Las crisis de Vincent van Gogh y el enigma de Saturno
Autor: Dr. F. Javier González Luque | Publicado:  31/01/2012 | Historia de la Medicina y la Enfermeria , Medicina Interna , Articulos , Imagenes de Medicina Interna , Imagenes , Casos Clinicos de Medicina Interna , Casos Clinicos | |
Las crisis de Vincent van Gogh y el enigma de Saturno .3

De 22 de diciembre de 1888 a 19 enero de 1889

Según Gauguin, Vincent le arroja de repente un vaso de ajenjo ligero a la cabeza y al día siguiente sin recordar lo ocurrido y tras perseguirlo con una navaja, se rebana el lóbulo de la oreja izquierda (37). En la mañana del 24, el holandés es hallado inconsciente y llevado al hospital donde le diagnostican ataques de “naturaleza epiléptica” o delirium con alucinaciones auditivas y visuales (10,16). Cuando Theo visita al artista comprueba cómo este queda enajenado por incomprensibles preocupaciones teológicas (38). Más adelante, Vincent achacaría el mítico suceso a un “extravío de la mente” [576] y recuerda que durante el ataque oyó “voces extrañas” y vio “cómo se transformaban las cosas” [592].

De principios de febrero a 18 de febrero, 1889

El artista se siente por momentos “arrebatado por la locura y la profecía”, estados que califica de delirium al margen de la realidad [576]. El 7 de febrero vuelve a ingresar “creyendo estar envenenado y rodeado de gente envenenada”. (39)

De 26 de febrero a mediados de abril, 1889

Vincent es recluido en una celda del hospital a petición de un grupo de vecinos [579]. Teme que un “quebrantamiento mental pasajero” se perpetúe [579,580] y cuando recibe la visita de Signac intenta tragar de repente el disolvente de la pintura. (40)

ETAPA EN SAINT RÉMY

De 8 de julio a mediados de agosto, 1889

Después de regresar de un viaje a Arles, Vincent sufre una crisis en la que pierde la lucidez “sin responder a lo que se le pregunta” (41) y queda aletargado [604]. Permanece dos meses sin salir del asilo, le extraña que “ocupen” su mente “confusas y terribles ideas de locura religiosas como nunca le había sucedido en el norte” [607]. En octubre afirma que en los ataques “pierde el sentido” y que por eso trabaja rápido en los períodos lúcidos [604, 610].

De 24 de diciembre a 1 de enero, 1890

Vincent cae en un estado de “desarreglo de la razón” o “ataque violento de delirium” sin motivo aparente [620,W17].

De 23 a 30 de enero, 1890

Al artista le sobreviene una breve crisis que lo trastorna “sin saber lo que hace” [624].

Mediados de febrero a mediados de abril, 1890: última crisis

Vincent no regresa de otro viaje a Arles y lo encuentran vagando. No recuerda dónde pasó la noche ni lo que hizo con un cuadro que llevaba. Se queja de haber tenido la cabeza completamente “aturdida” [628] (41). Cuando se recupera desea abandonar el hospicio. Cree que en libertad desaparecerán las crisis que “nublan” su mente y lo dejan “postrado” [630].

Otros síntomas mentales en relación con las crisis o períodos intercríticos

Trastornos de comportamiento

Van Gogh tuvo comportamientos agresivos con Gauguin, el guarda Poulet, otros pintores en Auvers y el Dr. Gachet (42,43). Según el lugarteniente Milliet, pasaba repentinamente de la afabilidad a mostrarse colérico si se lo contradecía. (43)

Experiencias sensoperceptivas de la realidad

En St. Rémy, van Gogh se queja de ver las estrellas “demasiado grandes” al contemplar el firmamento nocturno [593, B21] y pinta halos luminosos desproporcionados (figura 3) y cipreses como “obeliscos egipcios” [596]. Lamenta que experiencias sensoriales de la naturaleza, como la que tuvo en la crisis de diciembre al contemplar un paisaje nevado [620], lo lleven a “perder la conciencia” y le impidan trabajar [626a]. 

Van_Gogh_Saturno/oleo_noche_estrellada

Fig. 3. “La noche estrellada”. St. Rémy, junio 1889. Óleo sobre tela. The Museum of Modern Art (Nueva York).

Alteraciones de la función cognitiva

Vincent lúcido en las etapas creativas [602a, 610] es incapaz de pintar, leer o escribir durante las crisis [601, 606, W13, W17]. En ellas sus ideas se vuelven “turbias, vanas e incoherentes” [W11, W14]. Se encuentra a menudo desorientado o dismnésico [573, 576, 601, 628].

Alteraciones del sueño-vigilia

A raíz del primer ingreso, van Gogh trata de combatir el insomnio con alcanfor [570]. Sufre pesadillas recurrentes, angustiosas y “abominables” [574, 613] que preocupan a Peyron [602a] (41) y estados diurnos poscríticos de aletargamiento o postración [604, 630].

Alteraciones psicomotoras

En mayo de 1888, Vincent se sentía inexplicablemente excitado o perezoso [492]. En la “casa amarilla”, según Gauguin, pasó de ser brusco y ruidoso en exceso a mostrarse silencioso. A veces se levantaba de noche, volvía a la cama y quedaba profundamente dormido (37). Para otros, Vincent era un tipo raro, agitado o callado. Pintaba febrilmente, con brusquedad o andaba largas distancias abstraído y silencioso. (42,44)

Estado emocional anómalo

Según Theo, Vincent durante el primer ingreso intentaba llorar en su enajenación (38). Otras veces el miedo y los gritos en las crisis eran resultado de vivencias en las que el artista se sentía amenazado y quería defenderse [588]. En el primer ataque de St. Rémy, gritó tanto que estuvo varios días sin ingerir alimentos. (45)

Fluctuaciones del estado de ánimo

Van Gogh podía sufrir momentos de exaltación emocional, hablaba con “gran presencia de ánimo” [576], o pasar repentinamente a estados de melancolía o de “desajustes de ansiedad” [W11]. “Un día alegre y al siguiente sombrío; parlanchín con una copa en la nariz o pensativo durante horas”. (42)

Depresión y suicidio

La tristeza y el temor de Vincent a nuevas crisis se advierten en la correspondencia final de St. Rémy, donde tiene ideas suicidas y arrebatos autolesivos en los que ingiere pintura [605, 602a] (16). En Auvers expresa la melancolía en los trigales [649]. El 27 de julio se dispara en el tórax.

Manifestaciones neurológicas y trastornos motores

Durante el período holandés, el pintor presenta cefaleas inespecíficas y mareos [307, 308]. En París, vahídos o accesos de vértigo [W4] de los que se quejará más adelante [B18, 605]. En Arles, síncopes repentinos [W11]. Según el vigilante Trabuc, el primer ataque en St. Rémy se inició con una contractura en la mano y una caída al suelo (46), al que seguiría un período de flacidez [604]. En Auvers, el artista tenía el hábito de “caminar inclinado” (47) y hacía referencia a un “paso vacilante” [649]. Además, teme perder la habilidad para pintar [648] y cuando ejecuta con empeño los campos de trigo [650] se queja de que el pincel “casi se le cae de la mano” [649]. Unas dos semanas antes del suicido, Vincent comunicó a su hermano que escribe “con dificultad”, sin comentarle nada acerca del trabajo, lo que inquieta a Theo [T41a].

Otros síntomas y procesos somáticos

En junio de 1882, el artista con un proceso febril es diagnosticado de gonorrea [206]. Meses después de emplear los pigmentos tóxicos, se queja de debilidad, inapetencia, trastornos estomacales y de una alimentación insuficiente [304–309]. En Amberes, la malnutrición y la intolerancia gástrica le provocan pérdida de peso [442, 444, 448, 450] y sufre un proceso de inflamación de encías con caída progresiva de dientes, fiebre, dolor abdominal, accesos de tos y “flemas grisáceas” [448, 449, 450]. Le preocupa su aspecto demacrado [448, 449] (fig. 4) y consulta al Dr. Cavenaille (48).


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