Embarazo. Sindrome de Potter, agenesia bilateral renal. La eutanasia prenatal o el “acompañamiento de la madre”. Deontologia, “diskursethik”, reflexiones. Una perspectiva bioetica personalista
Autor: Dr. Juan Herrera Salazar | Publicado:  27/07/2011 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria , Articulos | |
Embarazo. Sindrome de Potter, agenesia bilateral renal. La eutanasia prenatal Deontologia .5

Discutimos el hecho de haber decidido, de hacer el corte cesareo el 25 de marzo de 2011, “Día del No Nacido” (65). Nos preguntamos si esta decisión, fue una intención de instrumentalización de la paciente. (Este tema se discutirá, con mayor profundidad y lo someteremos a publicación en esta misma revista).

De tal modo que la postura del equipo de salud (ética de la convicción) vino a enriquecerse, con el estudio de la ética de la responsabilidad. Por asi decirlo con la palabras de Jean Francois Malherbe: “la ética de la convicción no es abolida por la ética de la responsabilidad, la cual civiliza las convicciones; la ennoblece con la dimensión de la ciudad”. (63).

El estudio desde la perspectiva de la responsabilidad, permitió que el equipo de salud, considerara, todo el espesor ontológico del niño con agenesia renal, el abánico de responsabilidades “obligaciones”, que descubrimos y en el párrrafo de deontología médica enumeramos, pero que no se limitan a estas, y por no ser todas universalizables, las omitimos, pero las consideramos, de gran interés para el crecimiento personal y el “ethos curativo” de todo el equipo de salud.

No había un dilema ético en sì, dado que desde el momento que la paciente solicitó “el acompañamiento” este fue acordado.

Desde ese momento, el médico tratante y la familia iniciò un trabajo consecutivo, para organizar la logística, institucional-hospitalaria y la organización de la solidaridad que muchos querían prestar, e integrar un equipo para enfrentar la problemática del acompañamiento, que no se presentaba entre las tareas rutinarias que el equipo de salud enfrentaba, más bien esta tarea se mostraba como una excepcional, llena de retos e incertidumbres.

Por eso nuestra tarea se volvió, hacia la justificaciòn racional de nuestra decisión, nos preguntábamos si era en primer lugar científicamente justificado nuestro proceder.

El equipo de salud comenzó a utilizar la palabra responsabilidad, se comenzó hablar de nuestra responsabilidad y esto abrió nuevas brechas para una fértil discusión.

Nos dimos cuentas que se enfrentában dos éticas: una ética de la convicciòn y una ética de la responsabilidad. No se trababa de un enfrentamiento entre dos éticas de la convicción, que tradicionalmente se enfrentan de manera que van a callejones sin salida. Nos encontrabamos frente a un reto.

Nuestra argumentación traduce la dignidad humana a nivel axiológico, de la concepción personalista (doctrina de la persona), sin perder el horizonte del bien y la verdad del hombre.

La sociedad política debe aprovechar los frutos de reflexión axiológica, para inspirar el derecho positivo, sobre todo cuando interesa la vida como sujeto-objeto de reflexión.

Se configuran en nuestro país instancias políticas, que llaman a aplicar políticas que hacen énfasis en la calidad de vida que justificarían diversas formas de eutanasia y una forma velada de proporciones gigantescas de eutanasia social.

Sentimos que las éticas de la convicción, que en nuestro país conviven, en realidad no dialogan entre sí, no condividen ni conviven, y han llegado a una imposibilidad de diálogo, por que muchas veces los interlocutores hacen apelo a la autoridad religiosa, a Dios que ha impuesto sus leyes, al texto bíblico, o al Magisterio de la Iglesia Católica.
Los autores por este motivo quisimos ahondar en nuestra reflexión e iniciamos una crìtica intersubjetiva, encontramos en ambas éticas algo de arbitrario, es decir un elemento injustificable, un elemento de creencia por un lado, por el otro uno de adhesión afectiva a un principio.

Decidimos revisar en detalle las implicaciones éticas de este caso, presentarlo después a nuestra comunidad hospitalaria científico-ética, a nuestro equipo, porque experimentamos un crecimiento, transformaciones, generadas por la discusión- reflexión, en nuestro “ethos” y el del equipo de salud.

Logros de nuestra reflexión a propósito de nuestra paciente: “feto terminal - hija/o terminal” que presentaba agenesia renal bilateral, 500 casos reportados en la literatura (71), incompatible con la vida:

En primer lugar al final de todo este trabajo ético, reconocimos por vía racional los derechos inalienables al embrión, a modo de síntesis presentamos nuestras consideraciones finales y la posición que sostenemos:

1. No debemos hablar de feto terminal, sino de “hija/o terminal” (64) por que esta madre, nuestra es madre a todos los efectos y ninguno en esta tierra puede quitarle ese título, tampoco a la hija, “La Hija”, con malformaciones graves, discapacitada, cierto, pero acogido por su familia, capaz de brindarle amor y por un equipo de científicos, que supo respetarle la dignidad de persona humana (a la madre, a la niña y a su familia), respetar sus derechos humanos,conforme a La Declaracion Universal de los de los Derechos Humanos de 1948.

2. Esta reflexión se basa en evidencias científicamente demostradas. (Evidence Based Medecine), la madre y el hijo establecieron relaciones fisiológicas y patológicas desde el inicio, la literatura habla que el cigoto dirige su propio crecimiento, annidamiento, estableciendo una red de información, que construye una especie de “cerebro placentario” para llevar hasta el final su desarrollo. (66, 67, 68)

3. La madre estableció con su hija una comunicación biológico- sensorial, desde muy temprana edad gestacional. Además de haber establecido ella y la familia un vìnculo (psicológico-espiritual intenso). (69, 70)
Algunos autores Noia et al. “la relazione biologica-anatòmica e psicodinamica, nel periodo prenatale, fonda non solo il presente del nuovo individuo, ma anche il futuro del suo benessere psicofisico.”

4. Nos llevó esta vivencia, a dar una mirada científicamente honesta al universo de la vida prenatal, a refelexionar sobre la relación por excelencia madre hijo/a, y nos estimuló a detener nuestra mirada, sobre la verdad ontológica de la persona humana.

5. Nos hizo ver el otro lado la otra cara de la moneda, de lo que sucede en ambiente de “clínicas procreáticas”, donde se le pide a la madre del “hijo deseado” de esperar los resultados de las pruebas genéticas, antes de establecer, vínculos de tipo biológico-sensoriales y psicológico-espirituales, (como si estos se controlaran, como si se puede actuar contra la naturaleza humana), y establecerlos, una vez que se tiene la seguridad de albergar al hijo deseado - perfecto. Se habla en estas clínicas de la importancia de este tipo de profilaxis psicosocial.

En el caso que los estudiosos de las clínicas procreáticas, deciden aconsejar el aborto por razones eugenésicas, la criatura que la madre lleva en su vientre, por no ser según un diseño predeterminado, la madre no debería sentir ningún dolor por su pérdida y no deberá pagar sus obligaciones finacieras, al equipo que no pudo ofrecer el “producto” que esta requería.

6. Nos dimos cuenta de los grandes avances de la terapia fetal (72, 73 ), hoy se habla del tratamiento intrauterino de la síndrome de Down y sobre todo, hoy tenemos un conocimiento de la historia natural de muchas patologías fetales, la ventriculomegalia que se consideraba a pronóstico infausto hasta después de la revisión de Noia et al. (16)

La negativa intelectual, la obnubilación de médicos universitarios, que adhieren afectivamente a un principio, les hace no aplicar de manera correcta la ciencia médica, terminan dictaminando como fetos terminales, pacientes que no los son, no ven la arbitrariedad de declarar “feto terminal”, fetos que no lo son. Actualmente hay almenos tres centros italianos, donde se realizan adecuadas terapias fetales en pacientes que hasta hace poco parecían incurables. El nùmero de centros esta en rápido crecimiento entodo el mundo ver elenco (78). Tambièn que se pueden programar terapias para en el inmediato período perintal-postnatal, que logran mejorar el pronóstico “quod vitam et valetudinem” de dichos pacientes.

7. Es cierto que nuestro desarrollo tecnológico, no nos pondrà en esos escenario en el corto plazo, pero no nos impide, hacer las reflexiones adecuadas, hacer una adecuada referencia antropológica, para ponderar los valores en juego, y no caer en un reduccionismo epistemológico y filosófico o adherir a una ideología que bien llama Juan Pablo II, de la “Cultura de la Muerte“ (74).

8. No justificamos la pereza filosófica, vamos a enseñar en la medida de lo posible a “desplegar el pensamiento de nuestros médicos jóvenes hacia derroteros, de una ciencia correcta, que se auxilia de una metafísica racional abierta a la Trascendencia, que permite indagar/reconocer el misterio ontológico de la persona humana.

No tenemos conclusiones sino màs bien preguntas, que dirigimos a nuestra comunidad, científica, laica, a nuestra sociedad política, pero también a todos los científicos que operan en las latitudes desarrolladas:

¿No creen que hay algo de misterioso, (perverso), en que hoy la ciencia utilice el conocimiento para destruir y no para construir?

¿Como se puede explicar que una madre viendo con sus propios ojos, con los ojos de su cuerpo su propio hijo, pueda cerrar los ojos de su corazón y decidir más tarde de eliminarlo, por que se le informa (no siempre científicamente acertado), que este padece de malformaciones no susceptibles de terapia fetal o neonatal y esta dispuesta a cometer un duplice homicidio: de su hijo y de su conciencia?

Hemos aprendido una gran lección, sobre nuestra finitud e incertidumbre.


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