Antioxidantes en pacientes suplementacion prostatica. Medicina alternativa complementaria .5
Sin embargo tenemos trabajos como el de Kristal (2004) donde refiere que no hay evidencias que la vitamina A, retinoides sintéticos o carotenoides puedan ser usados como agents quimiopreventivos en casos de cáncer prostático.
El Estudio (ATBC) (Alpha-Tocopherol-Beta Carotene Cáncer Prevention Trial) (1994) fue conducido tanto por la U.S National Cáncer Institute y el National Public Health Institute of Finland, se hizo sobre 29.133 hombres finlandeses fumadores tratándolos con beta-caroteno, vitamina E o placebo y dio como resultado un 18% de aumento en cáncer de pulmón y un 8% de aumento en la rata de mortalidad. Los efectos colaterales de los beta-carotenos fueron más intensos en hombres con una ingesta moderada de alcohol (más de 11 gramos/dia), recordando que 15 gramos de alcohol es equivalente a 1 trago, y en aquellos que fumaban al menos 20 cigarrillos/dia (JNCI 1996).
Los participantes que tomaron vitamina E tenían 32% menos casos de cáncer de próstata y 41% menos muertes por cáncer de próstata. La muerte por accidentes cerebrales hemorrágicos fue incrementada un 50% en hombres tomando suplementos de alfa-tocoferol, sobre todo en hombres con hipertensión (JNCI 1998;90:440 y Arteriosc Thromb Vasc Biol 2000;20:230).
Los participantes terminaron de tomar suplementos vitamínicos en abril 1993 y se evaluaron los efectos a largo plazo de las vitaminas sobre la incidencia de cáncer, y sobre la mortalidad general y la mortalidad causa-especifica, estudiando la data adicional hasta abril 1999 en relación a incidencia de cáncer y mortalidad causa-especifica y hasta el 2001 para lo referente a mortalidad general. Estos hallazgos fueron publicados en el JAMA (2003) y se demostró que los participantes tomando beta-caroteno experimentaron 7% de mayor mortalidad general que hombres tomando placebo, sobre todo en los primeros 4 a 6 años de seguimiento. La mayor mortalidad fue debida a enfermedad cardiovascular y a cáncer de pulmón. El riesgo aumentado de cáncer de pulmón en pacientes tomando suplementos de beta-caroteno se normalizó al suspender la toma de vitamina.
La más baja rata de incidencia de cáncer de próstata en pacientes tomando suplementos de alfa-tocoferol retornó a la normalidad tan pronto como terminó la investigación, pero siempre permaneció más baja que el grupo placebo en los seis años siguientes de observación. Las conclusiones y recomendaciones aparecidas en el JAMA (2003) fueron que los efectos adversos y beneficiosos con la vitamina E (alfa-tocoferol) desaparecieron durante el seguimiento de los estudios. Estos resultados en conjunto con los del estudio CARET (beta-carotene and retinol efficacy trial) de 1996 soportan la recomendación que la suplementación de beta-carotenos deberá ser evitada por los fumadores.
Goodman (2004) refirió que en el trabajo denominado ‘The Beta-Carotene and Retinol Efficacy Trial’ (CARET) evaluaron el efecto de los beta-carotenos diarios (30 mg) con el palmitato de retinyl (25.000 IU) sobre la incidencia de cáncer de pulmón y otros cánceres y la mortalidad en 18.314 participantes quienes eran considerados de alto riesgo para cáncer de pulmón por una historia positiva de hábitos tabáquicos o de exposición a asbestos. El estudio fue detenido en 1996 debido a que los participantes evaluados tenían un 28% de aumento de incidencia de cáncer de pulmón y un 17% de aumento de muerte y una alta tasa de mortalidad por enfermedad cardiovascular. Se les hizo seguimiento hasta diciembre 2001 y las conclusiones fueron que los efectos adversos previamente reportados por el beta-caroteno y el palmitato de retinyl sobre la incidencia de cáncer de pulmón y en la mortalidad por todas las causas en fumadores de cigarrillos y en aquellos individuos expuestos a trabajos con asbestos persistió después de haber detenido la suplementación vitamínica. El análisis de subgrupos sugiere que el riesgo aumentado de cáncer de pulmón fue restringido primariamente a las mujeres y la mortalidad por enfermedad cardiovascular a mujeres y fumadores.
VITAMINA D
Se recomiendan 10 microgramos al dia de vitamina D. Pero específicamente se utiliza o vitamina D2 (ergocalciferol) o vitamina D3 (colecalciferol). Se presentan formando parte de multivitamínicos. La dosis recomendada es de 200 a 400 UI (5 a 10 microgramos por dia).
A pesar de que la conocemos por su rol en el metabolismo mineral y óseo ahora sabemos que induce la diferenciación celular, inhibe la proliferación celular en varios tipos de células entre los que se cuentan las células cancerosas prostáticas.
La denominación vitamina D se refiere a los secosteroles ergolcalciferol o vitamina D2 y al colecalciferol o vitamina D3 así como a los metabolitos y análogos de éstas sustancias. Sabemos que la vitamina D posee actividad antirraquítica, regula la homeostasis cálcica corporal, es importante en el desarrollo esquelético y en la mineralización ósea, es una prohormona.
El metabolito activo de la vitamina D inhibe el crecimiento de la línea celular cancerosa. Altera el ciclo celular en la progresión e iniciación de la apoptosis. Tiene actividad antiosteoporótica, Inmunomoduladora, anticarcinogénica, antipsoriática, antioxidante y moderatoria del humor del paciente, por afectación de los niveles de serotonina cerebrales.
Hoy sabemos que existen receptores de la vitamina D en pacientes con cáncer prostático y que éstos pacientes cancerosos presentan un bajo nivel sérico de vitamina D. Un alto nivel circulante de 1,25 dihidroxivitamina D (forma activa de la vitamina D o Calcitriol) inhibe la carcinogénesis prostática, inducirá diferenciación celular, y/o inhibirá la proliferación celular. Tiene efectos antiproliferativos sobre las células epiteliales y estromales de la próstata normal y de la próstata cancerosa. Este efecto lo logra por una detención en la fase G0-G1 del ciclo celular. Inhibirá la capacidad invasiva de las células del cáncer prostático.
Se especula que al ingerir productos lácteos, tendremos un elevado nivel de calcio y fosforo en sangre que disminuirá los niveles circulantes de vitamina D. De igual manera al ingerir carnes rojas de origen animal estaremos elevando los aminoácidos azufrados contenidos en las proteínas animales, los cuales disminuirán el pH sanguíneo que a su vez suprimirá la producción de 1.25 dihidroxivitamina D, llevando ambos escenarios a no inhibir una posible carcinogénesis prostática.
Por lo dicho anteriormente se recomienda reducir sustancialmente el consumo diario de productos lácteos y las carnes rojas. Se consigue en el salmón, la macarela, el atún, el arenque, los vegetales de hojas verdes oscuras, y la leche.
Mikhak (2007) refirió que la hipótesis de que la unión de la 1.25-dihidroxivitamina D al receptor de vitamina D (VDR) sobre la célula epitelial prostática agiliza la regulación de los genes relacionados con el cáncer, determinó que como conclusión de éste estudio ninguno de los polimorfismos del VDR estuvo asociado con una mayor susceptibilidad al cáncer de próstata.
Li (2007) en la misma línea del trabajo anterior refería que la 25-hidrovitamina D3 circulante es convertida a la hormona activa 1.25 dihidroxivitamina D3 la cual opera a través de los receptores de vitamina D (VDR) e inhibe la proliferación celular in vitro, induce la diferenciación celular y la apoptosis y protegerá contra el cáncer prostático. Durante 18 meses de seguimiento de 14.916 hombres inicialmente libres de cáncer, se les identificó 1.066 cánceres incidentales de próstata incluyendo 496 agresivos definidos como estadio C y D y Gleason score de 7 a 10 o enfermedad prostática metastásica y cáncer prostático fatal en el curso del estudio ‘Physicians´Health Study’.
Se evaluó la asociación entre niveles pre diagnostico plasmáticos de 25(OH)D y 1.25 (OH)2D y la enfermedad total y agresiva y se exploró si la relación entre los metabolitos de la vitamina D y el cáncer de próstata fue modificado por el polimorfismo funcional de los receptores de vitamina D (VDR FokI). Hombres con niveles de 25(OH)D and 1,25(OH)2D estuvieron por debajo de la normal tenían un aumento significativo del riesgo de cáncer prostático agresivo. Contrariamente hombres con altos niveles plasmáticos de 25 (OH)D fueron relacionados con un significativo 60% y 70% de disminución de riesgo de cáncer prostático total y agresivo respectivamente. Se concluye que una gran proporción de hombres norteamericanos tenían un status subóptimo de vitamina D, sobre todo en invierno-primavera y que 25(OH)D and 1,25(OH)2D jugarán un rol importante en la prevención de la progresión del cáncer de próstata. Y que el status de la vitamina D medidos por el 25(OH)D en plasma interactúa con el polimorfismo del VDR FokI y modifica el riesgo de cáncer de próstata. Hombres con un genotipo FokI ff menos funcional serán más susceptibles a éste cáncer en la presencia de bajos niveles plasmáticos de 25(OH)D.
Bonjour (2007) refería que existen algunos estudios epidemiológicos donde se asocia la ingesta de calcio y el riesgo de cáncer de próstata. La hipótesis propuesta es que el alto consumo de calcio podrías promover el cáncer de próstata al reducir la producción de 1,25-dihydroxyvitamin D, calcitriol, la forma hormonal de vitamina D.