzado un nivel de desarrollo suficiente para explicar determinados hechos”.

 

Este primer eslabón, no ha sido comprendido en los medios científicos, quizá por su simpleza o por no haberse explicado con mayor claridad y eficiencia los primeros hechos observados. Suponemos que el inicio de este laborioso trabajo de investigación de Oncología Clínica ha quedado lo suficientemente claro para poder enlazar con el segundo eslabón de esta difícil cadena, y que a continuación exponemos.

 

En el primer punto (eslabón) hemos expuesto, con la mayor sencillez que nos ha sido posible, un breve estudio sobre la importancia y las consecuencias de unos simples hechos observados en la clínica, en los que, hasta hoy, nadie había reparado.

 

En cambio, en el segundo grupo (eslabón) tratamos de demostrar que, con poca electricidad, sí puede producirse un tumor. Hay menos electrones que se mueven con mayor lentitud, incluso con electricidad subumbral. Este es el caso típico de los organismos desnutridos. Y ¿por qué se produce una mayor lentitud eléctrica? No conocemos otro fenómeno, que es la disminución de electrones en la mielina. Esta hace la función de aislante (dieléctrico). Este tejido disminuye lo mismo que sucede en el resto del organismo falto de alimentación. Por lo tanto, disminuye también el tejido conjuntivo, los lipoides, aminoácidos y proteínas, esencialmente. Todos estos elementos tienen carga negativa (–); los electrones son arrancados con mayor dificultad por existir una menor intensidad eléctrica. Es lógico.

 

En estos casos, los nervios tienen menos vitalidad por su debilidad adquirida al carecer de los principios nutritivos que contiene la mielina. En las células de los organismos desnutridos desciende también el número de mitocondrias y, por lo tanto, de ATP. Y, ¿por qué disminuye el número de mitocondrias? La causa que aportamos consiste en la falta de electricidad. Al disminuir su electricidad, disminuye su actividad química. El ATP se forma por el metabolismo de la grasa y la glucosa; la grasa, lógicamente, disminuye o desaparece en las células de los organismos desnutridos, y simultáneamente disminuye o desaparece la electricidad mitocondrial; ahí tenemos el porqué existen menos mitocondrias, y, por tanto, menos moléculas de ATP. La actividad celular se hace más lenta. El cáncer, lógicamente, se produce con mayor lentitud.

 

La prueba de laboratorio efectuada a treinta ratas así lo demuestra. Esta experimentación la describimos en las pruebas que también exponemos en este estudio.

 

Nos mostramos tranquilos y muy contentos con el trabajo de investigación que venimos efectuando durante muchos años. “Es admirable el esfuerzo de los estudios saludables, aunque no se consigan sus frutos” (Séneca). Pero es triste no poder contar con la colaboración y medios suficientes para así poder avanzar más y mejor para la consecución del fin propuesto. “Generosa hazaña es aspirar a cosas grandes, intentar alcanzarlas sin mira a sus propias fuerzas” (Séneca).


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