La globalizacion. Su influencia negativa en el sistema de valores y en el sector de la salud. El papel del personal de salud en la arena internacional
Autor: Dr. Ernesto González González | Publicado:  31/01/2011 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria | |
La globalizacion. Influencia negativa en el sistema de valores y en el sector de la salud .4

El llamado “estado de derecho” en el capitalismo neoliberal se encuentra crecientemente determinado por los intereses generales del poder político-económico, en el contexto de la especificidad histórica del agravamiento de la lucha de clases y la exacerbación de las contradicciones entre el carácter mundial de la acumulación y la forma nacional de la dominación burguesa, que siempre han sido inmanentes al capitalismo. A mayor conciencia y conflicto sociales, correlacionados con un mayor grado de expoliación de la fuerza de trabajo, mayor violación de los derechos humanos y deterioro del estado de derecho. La desestructuración permanente del derecho público, privado, civil y penal, y sobre todo del derecho constitucional, proviene fundamentalmente de los poderosos que pueden operar las leyes, tienen el control real del aparato judicial, orientan la actuación del “constituyente permanente” (los congresos o parlamentos) y detentan el monopolio de la violencia considerada legal. En la actual etapa neoliberal, destaca el quebranto por parte de las propias autoridades en el cumplimiento de los marcos jurídicos vigentes, tanto en el ámbito nacional como internacional.

Al ser el Estado, la clase política y empresarial en general, y los llamados poderes fácticos, los primeros en violar el estado de derecho, ciudadanos, grupos gremiales, sindicatos, instituciones, asumen con frecuencia una práctica de violación de la ley: ocupan espacios públicos para provecho propio, incumplen las disposiciones administrativas elementales para la convivencia citadina y rural, corrompen y son corrompidos. La supremacía de los intereses privados por sobre los colectivos ocupa el lugar de la responsabilidad civil y el empoderamiento colectivo; se construye una cultura popular de la corrupción en la que honestidad es sinónimo de estupidez. Esta realidad inducida por el poder no tiene una intencionalidad moral sino política. Se trata de combatir a las resistencias a través no sólo de la represión sino también de la cooptación. Esta doble política busca que los movimientos populares antineoliberales se atemoricen o se vuelvan cómplices y aliados menores en la ocupación de nuestros países.

Las políticas culturales de los Estados y la transnacionalización corporativa neoliberal a través de los medios masivos de comunicación, los monopolios turísticos y las llamadas industrias culturales, se han venido apropiando de la cultura con fines mercantiles y homogeneizadores. El patrimonio cultural, como memoria de las naciones en resistencia y de todos sus pueblos y componentes regionales; soporte también de sus identidades, está siendo sitiado por las corporaciones transnacionales y por el uso privado que de él hacen las elites políticas y por la industria turística que ocupa lugares, costas, territorios y recursos naturales que pertenecen a la nación, y en los que frecuentemente habitan pueblos indígenas, a quienes se convierte en objetos exóticos de consumo (15).

De esta manera, los antropólogos han profundizado, en el marco de las transformaciones de la transnacionalización neoliberal, en los avatares de la cuestión nacional, por ejemplo, a partir de la cual, la nación continua siendo el espacio de las luchas de resistencia y liberación social. Se desarrolla en esa línea de investigación uno de los conceptos, el de nación, que es fundamental para la investigación de la cuestión étnica contemporánea. Es imposible comprender el complejo y multifacético proceso de origen, desarrollo y características de las etnias o los pueblos originarios desde una perspectiva histórica, si no se parte del estudio de los procesos nacionalitarios que tienen lugar a partir del triunfo y consolidación de la burguesía como clase dominante en los países capitalistas metropolitanos y la extensión del fenómeno nacional a nivel planetario (15).

Muchas son las preocupaciones que acompañan al mundo actual de modo general; se habla de crisis de identidad, de fe y de epistemología. De identidad por la ausencia de un sentido claro de pertenencia y por la carencia de proyectos comunes unificados; de fe por la incapacidad de creer en algo, por la imposibilidad de cambio y la falta de confianza en el futuro; y de epistemología por la supremacía del conocimiento y la razón, que se expresa en una racionalidad instrumental – administrativa – gerencial, capaz de aplastar lo afectivo y sentimental. Es necesario resaltar tres aspectos relacionados (6):

1 – Cada objeto, fenómeno o suceso, conducta, idea o concepción, cada resultado de la actividad humana desempeña una determinada función en la sociedad, favorece y obstaculiza el desarrollo progresivo de ésta y adquiere una u otra significación social y en tal sentido, es un valor o un antivalor; un valor positivo o un valor negativo. Este sistema es dinámico, cambiante, dependiente de las condiciones históricas – concretas y estructuradas de manera jerárquica.

2 – La significación social es reflejada en la conciencia individual o colectiva. Cada sujeto social, conforma su propio sistema subjetivo de valores, cumpliendo una función reguladora interna de la actividad humana.

3 – La sociedad debe siempre organizarse y funcionar en la órbita de un sistema de valores instituidos y reconocidos oficialmente (ideología oficial, normas jurídicas, derecho a la educación formal, etc).

La educación en valores, debe asumir los retos de la actualidad y hacerle frente con todas las herramientas posibles a la crisis de valores, puesto que es también un problema pedagógico, y los profesores universitarios debemos estar preparados para ello. En Cuba se lleva a cabo un trabajo intenso contra esta crisis existente (6).

No cabe dudas de que a medida que la economía se hace más heterogénea, la escala de valores de los grupos sociales se diversifica y se hace necesario una nueva especie de alfabetización ética, patriótica y política, no sólo para enfrentar corrientes mundiales de las que no podemos sustraernos, sino además porque de lo que se trata es de ganar en intimidades, en sensibilidad humana, en conciencia. Estos factores asociados a la educación en general y a los valores en particular relacionan con la crisis de valores; pero además del factor educativo

El presente neoliberal ha disminuido los gastos públicos destinados a la educación y ha incrementado la explotación laboral infantil, a lo que se une un rápido proceso de privatización de la enseñanza, en la mayoría de los países de América (6). Como manifestaciones del proceso neoliberal, hay una marcada desigualdad en las posibilidades económicas de los estudiantes, que dá como resultado la formación de una personalidad poco solidaria, no cooperativa y resentida, que genera, no pocas veces, violencia, drogadicción y ruptura con los valores tradicionales; situación que se ve principalmente en los países tercermundistas que se rigen por una sociedad capitalista

En medio de tan compleja realidad, se ha demostrado que en Cuba es diferente; es un país con hechos que indican, de modo ineludible, el florecimiento de una subjetividad social, marcada por un mayor humanismo y solidaridad, evidenciado en la existencia de profesionales, cuyo éxito y realización, no se articula necesariamente, con el lucro o bienestar material, sino con la prestación de un servicio y posibilidad de sentirse útiles. A pesar de ello, en nuestro país, especialmente en los jóvenes, el descalabro de la economía mundial, del cual Cuba no escapa; provoca acciones negativas, haciendo que compren y vendan, participen en el mercado negro, busquen otras alternativas de ingresos y acudan a medios que no se corresponden con los sistemas de valores que demanda la sociedad actual (6).

Las diversas realidades y los distintos sucesos de la vida humana presentan un rango y un valor diferentes. El descubrimiento de tal diferencia nos permite jerarquizar los diversos valores, ordenarlos de acuerdo a su importancia y conceder así a nuestra vida su plenitud de sentido. Orientamos la vida hacia ideales muy distintos, incluso opuestos, y esta orientación decide todo el sentido de nuestra existencia, nuestros deseos, proyectos, actitudes, realizaciones. Todo depende del ideal que asumamos como propio, y es vital que nos ocupemos en serio de esta cuestión, porque la elección del ideal es decisiva y no podemos realizarlo de forma arbitraria. Descubrir valores supone un poder de penetración que es un timbre de gloria para el hombre (16).

Las actitudes son consecuencia de nuestras convicciones o creencias más firmes y razonables de que algo vale y da sentido y contenido a nuestras vidas; se califican como algo adquirido, fruto de la historia del sujeto y su componente es, básicamente intelectual y afectivo, casi en idéntica proporción: al dictamen de la razón, sigue la voluntad. Sembrar actitudes es promover la virtud en los individuos, lo que equivale a educarlos moralmente.

Conceder primacía a un valor sobre otro implica un sacrificio; pero éste se realiza en aras de la fidelidad a lo relevante. En cambio, si se siente pesar por la existencia de valores que nos superan y que no somos capaces de asumir, estamos promoviendo la subversión de valores. El que procede de esta forma, está alterando la escala de valores, lo que provoca la canalización de la vida humana y la indiferencia ante aquello que se impone por sí mismo. Esta indiferencia se traduce en incoherencia en los temas determinantes de la vida, porque la coherencia en el pensar y actuar indica una correcta ordenación, la cuál pende de los más altos valores que son los que otorgan unidad y eficiencia al pensar y el actuar humanos (16). El que no responda a los valores es un irresponsable; pues lo valioso sólo puede ser asumido en la vida por quien cumple determinadas exigencias, que en el fondo implican una actitud de generosidad.

La formación de valores éticos se logra mediante una presentación incesante y una encarnación clara de los mismos, que permitan el ejercicio de una libertad lúcida y una opción emocional por lo verdaderamente valioso.

Los valores tienen cierto carácter objetivo, pero también deben descubrirse mediante una aprehensión subjetiva y sin tener relación con objetos reales directamente. Los valores útiles influyen en el desempeño de la ciencia económica; los valores estéticos sobre el desarrollo de la cultura, y los vitales sobre la vida y su calidad (9). Si se busca una objetividad temporal y absoluta del valor, se pierde el rico aporte de la historia a la cultura social; pero tampoco el valor puede relativizarse, aunque sí hay que tener en cuenta la relación del hombre con los valores dentro de un ámbito social y cultural determinados (3).


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