Presencia de las ciencias sociales en las facultades de Ciencias de la Salud. Reflexiones sobre su necesaria integracion para el estudio del proceso salud-enfermedad humana
Autor: Rosmel del Valle Orfila Vilera | Publicado:  26/03/2010 | Formacion en Ciencias de la Salud | |
Presencia de las ciencias sociales en las facultades de Ciencias de la Salud .5

Dichos agentes virales y bacteriológicos forman parte de la gran gama de factores que ocasionan daños nefastos una vez que se incuban en el organismo humano, y para contrarrestarlos la Ciencia Médica ha tenido grandes avances de incuestionable valor. Sin embargo, otros factores que se encuentran en las dimensiones de lo social, que aun cuando en la mayoría de los casos son de carácter intangibles, tienen efectos devastadores para los seres humanos.

Cuando las bases que sostienen la vida societal se fracturan, deviene inevitablemente el colapso de sus integrantes. Así, la escasa injerencia de los padres en la formación humana de sus descendientes trae consigo problemas que atentan contra el deseado equilibrio biopsicosocial: desviaciones de todo tipo, violencia, promiscuidad, desinterés, depresión, drogas, tabaquismo, alcoholismo, etc.; la delincuencia juvenil, la deserción escolar; la pobreza, etc., son signos y síntomas que denotan una “sociedad enferma” que a través de una observación detenida en nuestros entornos se puede apreciar en sus diversas manifestaciones.

Los factores multicausales, de orígenes biológicos y sociales, deben ser abordados en su justa imensión total, y a través de las Ciencias Sociales es posible hacer estudios exhaustivos destinados a profundizar causas y explicaciones de los comportamientos de los seres humanos no deseados. A su vez, como ya se ha expuesto anteriormente, es preeminente estudiar los llamados condicionantes de la salud, que al decir de la Organización Panamericana de la Salud (2006),

Los determinantes de la salud incluyen:

  • el entorno social y económico.
  • el entorno físico.
  • las características personales y
  • los comportamientos individuales.

Estos contextos de vida de las personas delimitan en gran parte sus posibilidades de tener buena salud. Sin embargo, el control que los individuos tienen sobre estos determinantes es muy escaso. Entre los principales factores que determinan la salud de las personas se encuentran los siguientes:

  • Ingresos económicos y estatus social.
  • Educación. · Entorno físico.
  • Redes de apoyo social.
  • Factores genéticos.
  • Servicios de salud.
  • Género. (p. 4)

Así, por ejemplo, el estudio de la pobreza en todas sus manifestaciones ofrece una rica oportunidad para conocer causas y consecuencias de tal fenómeno propio de la dimensión social. Esta problemática tiene orígenes diversos, encontrándose entre algunas causas potenciales los movimientos migratorios que desde el campo se instalaron en las periferias de las grandes ciudades del centro-norte del país (Valencia, Caracas, etc.), escasas fuentes de empleo en las ciudades receptoras, falta de preparación formal en oficios clave, analfabetismo, etc. Las consecuencias son muchas: desnutrición, delincuencia, violencia, deserción escolar, descomposición de los núcleos familiares, exclusión, etc.

Este ejemplo, presentado grosso modo, permite comprender que el mismo es un desencadenante del quiebre del equilibrio biopsicosocial de los seres humanos. Aquí es posible comprender como el proceso salud-enfermedad se manifiesta en toda su extensión, y comprensible es destacar que el mismo es un continuum universal que por causas conocidas o no puede determinar las enfermedades.

Queda entendido entonces que la enfermedad se manifiesta en una de sus caras: la social, la cual es tan evidente que puede ser observada directamente, y a través de la puesta en práctica de cualquiera de las metodologías y técnicas de la investigación social se puede abordar dicho objeto de estudio de manera científica, pero siempre con el interés de conocer su estado, sus dimensiones, alcance y, lo más importante, buscar alternativas de solución y de prevención.

En éste último aspecto cobra especial preeminencia la promoción de la salud y la prevención de enfermedades los cuales se convierten el aspectos clave y objeto de estudio de una verdadera acción Educativa a través de estrategias ideales para tal fin: elaboración de programas y planes de promoción de la salud, diseño de medios informativos en materia de solucionar problemas elementales y de fácil control, educar a las masas poblaciones en materia de Educación para la Salud, organización de las comunidades a objeto de autogestionar la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, activar la vigilancia epidemiológica local y regional, gestionar acciones ante los entes ideales para solucionar problemas de contaminación ambiental, etc.

Acciones como las expuestas y otras más sólo pueden ser posibilitadas luego de realizar abordajes significativos de las comunidades a través de una apreciación y óptica científica que sólo las Ciencias Sociales pueden ofrecer, siendo así útiles y necesarias para estudiar a los seres humanos como integrantes de una sociedad que ocupa un espacio geográfico determinado. Enfocarse al estudio del mismo, es estudiar de igual manera su contexto histórico y con él es posible rastrear las edades históricas de los problemas propios del proceso salud-enfermedad.

Reivindicar al hombre en los contextos histórico-social y de la salud posible es viable siempre que se considere al mismo como creador y con potencialidades especializadas para alcanzar propósitos loables, donde fomentar los valores éticos y morales, inculcar y reforzar conductas y comportamientos orientados a desarrollar las artes en todas sus manifestaciones, etc., puede convertirse en un rico escenario que redundaría en fraguar las actitudes y comportamientos necesarios para una convivencia en armonía con los otros y con la “Madre Naturaleza” en su conjunto.

Al respecto, queda demostrado que hay posibilidades de un pleno desarrollo de las individualidades, y para lograr este cometido es necesario partir de un comienzo tácito, esto es centrarse en los aspectos de índole sociocultural. Una efectiva Educación para la Salud debe partir de contar con docentes con competencias específicas para tales propósitos, enfatizando en que posea los conocimientos en dicha materia y que les permita generar otros conocimientos de valía para el colectivo. Las masas poblacionales requieren ser orientadas en materia de salud, de la manera como pueden prevenir enfermedades de fácil control, de las maneras de preservar la salud.

En concordancia con éste último aspecto, la organización Panamericana de la Salud (2006) hace énfasis en que,

La salud se crea y la vive la gente dentro de los ambientes de su vida cotidiana, donde aprenden, trabajan, juegan y aman,… Esta noción, de acuerdo con la cual la salud nace de la interrelación entre los individuos y su ambiente, desecha la idea de identificar a las personas según los factores o condiciones de riesgo que la afectan (por ejemplo, hipertensos, obesos, fumadores, etc.) y funda la construcción social de la salud sobre la relación de los individuos con su entorno. Este es el modelo ecológico, un abordaje más sociológico que psicológico de la conducta humana y de sus ámbitos de desarrollo que es el producto de las disciplinas tan diversas como la salud pública, la sociología, la psicología, la geografía y la educación. (p. 8)

Así, para las Ciencias Sociales la salud tiene condicionantes que se encuentran en el entorno en toda su extensión, a tal punto que hasta las manifestaciones artísticas, folklóricas, tradicionales, etc., ejercen una poderosa acción en la formación de un intelecto altamente especializado, necesario para lograr alcanzar otros propósitos. Otrora era inconcebible pensar de esta manera, e inclusive se relegaba éste aspecto como parte de una propensión a la salud de los seres humanos.

Hoy es el mejor momento para pensar en nuevos escenarios y desafíos que alienten a la humanidad en un orden planetario por ahora debilitado cada vez más y donde la acción formadora de los espacios académicos y de investigación se convierten en una rica oportunidad de hacer posible ir más allá de la rigidez de las cátedras y asignaturas y dirigir las acciones de enseñanza-aprendizaje hacia nuevos derroteros: el hombre feliz.

El hombre feliz, equivale a pensarlo como aquel lleno de plenitud emotiva, emocional, empática, que le permita una sana convivencia con los otros y con cada elemento que integra la Naturaleza misma. De apresurarse la institución escolar y sus docentes e investigadores a profundizar en aspectos relacionados a la cultura, a la sociedad, a la familia, a la religión, a las normas, al ambiente, a la flora y fauna, etc., se estará en condiciones de generar estrategias viables para integrar al hombre a una sociedad cuyo ideal de perfección se aproxime cada vez más al logro de alcanzar la armonía entre todos.


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