Revision bibliografica. Disfuncion orgasmica femenina y ansiedad
Autor: Lic. Diana C. Wharwood L.  | Publicado:  11/10/2010 | Psicologia , Psiquiatria | |
Revision bibliografica. Disfuncion orgasmica femenina y ansiedad .2

La ansiedad y la dificultad para relajarse intervienen como un factor fundamental en las mujeres para alcanzar el orgasmo. Además, mayormente la ansiedad viene referida por estereotipos y actitudes asentadas en lo cultural que son incompatibles con el disfrute natural del propio placer de la excitación sexual. En síntesis, las disfunciones del orgasmo femenino se producen a causa de una ansiedad adquirida que interfiere en el funcionamiento normal de dicho reflejo. De igual manera, se considera que la disfunción orgásmica está asociada a distintos factores psicológicos, entre ellos: la inadecuada educación sexual, rigidez moral, primeras experiencias traumáticas, falta de información, o a ciertos aspectos culturales donde se enfatizan que en una relación es la mujer la que debe satisfacer al hombre, e incluso niega que la mujer pueda tener interés o deseos sexuales, por lo que en muchos casos la anorgasmia de la mujer tiene que ver con una estimulación inadecuada (Aslan y Fynes, 2008).

Una medida a tomar en el tratamiento de las mujeres con disfunción orgásmica debe ser el conocimiento de sí mismas. La mujer con disfunción orgásmica tiende a padecer de una sintomatología que le resulta displacentera, como es una preocupación debido a su trastorno sexual, ya sea en caso de una dificultad para alcanzarlo o la inexperiencia absoluta del mismo.

El tratamiento de la ansiedad y la disfunción orgásmica ofrece la posibilidad de generar un bienestar psicológico en la mujer, que probablemente influenciará de manera positiva en su funcionamiento sexual. Las investigaciones generan un conocimiento imprescindible para mantener el bienestar sexual, creando así nuevas vías para el logro de una salud integral en el ser humano, por lo cual resulta necesario manejar los avances en este campo como una medida más para optimizar la calidad de vida actual, y contribuir al desarrollo en el avance del campo de la psicología y la sexología.

La Sexualidad

Se puede señalar que la sexualidad es principalmente una actividad que fortalece la comunicación y las relaciones humanas. La sexualidad ha estado ligada de forma absoluta y constante con la conducta reproductiva, identificándose habitualmente ambos términos en la vida cotidiana. La sexualidad, posee tres aspectos básicos: el biológico, psicológico y social, que no se conocen por instinto, sino que se aprenden. La sexualidad incluye todas las dimensiones en las que se desenvuelve el hombre. Distintos aspectos, como el político, cultural y económico se encuentran íntimamente relacionados con la concepción de sexualidad. Sin embargo, aun cuando el aspecto sexual es universal, las personas experimentan ignorancia respecto al tema. La cultura ha restringido tanto la observación directa de la conducta sexual como el acceso a la información, y las personas se encuentran inmersas en una era sexual donde aún existen tabúes y prejuicios (Salonia y col., 2010; Aerts y col., 2009).

Ahora bien, la educación que adquieren los seres humanos sobre este aspecto, está comprendida por lo que ocultan los padres y compañeros, generando consecuencias como confusión, ignorancia, y sentimientos de culpa en la persona. Por lo tanto, una educación sexual adecuada pudiese fomentar a la adaptación y desechar la ignorancia o culpa que este aspecto engendra (Mc Cary, 1996).(Mc Cary, 1996).

Orgasmo

El orgasmo es descrito como una repuesta intensa tanto en el plano emocional como en el físico, que se manifiesta cuando los seres humanos practican el coito. La cópula o unión sexual entre dos individuos tiene dos objetivos fundamentales que se pueden presentar de manera individual o simultanea: el perpetuar la especie y/o perseguir el placer. (Mc Cary, 1996).

Como consecuencia de las terminaciones nerviosas presentes en la región del clítoris y la vulva muchas mujeres encuentran que la masturbación y otras modalidades de estimulación directa, sin el coito, le facilitan más orgasmos, en una forma más rápida y más intensa. No obstante, los orgasmos que se dan mediante el coito son considerados más satisfactorios emocionalmente y más relajantes en la vagina. Por lo general, una mujer requiere de 10 a 20 minutos de coito antes de que pueda llegar al orgasmo, sin embargo, con la estimulación manual, bucal o mediante vibrador de los órganos sexuales pélvicos, puede llegar al orgasmo en menos de 4 minutos. (Nowosielski y Skrzypulec, 2009).

La respuesta orgásmica manifestada en el coito es una fuente de placer, capaz de aliviar la tensión y de proporcionar satisfacción emocional y física; además, está acompañada fisiológicamente de un aumento de la presión arterial, frecuencia del pulso, respiración rápida y profunda, congestión de algunos tejidos y liberación de la tensión de los nervios. De igual manera, el orgasmo como una respuesta al coito, viene a ser la cima de la excitación en el acto sexual y probablemente es la forma más extrema de exaltación, a la vez emocional y física, conocida por la humanidad.

Dentro de esta perspectiva, es conveniente destacar el carácter subjetivo del orgasmo. Esto se debe a que las sensaciones experimentadas por las personas durante esta respuesta son muy variadas, y no es posible predecirlas a partir de la mera observación de su respuesta fisiológica. Es probable que una mujer considere que ha experimentado un orgasmo muy intenso a pesar de haber tenido de 3 a 4 contracciones, y viceversa, aun teniendo múltiples contracciones considere que su orgasmo ha sido de escasa intensidad, por lo cual se evidencia como consecuencia, que la información fisiológica y psicológica puede inferir el proceso. (Sexologia.org, 2007).

La sensación de placer que se percibe, y en general, la calidad de la experiencia sexual depende de la interpretación que la persona haga de sus propias repuestas fisiológicas. Esta interpretación va a depender más de condiciones personales y de la situación en que se realiza, que de una mecánica de estimulación más o menos adecuada. Por eso los esfuerzos deben centrarse más en estos aspectos personales que en variaciones o técnicas de estimulación. La sensación de placer del orgasmo va estar determinada por la interpretación que haga la persona de su situación, y dicho significado va estar más influenciado por aspectos personales y circunstanciales, que lo concerniente al proceso de estimulación para la obtención de la respuesta.

La mujer puede experimentar diferentes tipos de orgasmos, de los cuales se conoce el orgasmo vaginal, clitoral y mixto. El primero, resulta de una estimulación indirecta del clítoris, lo que se conoce como el mecanismo prepucial – glandal, como consecuencia del roce durante los movimientos de la penetración de los extremos de los labios menores y del capuchón del clítoris sobre éste. El segundo, se trata de una estimulación directa del clítoris, mientras que el mixto se conoce como el proveniente de la estimulación vaginal y del clítoris. (Sexologia.org, 2007).

En síntesis, se expresa que el orgasmo es el clímax o cúspide emotivo-sensorial, que representa para la mujer la culminación más completa y feliz del coito y de la masturbación, y que en el mismo instante la persona parece alcanzar una inmensidad que en ninguna ocasión había sentido. Así se puede vislumbrar, como este elemento corresponde a la esfera emocional y placentera que equivale a una de las funciones principales del coito.

Ciclo de la Respuesta Sexual en la Mujer

El ciclo de la respuesta sexual se constituye en cuatro fases, todas destinadas a un objetivo particular para crear una cadena de respuestas en la mujer que a nivel físico la dispongan para el coito. La primera fase corresponde a la denominada etapa de excitación y se inicia con un estimulo o deseo que entra en contacto con ella, que luego van a ser capaces de desencadenar en aproximadamente unos minutos una serie de cambios corporales, entre ellos se ubican: la lubricación vaginal, la aceleración del ritmo respiratorio y cardiaco, contracción muscular y aumento de la presión arterial (Nowosielski y Skrzypulec, 2009).


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