Artrosis de rodilla. Aplicacion de la Medicina natural y tradicional y su relacion con la bioetica
Autor: Lic. Arelys Morales López | Publicado:  31/01/2012 | Articulos , Reumatologia , Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria | |
Artrosis rodilla. Aplicacion de Medicina natural y tradicional y su relacion con la bioetica .5

Los intelectuales que asumirían la tarea de sistematizar la bioética médica expresarían la heterogeneidad de intereses de los distintos grupos sociales y de poder vinculados con su desarrollo. Así, tendrían cabida producciones de franca tendencia neoliberal que responderían a los grupos sociales y de poder más reaccionarios de la sociedad norteamericana, junto a otras de un liberalismo moderado, entre las cuales se destacan las de corte social-reformista por sus posiciones más cercanas a las del humanismo auténtico, aunque limitadas, al fin y al cabo, por su proyección burguesa.

Las producciones de carácter liberal moderado constituyen mayoría y conforman el cuerpo doctrinario fundamental de la bioética médica. Ellas son el resultado de la labor de un grupo de intelectuales honestos, comprometidos con las aspiraciones de las clases medias y de distintos grupos minoritarios de la sociedad, preocupados por la deshumanización de los servicios de la salud, interesados en el rescate de los más preciados valores humanistas de las profesiones de la salud e incluso en promover reformas que hagan más justa y equitativa la gestión de salud dentro de las limitadas posibilidades que brinda una sociedad dominada por tendencias neoliberales. Con ello, el movimiento intelectual en torno a la bioética médica transcendería con creces los estrechos marcos del movimiento de consumidores de servicios de salud, para asumir una proyección cada vez más universal.

De este modo, no obstante las limitaciones que caracterizarían a la bioética médica en su etapa de fundación, ésta sería portadora de un grupo de valores de significación universal que, a modo de conclusión, pueden ser sintetizados de la forma siguiente:

1. Renovaría el interés por el estudio de los problemas éticos en general, y en particular de aquéllos que se generan en la esfera de la salud, promoviendo enfoques tendientes a su solución práctica.
2. Llamaría la atención sobre la necesidad de humanización, democratización y moralización de la asistencia, las investigaciones médicas y las políticas de salud.
3. Promovería la introducción de los enfoques axiológicos en el proceso de toma de decisiones en las distintas vertientes de actividad en el campo de la salud.
4. Abriría un nuevo camino en el proceso de socialización de la Medicina y en general de la actividad en la esfera de la salud al promover la incorporación de la perspectiva del paciente, los grupos sociales y la sociedad en sus dimensiones cultural y ética al proceso de toma de decisiones, para contribuir con ello a la extensión y fortalecimiento de las posiciones del paradigma médico social y, por consiguiente, a la superación del paradigma biologicista de inspiración positivista.

En resumen, el surgimiento de la bioética médica significaría el inicio de la revolución burguesa en el campo de las relaciones morales en la esfera de la salud orientada a la eliminación del desfasaje histórico existente entre éstas, que aún conservaban el carácter jerárquico, despótico, autoritario y de dependencia personal propio de las relaciones sociales en las sociedades precapitalistas, y el resto de las relaciones sociales del sistema capitalista que ya, desde mucho antes, habían alcanzado su forma madura de expresión.

De este modo, la bioética, en sus orígenes, quedó dividida en 2 tendencias paralelas, independientes y no integradas: la bioética ecológica y la bioética médica.

Con la división originaria de la bioética se consolidó y sistematizó de la bioética médica en detrimento de la bioética ecológica.

Ante los derroteros tomados por la disciplina que fundara, Potter, en 1988, publicó su obra Global Bioethics, en la cual proponía la necesidad de desarrollar una bioética global que integrara en sí a la bioética ecológica y a la bioética médica. En ella manifestaba que había llegado el momento de reconocer que no podemos ocuparnos de las opciones médicas sin considerar la ciencia ecológica y los vastos problemas de la sociedad sobre una escala global. Sin embargo, el panorama de hoy es el mismo: la bioética continúa dividida y medicalizada.

¿Será científicamente viable la propuesta de Potter? Analicémoslo.

La situación antes descrita se refleja en la multiplicidad de definiciones que, de la bioética y su objeto, pueden encontrarse en la literatura especializada.

Algunas de ellas (la minoría) se estructuran atendiendo a la orientación ecológica de la bioética; otras lo hacen en torno a los problemas morales que se generan en la atención de salud, las cuales hacen énfasis, frecuentemente, en aquéllos originados por el impacto de las tecnologías de avanzada en la esfera y, por último, encontramos un tercer grupo de definiciones en que se intentan fundir ambas tendencias, donde es común, no obstante, que las cuestiones éticas de la salud ocupen un lugar preponderante.

A los 2 últimos grupos pertenecen la gran mayoría de las definiciones. Y es natural que así sea, si se tiene en cuenta la influencia del proceso de medicalización de la bioética antes descrito.

Por otra parte, una concepción integral, holística de la salud, exige la adopción de un enfoque ecológico de sus problemas, lo cual justifica también la postura orientada a la fusión de ambas tendencias en la definición de la bioética.

La diversidad de posiciones en relación con la definición de la bioética y su objeto se encuentra vinculada, además, con las diferencias de concepción acerca de su estatus como forma de saber que se aprecian en la literatura especializada.

En ella, la bioética es tratada como ciencia, disciplina, ética aplicada, ética clínica, discurso interdisciplinario, movimiento cultural.

La concesión a ella del estatus de ciencia o disciplina es expresión, más que de un deseo o de una predicción, del reflejo de la realidad. La vaguedad que la caracteriza aún en todos los órdenes, no le permite satisfacer los requisitos exigidos a determinado saber, para calificar como ciencia o disciplina particular.

El referente "científico" de la bioética lo constituye la ética con sus diversas teorías, tendencias, escuelas, posturas ideológicas, desde las cuales han sido abordados los distintos problemas que han concitado su atención.

La clínica ha constituido su ámbito de aplicación por excelencia, aunque no el único. Lamentablemente, en ética clínica se encuentra bastante extendido el método decisionista, casuístico, de corte pragmático, donde importa sobre todo tomar una decisión adecuada al caso, a partir de la experiencia clínica precedente, condensada en pautas de conducta profesional y sin que interese fundamentar la decisión tomada en principio ético alguno. La absolutización del valor de la experiencia clínica en la toma de decisiones, conduce a la conformación de una moral médica, pero no de una ética clínica auténtica.

Como se ha planteado acertadamente, "no basta pues establecer cómo se debe actuar, o sea, formular normas de acción (moral). Interesa más bien mostrar por qué se debe actuar de esa manera, es decir, determinar los principios de acción moral (ética)".

Una bioética concebida como ética clínica del tipo de la que hemos analizado, perdería todo referente científico y carecería de valor, allende los estrechos marcos de cada institución hospitalaria.

Resumiendo, la bioética transciende los marcos de la clínica, al ser muy variados y amplios sus campos de acción. Al incursionar en éste o en cualquier otro campo, debe hacerlo valiéndose de los instrumentos de análisis que pone a su disposición la ética, es decir, debe actuar como ética aplicada.

Ello no implica desechar los métodos de la Clínica o de cualquier otra disciplina, sino incorporarlos dentro de una perspectiva auténticamente ética, única vía posible de garantizar su cientificidad.

De esta forma, la bioética se ha ido nutriendo de los aportes de diversas disciplinas (filosóficas, sociales, biológicas, médicas, jurídicas) constituyéndose en un discurso interdisciplinario muy peculiar, pero cuyo eje integrador lo es aún el discurso ético.

La bioética no es, por tanto, la ética de determinada profesión, ni en general constituye una ética profesional (deontología) aunque incluya en sí la ética de determinadas profesiones. Ella es, en esencia, ética aplicada a un, cada vez más vasto, campo de problemas: aquéllos generados por el desarrollo social y en particular científico-tecnológico que de algún modo afectan la vida en el planeta y, consecuentemente, la vida y el bienestar del hombre. Su marco de reflexión lo constituye pues, el de las cuestiones globales de la contemporaneidad.

La respuesta a estos problemas ha exigido la conformación de una nueva visión científica orientada a la superación de la pretendida neutralidad de las ciencias, en especial de aquéllas que tienen por objeto dichos problemas, mediante la penetración de la cultura humanística en la científico-técnica.

De este modo, la bioética se proyecta como ética de la ciencia (en particular de las ciencias biológicas y médicas) en la que ha tomado cuerpo la idea de que los valores ético-humanísticos son y siempre fueron componentes sustanciales del quehacer científico, aunque no se tuviera conciencia de ello o se rechazara conscientemente.

Definiciones de bioética

Las definiciones que se han dado de la Bioética expresan el acercamiento o distanciamiento de los autores y sus concepciones con respecto a una concepción global de ella. Ha sido definida como…
“ética biomédica” (A. Hellegers)
(Véase Acosta, J. “Una bioética sustentable para un desarrollo sostenible”, en Delgado, C. y T. Fung (eds.) Ecología y Sociedad Estudios, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1999)


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