Diabetes y Medios de comunicacion. Guia para periodistas
Autor: Luis Otero | Publicado:  29/12/2009 | Endocrinologia y Nutricion , Divulgacion Medica | |
Diabetes y Medios de comunicacion. Guia para periodistas .3

Sus síntomas, que suelen aparecer bruscamente, consisten en una producción excesiva de orina (poliuria), sed (polidipsia), hambre constante, pérdida de peso, alteraciones visuales y fatiga. Se presenta principalmente en niños y jóvenes, aunque puede aparecer en cualquier edad. No se conocen con exactitud las causas de la pérdida de funcionalidad del páncreas, pero en la mayoría juegan un papel muy importante los factores autoinmunitarios: es decir la autoagresión por parte del sistema inmunitario hacia el páncreas, determinados virus, factores genéticos, etc.

La diabetes de Tipo 2 (conocida como diabetes no insulinodependiente o de inicio en la edad adulta) se debe a que el organismo dispone de insulina pero no la utiliza eficazmente. El 90% de los diabéticos del mundo padecen diabetes de Tipo 2, estrechamente vinculada al peso corporal excesivo, la alimentación inadecuada y excesiva y a la inactividad física.

Los síntomas son muy solapados. En consecuencia, es posible que la enfermedad sólo se diagnostique varios años después de su inicio, cuando empiezan a manifestarse sus complicaciones. Hasta hace poco, este tipo de diabetes sólo se observaba en los adultos, pero ahora también empieza a verse en niños obesos. Afecta cerca del 7% de la población en Latinoamérica.

Hambre y sed, dos síntomas significativos

Los síntomas de la diabetes Tipo 1 pueden ser: Sed y hambre intensos, ganas de orinar frecuentemente, piel seca y con comezón, pérdida de peso inexplicable, visión borrosa que cambia día a día, cansancio o somnolencia inusual, hormigueo o adormecimiento en las manos o los pies, infecciones frecuentes o recurrentes en la piel, las encías, la vejiga o infecciones vaginales.

Las personas con diabetes Tipo 2 pueden tener los mismos síntomas, pero no resultan tan obvios. Muchos no presentan síntomas y cerca del 50% pueden tener la enfermedad y no saberlo.

Los nuevos estudios indican que la detección precoz de la diabetes y su tratamiento adecuado disminuyen las complicaciones crónicas. El diagnóstico temprano se puede lograr mediante análisis de sangre relativamente baratos, sobre todo en personas que tienen factores de riesgo como: Antecedentes familiares de diabetes (uno de los padres o hermanos), obesidad, edad superior a 45 años, diabetes gestacional o parto de un bebé con un peso mayor a 4 kg, presión sanguínea alta, niveles altos de triglicéridos y colesterol en la sangre y ciertos grupos étnicos (particularmente afroamericanos e hispanoamericanos).

Ideas para coberturas periodísticas:

  • Investigar si las obras sociales o medicinas prepagas aconsejan análisis periódicos de sangre para medir la glucemia, sobre todo en los grupos de riesgo. Promover campañas de estas organizaciones en tal sentido.
  • Las publicaciones que abordan temas relativos a la belleza corporal (cosmetología, cuidados de la piel, cosmiatría) no sólo deberían ocuparse de las personas sanas. Incluir artículos que ilustren sobre cuidados de personas con diabetes (por ejemplo, el pie diabético) no sólo alertarán sobre la existencia de la enfermedad antes de que las complicaciones se agraven, sino que servirán de guía para quienes tienen bajo su cuidado a personas ancianas o con trastornos circulatorios.

Una alimentación sana está íntimamente vinculada a la situación socioeconómica y niveles de acceso a la educación de las familias. Los alimentos como la carne, la leche, la fruta y la verdura son más caros que un pedazo de pan, una gaseosa o golosinas, que matan el hambre pero no alimentan. Quienes consumen este tipo de alimentos son más propensos a contraer diabetes. Tipo 2, cuya aparición era común entre las personas mayores, ahora se desarrolla también a partir de los 8-10 años de edad en niños con Obesidad. Es necesario generar conciencia en la comunidad sobre los efectos de la mala alimentación y sus consecuencias.

Los niños y adolescentes que la presentan necesitan controles y cuidados especiales en todos los lugares a los que asisten; es decir, la escuela, el club, los recitales, los boliches.

La diabetes infantil puede causar a largo plazo, si no es tratada debidamente, pérdida de la visión, infarto, hipertensión arterial, derrame cerebral, lesiones en los pies, impotencia sexual e insuficiencia renal.

Vejez y diabetes, una confusión frecuente

La diabetes Tipo 2 es la forma más común entre los adultos mayores.

Los síntomas se desarrollan con lentitud y pueden ser tan leves que las personas no los notan o los confunden con signos de envejecimiento. El acumulo de glucosa en el torrente sanguíneo provoca aumento de la sed, la micción, el hambre, leve pérdida de peso (sin intención de hacerlo), fatiga, visión borrosa, piel seca con picazón, hormigueo o pérdida de sensibilidad en los pies e infecciones frecuentes en la piel, vejiga o encías.

Muchos de estos problemas pasan desapercibidos hasta que llegan a ser serios, complicándose con enfermedades cardíacas, apoplejía, pérdida de visión o ceguera, enfermedad de los vasos sanguíneos, gangrena (normalmente en los dedos del pie y en los pies), insuficiencia renal, infecciones de encías y pérdida de dientes e impotencia en hombres.

El tratamiento está centrado en controlar la enfermedad, es decir lograr normalizar la glucemia, las alteraciones en las grasas sanguíneas (colesterol y triglicéridos), la presión arterial y el peso corporal. En algunas personas, perder un 10% de su peso corporal genera una mejoría importante de la diabetes Tipo 2. En todos la pérdida de peso, el ejercicio y la atención cuidadosa de la alimentación genera una mejoría importante de la diabetes Tipo 2 y permite mantener la diabetes bajo control. Muchas personas, especialmente aquellas incapaces de hacer cambios adecuados en el estilo de vida, necesitan tomar píldoras, y un porcentaje precisa aplicarse insulina para lograr el adecuado control y prevención de las complicaciones.

La diabetes se puede prevenir

Si bien todavía no es posible prevenir la diabetes Tipo 1, permanece como un objetivo para el futuro. Se puede reducir el riesgo de desarrollar diabetes Tipo 2 a través de los cambios de estilos de vida sostenidos, tanto de la alimentación como en la actividad física habiendo sido demostrado por numerosas investigaciones, entre ellos el Estudio Finlandés de Prevención de Diabetes donde los cambios en los estilos de vida han sido más efectivos que el uso de medicamentos: alcanzar y mantener un peso corporal normal y al menos 30 minutos de actividad física regular -de intensidad moderada- la mayoría de los días, son medidas comprobadamente eficaces.

Sin embargo, la magnitud del problema requiere de políticas públicas que alienten a reducir los niveles de sobrepeso y obesidad, así como la inactividad física. Las decisiones políticas en transporte, diseño urbano, precio de los alimentos y publicidad, convenientemente informadas, pueden jugar un papel importante en disminuir el riesgo poblacional de desarrollar diabetes Tipo 2.

También en las personas que ya tienen diabetes, las medidas preventivas son eficaces para evitar complicaciones. Las intervenciones factibles y económicas en los países en desarrollo incluyen un control adecuado de la glucemia, la tensión arterial y cuidados podológicos, realizando el control médico periódico.

Otras intervenciones más o menos económicas son la detección de la retinopatía (causa de ceguera), el control de los lípidos de la sangre para regular las concentraciones de colesterol-triglicéridos y la detección de los signos tempranos de nefropatía relacionada con la diabetes.

Estas medidas siempre deben complementarse con una alimentación saludable, actividad física regular, el mantenimiento de un peso corporal normal y el abandono del tabaco.

Prevención y medios de comunicación

En lo referente a políticas públicas y medios de comunicación, es necesario combatir la idea de que la diabetes no es un problema importante entre las personas del mundo. Este concepto erróneo, influye directamente en la baja prioridad que le dan los principales organismos que podrían prestar apoyo económico contra la enfermedad.


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