Fitoterapia. El poder terapeutico de las plantas
Autor: María del Rocío Catalina García | Publicado:  10/06/2010 | Otras Especialidades , Farmacologia | |
Fitoterapia. El poder terapeutico de las plantas .2

 Cápsulas: En la actualidad, numerosas plantas se comercializan de esta forma, en que el principio activo de la planta se presenta aislado.

 Cremas, pomadas y ungüentos: Se emplean para uso exclusivamente tópico. Los ungüentos se componen de aceite en infusión, mientras que las cremas y pomadas combinan este medio oleoso con otro de base acuosa (infusión, decocción).

 Cataplasmas y emplastos: Se basan en la aplicación directa sobre la piel, gracias a un paño, de las hierbas frescas o su solución (infusión, decocción, aceite o tintura).

Además de los métodos citados anteriormente, en numerosas formas de preparación culinaria, se incluyen diversas hierbas con acción terapéutica. Es más, existen numerosas verduras y frutas que contienen fitoquímicos que producen efectos beneficiosos en la salud. Por tanto, a través de la alimentación, podemos también adquirir las propiedades medicinales de las plantas. Puesto que nuestro campo es la nutrición y la dietética, en el presente trabajo, nos centraremos en las vías de administración oral (tisanas, tinturas, cápsulas…) y los efectos que las plantas medicinales tienen en el organismo humano cuando se ingieren. Por tanto, se excluirán los posibles beneficios de la aplicación externa o tópica.

COMPOSICIÓN QUÍMICA DE LAS PLANTAS

Las plantas contienen una alta proporción de agua, en cantidad variable según el órgano que utilicemos. En general, las hojas y los tallos contienen una elevada cantidad de agua, mientras que las semillas contienen menor cantidad. Hay también minerales, vitaminas, hidratos de carbono, lípidos, proteínas y otros compuestos nitrogenados y ácidos nucleicos.

Además, existen unas sustancias, llamadas fitoquímicos, que son las que aportan la capacidad terapéutica a la planta: terpenos, saponinas, fenoles, cumarinas, lignanos, flavonoides, antocianinas, catequinas, taninos… Pero además de sustancias con demostrados beneficios para la salud, en las plantas pueden aparecer alcaloides, sustancias que pueden tener efectos tóxicos. También se hallan en algunas plantas, enzimas con actividad diversa. Por ejemplo, en la papaya (Carica papaya) está la papaína y en la piña (Ananas comosus), la bromelina, que son enzimas con actividad proteolítica.

En la actualidad, el estudio de los fitoquímicos constituye uno de los principales campos de investigación farmacológica y nutricional. Aunque en los últimos años, el conocimiento en materia de fitoterapia ha avanzado mucho, todavía no se conocen muchos de los principios activos que otorgan a las plantas su capacidad terapéutica.

Estas sustancias de las plantas se clasifican en tres grupos según su actividad:

1. Principios activos: Son las sustancias contenidas en las plantas con actividad farmacológica, a las cuales se debe su empleo terapéutico. Existen dos tipos, los específicos, que actúan tras la interacción con un receptor del organismo, y los inespecíficos, que desarrollan su actividad mediante distintas alteraciones en la célula donde actúan, tales como cambios en la presión osmótica, alteraciones en la permeabilidad de las membranas, cambios de pH…

2. Sustancias coadyuvantes: Son sustancias con efecto sinérgico sobre los principios activos. Por ejemplo, el té contiene cafeína, que tiene un efecto estimulante en el sistema nervioso central, y también contiene taninos, que modulan la actividad de la cafeína, produciendo un efecto más suave pero más duradero.

3. Sustancias antagonistas: Están presentes en la misma planta que los principios activos, pero presentan efectos contrarios a éstos. Por ejemplo, el ruibarbo contiene heterósidos antracénicos con acción laxante y además, presenta taninos, que son antidiarreicos.

Se establece una segunda clasificación de estas sustancias, si atendemos al efecto que tienen sobre la enfermedad:

1. Sustancias etiótropas: Actúan directamente sobre la causa de la enfermedad.

2. Sustancias sintomáticas: Suprimen o atenúan los síntomas de la enfermedad, pero no actúan directamente sobre la causa de la misma; como los taninos, que actúan intentando detener la diarrea, pero no actúan sobre el agente causal que la provoca, generalmente un agente infeccioso.

Por lo general, no tiene el mismo efecto administrar los principios activos aisladamente (cápsulas) que la planta entera. En ocasiones es mejor administrar la planta por la presencia de coadyuvantes y antagonistas, pero en otras, es preciso aislar los principios activos para controlar mejor la dosis.

DESCRIPCIÓN DE LAS PLANTAS MEDICINALES

A continuación se detallarán diversas plantas medicinales. Hay que tener presente que éstas no poseen únicamente un efecto terapéutico, sino que abarcan el tratamiento de diversas alteraciones. Sin embargo, para facilitar su estudio, he establecido una clasificación según la localización anatómica donde ejercen su acción principal. En cada apartado, se cita el nombre de diversas plantas y además, se ofrece un estudio más detallado de algunas de ellas, indicando sus componentes y los distintos efectos que tienen sobre el organismo humano.

FITOTERAPIA DEL SISTEMA NERVIOSO

En este apartado, clasificaremos las plantas en dos grupos, dependiendo de su mecanismo de acción: sedantes y tranquilizantes o estimulantes. No se tratarán el efecto de la planta del opio y de la coca, pues de ellas se extraen sustancias prohibidas y perjudiciales para la salud, y por tanto no encajan con el objetivo del presente trabajo, que es mostrar los efectos beneficiosos de las plantas. La morfina, producto derivado del opio, se emplea en clínica para aliviar dolores extremos en pacientes críticos terminales.

 PLANTAS CON EFECTO SEDANTE:

El acelerado ritmo de vida imperante en nuestros días favorece la aparición de trastornos del sistema nervioso, como estrés, irritabilidad, ansiedad, insomnio… El mundo vegetal nos ofrece una serie de plantas que nos ayudan a paliar estos problemas: azahar, espino blanco, lavanda, melisa, mejorana, amapola, pasiflora, tila, valeriana, lúpulo, verbena, celidonia, hipérico, hierba luisa…

PASIFLORA, PASIONARIA, FLOR DE LA PASIÓN (Passiflora incarnata)

Este nombre alude a la crucifixión de Cristo. Se utiliza la parte superior de la planta (hojas, flores y frutos). Contiene trazas de alcaloides indólicos (harmano, harmina y harmol), maltol (derivado de -pirona), derivados flavónicos (quercetol, kampherol, apigenol, luteolol) y C-flavonoides (vitexina, isovitexina, orientina, saponaria y flavononas), compuestos que confieren a la planta propiedades sedantes, ansiolíticas (disminuye la ansiedad) y antiespasmódicas. Además, induce sueño y es beneficiosa en el tratamiento de las neuralgias (dolor intenso en los nervios). Administrada junto con el tratamiento de la epilepsia, permite disminuir la frecuencia e intensidad de ataques epilépticos. También alivia los espasmos musculares producidos por el asma y el síndrome de intestino irritable y disminuye los efectos del síndrome de abstinencia en tratamientos de deshabituación a alcohol y drogas.

Se consume en forma de infusión, jarabes, tinturas y cápsulas.

TILA (Tilia platyphyllos)

Se emplean las inflorescencias y las brácteas (hojas pequeñas de las que brotan las flores). También se puede utilizar la corteza sin súber, llamada albura. Se compone de flavonoides (quercitina, astralagina, tilirosido, kampherol) mucílagos (polímeros glucídicos), farsenol y trazas de geraniol y eugenol, taninos, polifenoles y cumarinas. Por la acción sinérgica de estas sustancias, la tila tiene acción sedante, antiespasmódica, antiinflamatoria, antitusiva, colerética (estimula la producción de bilis) y vasodilatadora. Por tanto, es útil, además de en el tratamiento de trastornos nerviosos, en las afecciones respiratorias (catarros, asma, tos…), circulatorias, pues su capacidad vasodilatadora propicia la disminución de la tensión arterial, y hepato-biliares, por su efecto colerético. Aumenta la sudoración, por lo que se utiliza como mecanismo para reducir la fiebre.
Se administra en forma de infusión y tintura. También se elaboran decocciones de la corteza.

VALERIANA (Valeriana oficinalis)

Se utilizan la raíz y el rizoma. Contiene ácidos orgánicos, taninos, aceite esencial constituido por carburos terpénicos (pineno, kamfeno) y sesquiterpénicos (valenos), alcoholes terpénicos (borneol, mirtenol) y sus ésteres (fórmico, acético, butírico, isovalérico), alcoholes sesquiterpénicos (valenol), ácidos terpénicos (valerénico, valerenólico), cetonas sesquiterpénicas (valerenona, valeranona), valepotriatos y alcaloides (catinina, valeriana y actinidina). Los valepotriatos se consideran los principios activos, aunque el resto de compuestos actúan sinérgicamente con éstos.


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