Alzheimer. Etiopatogenia
Autor: Dr. P. García Férriz | Publicado:  11/06/2009 | Geriatria y Gerontologia , Neurologia | |
Alzheimer. Etiopatogenia.9

Las neuronas del parasimpático, como las del simpático, pueden también depender de sus células diana para sobrevivir. Necesitan el apoyo de otros factores neurotróficos relacionados. Los factores neurotróficos tienen un importante papel en la supervivencia neuronal. Varios factores neurotróficos se han identificado hasta el momento, entre ellos, el factor neurotrófico derivado del encéfalo, la neurotrofina 3, que facilita la supervivencia neuronal. Sospechamos, pues, que la falta de electricidad en la glándula hipofisaria y en el hipotálamo puede radicar en el punto de origen del parasimpático o en el punto diana encefálico. Y esta falta de electricidad puede verse facilitada por una disfunción hormonal que puede aparecer en la edad adulta y en la senectud de ambos sexos.

 

Para poder demostrar cuanto acabamos de exponer, consideramos valiosa y efectiva la técnica del patch-clamp. Esta técnica es un refinamiento de la técnica de fijación de voltaje, que fue desarrollada por Edwin Neher y Bert Sakmann. Estos investigadores y muchos otros han utilizado la técnica del patch-clamp para estudiar los tres tipos principales de canales iónicos: los activados por voltaje, los activados por neurotransmisores y los activados mecánicamente. Mediante la técnica de fijación de voltaje se podrá demostrar la posible ausencia de voltaje celular en los nervios parasimpáticos que parten de la vejiga y genitales. Estos nervios conectan con el ganglio pélvico y se dirigen a los nervios sacros (pélvicos). (Fig. 2)

 

Esta prueba puede ser confirmada fácilmente. Bastaría, posiblemente, con comprobar el grado de excitabilidad celular del túbulo de la vejiga urinaria y de los genitales. Y también el voltaje de sus respectivas células musculares mediante la técnica del patch-clamp.

 

¿Es válida esta última hipótesis? Ya sabemos la importancia e inconvenientes de las hipótesis. No basta con razonar, pensar y reflexionar. Hay que ahondar en la oscuridad de lo desconocido, pero partiendo siempre de una base sólida. Esta base la encontramos en hechos clínicos, en una serie de efectos que permanecen encadenados unos con otros, y mantener todos ellos la misma relación con la causa que los ha producido. O sea, que si la causa es recuperada funcionalmente, todos los efectos tienen que reaparecer, sin fallar un solo eslabón (efecto). Ejemplo: el de la hemiplejía y paraplejía que ya hemos comentado.

 

Primeros síntomas observados: torpeza al caminar; cometer errores en cosas sencillas y habituales; de ser una persona ordenada, pasar a caer en el desorden… y así otra serie de pequeños fallos que empiezan a extrañar a quienes conviven con la persona afectada. Pero todos estos primeros síntomas obedecen al mandato del cerebro. Luego el primer eslabón observado corresponde al cerebro. ¿Por qué falla este importante y vital órgano? Sólo vemos una causa: al cerebro no le llega la electricidad procedente del tálamo y de los centros vegetativos del SNC. Al faltar la electricidad, la habitual actividad química cerebral se ve alterada, perturbada. Entramos ahora en una fase muy interesante que seguidamente exponemos.

 

En la enfermedad de Alzheimer, hemos visto la importancia que tienen los dos sistemas: el hormonal y el nervioso. En dicha enfermedad, la patología hormonal produce en nuestro organismo un terrible mal, que hasta hoy ha resultado imparable. En tal sentido, y por su indudable importancia, creemos oportuno poner al descubierto sucintamente, la gran cantidad de hormonas que quedan paralizadas en su actividad al no recibir la imprescindible colaboración de nuestra electricidad y el consiguiente fallo en los centros vegetativos del sistema nervioso central. Quedan afectadas las hormonas de la hipófisis posterior. Estas tienen una función antidiurética. Son sintetizadas en las células neuronales de los núcleos hipotalámicos y se almacenan en las terminaciones de las células nerviosas de la neurohipófisis, para ser liberadas cuando sea necesario. La hormona antidiurética (ADH) que es segregada por el núcleo supraóptico del hipotálamo, es almacenada en la hipófisis posterior y liberada según la necesidad por los osmos (impulsos) receptores de dicho núcleo. Tiene un efecto específico sobre las células epiteliales de la porción distal del túbulo urinario. En la enfermedad de Alzheimer, como vemos, todo cuanto acontece en el sistema nervioso hormonal, repercute en el sistema nervioso y viceversa.

 

Todos estos procesos hormonales quedan paralizados al quedar suprimida la corriente electromotriz. De la misma forma que las extremidades afectadas por una hemiplejía, paraplejía, etcétera, carecen de toda actividad química y energía motora, en la enfermedad de Alzheimer, al no existir electricidad, quedan anuladas también todas las acciones estimulantes y excitantes que generan las hormonas hipofisarias y las hipotalámicas anteriormente descritas.

 

Al desaparecer la actividad eléctrica en los nervios del parasimpático, es lógico que afecte a la hipófisis y al hipotálamo. La imprescindible actividad bioquímica de estas dos importantes glándulas queda suprimida irremisiblemente por la ausencia eléctrica. Los efectos son fulminantes: su grave patología se extiende ampliamente por todo nuestro organismo. ¡Qué importante es para nuestro organismo estar poseído de un mapa eléctrico bien armonizado! Si se excede, malo; si falta la electricidad, ya lo hemos visto. Cuidemos al máximo que sea posible nuestra fisiología neuronal. Estos han sido nuestros razonamientos y fundamentos científicos que pueden contribuir a la implantación de un método de estudio, emparejado con la teoría y pruebas que hemos aportado. Mediante este planteamiento utilizado, sinceramente, creemos haber aportado suficientes elementos conceptuales, tratando de demostrar por qué y cómo se produce tan cruel cuadro clínico. Estas han constituido nuestras “armas” para tratar de combatir y dar a conocer la verdadera “Etiopatogenia de la enfermedad de Alzheimer”.

 

¿Hemos acertado? Si se demuestra que las células normales de los ovarios y de los testículos aparecen atrofiadas en la necropsia, no dudaríamos en pensar y posiblemente afirmar, que la enfermedad de Alzheimer se inicia con la desconexión neuromuscular en dichas regiones. Las fibras nerviosas, como en el cerebro de dichos enfermos, aparecerían destruidas. Se produciría una progresiva y alarmante falta de trofismo del parasimpático sacro. Todas las acciones químicas que acaecen normalmente en los centros vegetativos del SNC no podrían producirse al faltarle la electricidad que le aporta el parasimpático. La verdad es que necesitamos conocer otras opiniones y tener la oportunidad de debatirlas.

 

10. Figuras

 

etiopatogenia_enfermedad_Alzheimer/conduccion_nerviosa_parasimpatica


 


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