Efectos adversos de una elevada ingesta de sodio y proteina. Altos niveles de excrecion urinaria de calcio. Breve revision
Autor: Dr. Luis Caballero | Publicado:  18/10/2011 | Endocrinologia y Nutricion , Articulos | |
Efectos adversos elevada ingesta sodio y proteina. Altos niveles de excrecion urinaria de calcio .5

Se ha recomendado evitar el desequilibrio ácido base de la dieta, inducido por el exceso en la ingesta proteica y agravado por el consumo no suficiente de frutas y hortalizas (López-Luzardo, 2009).

Los minerales del hueso actúan a lo largo de la vida, como una base buffer ante la carga ácida. Se reconoce la alta carga ácida presente en las características dietas occidentales, conducentes a pérdida ósea (Tucker y col., 2002).

En Canadá, un estudio longitudinal realizado en niños y adolescentes, halló un apropiado consumo de productos lácteos acorde con las recomendaciones de ese país, sin embargo la mayoría consumía menor cantidad a las recomendadas, de hortalizas y frutas. Los investigadores señalaron, el consumo de vegetales y frutas como un significante predictor del contenido mineral óseo en varones. Asimismo, la actividad física fue también un significante predictor del contenido mineral óseo, en presencia de la ingesta de calcio, vegetales y frutas (Vatanparast y col., 2005). En niñas prepúberes se halló una asociación positiva entre el consumo de vegetales y frutas y la densidad mineral ósea (Jones y col., 2001) y otros investigadores encontraron una relación positiva del consumo de vegetales y frutas con el área y la densidad mineral ósea en niñas de 8-13 años (Tylavsky y col., 2004). En un grupo de adultos mayores de 69 años, del estudio Framingham del corazón, se detectó el mayor promedio de densidad mineral ósea (BMD) en el patrón de consumo donde predominaron frutas, vegetales y cereales (Tucker y col., 2002).

No se estableció asociación entre el sodio urinario y la densidad mineral ósea (BMD), una vez ajustados los resultados con la talla corporal de niños prepúberes bien nutridos y con una ingesta adecuada de calcio. Sin embargo, el potasio urinario se correlacionó significativamente con la densidad mineral ósea (BMD), con la masa corporal, la ingesta de potasio e ingesta de frutas y vegetales. Por ello los autores, sugieren que la determinación del potasio urinario es superior a los cuestionarios de frecuencia de consumo, cuando se quiere conocer la ingesta de potasio en este grupo de edad (Jones y col., 2001).

Un apropiado consumo de vegetales y frutas, así como de productos lácteos que son la principal fuente de calcio, resultan beneficiosas para la salud ósea de niños y adolescentes (Vatanparast y col., 2005), aunque se requieren nuevas investigaciones que determinen el valor protector de vegetales y frutas en el tejido óseo (Fenton y col., 2011).

Las contradictorias consideraciones expuestas por los investigadores, han conllevado a algunos de ellos, a plantear una relación simultánea de efectos positivos y negativos de la proteína sobre el hueso. En contraposición a los efectos negativos de la carga ácida de la dieta, la proteína podría ejercer efectos positivos relacionados con el aumento de la absorción de calcio, incremento del IGF-1 o aumento de la masa magra (Thorpe y Evans, 2011).

ALGUNAS RECOMENDACIONES

• Establecer la validez de diferentes ingestas recomendadas de calcio basadas en la ingesta de sodio y proteínas (FAO/WHO, 2004).

• Estudiar la relación entre latitud, exposición al sol, síntesis de vitamina D y absorción intestinal de calcio en diferentes localidades geográficas (FAO/WHO, 2004).

• Investigar más sobre el metabolismo del calcio en países en desarrollo (FAO/WHO, 2004; Palacios, 2007).

• Estudios fisiológicos a largo plazo y de intervención dietaria, para obtener mejor información para las recomendaciones sobre proteína y salud ósea (Kerstetter y col., 2003).

• El nivel de yodación de la sal debe ser ajustado por las autoridades nacionales, tomando en cuenta la información sobre la ingesta de sal (WHO/PAHO, 2011).

• Determinar la ingesta de sodio en niños y jóvenes de Latinoamérica, dados los pocos datos disponibles actualmente en esta región (Recomendación del autor; López-Rodríguez y col., 2009).

• La inclusión del contenido de sodio en la etiqueta del producto procesado, podría orientar al consumidor en la decisión de adquirir o no dicho producto (De la Sierra, 2004).

• Promover la educación, para la preparación de una adecuada nutrición complementaria en niños, una etapa importante para el desarrollo de saludables hábitos alimentarios y prevención de enfermedades crónicas en la adultez (Portella y col., 2010).

• Conocer las implicaciones de las grandes diferencias dietarias en la proporción K/Na, que es 5:1 en animales carnívoros, al compararlas con la amplia relación 20:1 hallada en herbívoros (Dahl, 2005).

• Estudios controlados a nivel nacional son requeridos en muchos países, para establecer sus respectivos valores normales de calciuria y natriuria, especialmente en niños (Pautas Nacionales, 2007; Carbonell y col., 1999).

• Optimizar el manejo terapéutico y dietético del paciente pediátrico con hipercalciuria, en el primer nivel de atención en salud (Hernández y Bracho, 2007).

• Ejecutar mayores estudios sobre la importancia de la sal como determinante de la presión sanguínea en niños de países no desarrollados (Recomendación del autor; He y MacGregor, 2006).

• Considerar si existe un consumo en exceso de calorías, ya que puede ir aparejado con un consumo también excesivo de sodio (U.S. Department of Agriculture and U.S. Department of Health and Human Services, 2010).

• Ante un inadecuado consumo de calcio en niñas adolescentes y mujeres jóvenes, una estrategia podría ser el ofrecer una mayor variedad de productos, como leches saborizadas y bebidas y jugos de frutas fortificados con calcio (Storey y col., 2004).

• Enfocar en la industria de alimentos procesados, las intervenciones para la reducción del consumo de sal. Una legislación, resulta más efectiva que acciones voluntarias y son además menos costosas para el sector salud (Cobiac y col., 2010).

• Adicionales investigaciones son necesarias, para determinar si las frutas y/o vegetales son protectores óseos y conocer la ingesta ideal proteica que mantenga la salud ósea (Fenton y col., 2011).

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