Los herbicidas frente a una catastrofe ambiental, social y humana, en Colombia
Autor: Dr. Jaime Altamar Rios | Publicado:  31/07/2012 | Medicina Preventiva y Salud Publica , Articulos | |
Los herbicidas frente a una catastrofe ambiental, social y humana, en Colombia .1

Los herbicidas frente a una catastrofe ambiental, social y humana, en Colombia

Jaime Altamar Rios. Médico, especialista en O.R.L. Hospital Departamental. Villavicencio, Colombia

RESUMEN

En el presente estudio se infiere, que con el arribo de la era de la modernidad, el hombre, en su locura, persiguiendo el progreso industrial, desarrolla una permanente actitud agresiva, frente a la naturaleza, utilizando diferentes mecanismos. Entre ellos: la deforestación, la contaminación ambiental de aguas, tierras y aire. Y para ello utiliza compuestos químicos liberadores de gases tóxicos de efecto invernadero, como el CO2 con el respectivo cambio climático. Igualmente, en la agricultura y contra los narcocultivos, se emplean los tóxicos herbicidas glifosato, paraquat, etc). Estos tóxicos, así como los usados en la minería como el Hg, As y CN producen las enfermedades no transmisibles, desplazamiento y miseria en el campo.

Otro mecanismo usado para atacar los cultivos de coca es el hongo Fusarium oxysporum, plaga para la agricultura y que destruye el cogollo de la palma africana. Todo ello con efectos de un genocidio y un ecocidio. Se expone una ligera disquisición de los efectos catastróficos de los herbicidas (glifosato, paraquat, etc). Igualmente, se señalan las falsas justificaciones en que se apoyan sus defensores para usar éstos, así como los intereses económicos que los mueve. Y, a pesar de su fracaso y consecuencias, se insiste en continuarlos.

SUMMARY

In this study we are deducing, that with the arrival of the modernity era, the humanity, with his folly, it’s looking for the industrial advance. So, it develops a permanent and aggressive attitude in front the nature, with different mechanisms. Between these mechanisms are the deforestation and the environmental contamination of the waters, the grounds and the air. For these mechanisms the man utilizes chemist compounds with liberation of CO2 and other gases. These gases have a winter quarters effect, that produce a climatic change. Equally, some powerful toxic products as the herbicides (glyphosate, paraquat and other) very used in the agriculture and against the farming of coca, marihuana and amapole. These toxics and the Hg, As, and CN produce the non transmittable diseases, displacement and misery in the country.

Other mechanism used to attack the farming of coca is the fungus Fusarium oxysporum, that destroys the cultivation and the shoot of the african palm. All these mechanisms have a criminal effect against the man and the nature. We expose a slight explanation about the pathologic effects of the herbicides and the fungus FO in the nature. We also point out the false justifications that use the defending to utilize these poisons as also their economic interests. Nevertheless of their failure and consequences, everybody persist in their use.

PALABRAS CLAVE: Herbicidas, narcocultivos, síndrome metabólico, genocidio, ecocidio.

INTRODUCCIÓN

Al arribar la humanidad al Renacimiento, se creyó, por un momento, que la barbarie que la acompañaba desde el origen mismo del hombre pensante, por fin había llegado a su fin. Pero, no, ello no fue más que un rapto de idealización humanista, de olvido pasajero lleno de optimismo. El jolgorio humanista, bullicioso y alegre no habría de durar mucho, pues llevaba intrínseco el germen malvado que acabaría con la alegría de esa alegoría pasajera portado por dos hombres: Cervantes y Shakespeare anunciando la proximidad de la ‘racionalidad’ maldita. Al tiempo, el dramaturgo presagiaba la llegada del “destino trágico” que esperaba impaciente al hombre, en un futuro cada vez más incierto y próximo. Shakespeare habló de ese destino que marcó al hombre desde el momento mismo en que se hizo pensante, razón por la cual hubo de abandonar el Paraíso Terrenal pero, como sucedió a Casandra, en Troya, nadie escuchó al pensador. Abandonado a su suerte, ese hombre debió acudir a los recursos que le proporcionaba su recién estrenada mente. Crea, de esa manera, entre otras cosas, el Comercio, aprendiendo, en consecuencia, a ‘contar’.

Es ese el momento en que le surgió, por inspiración defensiva, el sentido del ‘lucro’, de donde brotaría la ambición, la codicia, la envidia, la falsedad, la mentira, el engaño, la hipocresía, el odio, la venganza, la agresividad, etc. Constituyó esta actitud la primera maldición que desde entonces atormenta a la humanidad, llenándola de miseria, dolor, destrucción y muerte; continuando sin interrupción hasta la actualidad. Por ello, el Renacimiento solo constituyó una especie de pausa, un respiro reflexivo. La barbarie se replegó temporalmente para dar paso transitorio al culto humanista.

Pero ella sufrió una especie de mutación para convertirse en una sombra paralela a la cultura. Y al arribar al s.XVII el hombre recibe con desconfianza la llegada de la Modernidad surgida de la racionalidad cartesiana. Pero, ya en el Iluminismo, esa prevención se vuelve alborozo, llena de esperanzas al trocarse en ‘ciencia moderna’ cuando aspira la esencia del utilitarismo que portaba la Revolución industrial para convertirse en el motor de la industria. Fue ese Iluminismo un período de ensoñación en que el hombre ve en la máquina un ilusorio alivio a su dura brega. “Un mundo mejor y un mejor estar” parecía ofrecer la ciencia. Pero hubo algo que solo Goethe llegó a detectar, que la ciencia, al ser absorbida por el movimiento utilitarista de la Revolución industrial, quedaba supeditada a los intereses de la nueva sociedad, la Burguesía, que surgía en esos momentos, y que había tenido la audacia de dar al traste con el absolutismo monárquico, con la toma de la Bastilla, como símbolo de la Revolución Francesa. En ello Goethe vislumbró un mal presagio: “Una catástrofe amenaza el mundo de los hombres”. Sin embargo, el optimismo era arrolladoramente ciego, y la Burguesía buscaba alejar a la ciencia de su orientación socialmente humanista; porque para ella, la ciencia debía convertirse en una entidad rentable y lucrativa, sin control moral ni ético en su desarrollo, según la concepción positivista comtiana de mediados del s.XIX.

Simultáneamente, la filosofía pragmática le imprimía la práctica de la teoría ética de la utilidad, como móvil de la actividad mercantil de la sociedad, al tiempo que el mercado se convertía en árbitro de toda conducta humana. En esos momentos de mediados del s.XIX, cuando comienza la era consumista, conocida como de la Decadencia de la Modernidad, porque se rompen los valores morales y éticos, así como los ideales sociales soñados durante la Ilustración. Constituye esta etapa racional la cara oscura de la Modernidad, esto es, la segunda maldición del hombre después de su expulsión del Paraíso. De esa manera, la ciencia moderna se convirtió en el mayor desafío del hombre contra el hombre. Y ese consumismo, henchido de una intensa y agresiva propaganda, va forjando nuevas necesidades artificiales e introduciendo rápidos cambios en las costumbres, en los hábitos y en las ideas que chocan entre sí. Y para dar validez a su concepción inicial de traer un mundo mejor, nos ha invadido con miles de sustancias y productos, muchos de ellos superfluos y tóxicos; tal es el caso de los Herbicidas, que hacen parte de los llamados ‘agrotóxicos’.

DESTRUCCIÓN AMBIENTAL

Con la llegada del industrialismo consumista, en la primera mitad del s.XIX, se expande la producción industrial en serie, surgiendo dos víctimas propiciatorias: el Medio ambiente y el hombre. Hoy, 200 años después, ese hombre, en una actitud alienante, no se detiene en su locura bosquicida, antes la incrementa y perfecciona. Los niveles de O2 disminuyen progresivamente, al tiempo que se acumula el CO2 y otros gases con sus efectos invernadero de calentamiento global y los cambios climáticos respectivos, así como sus consecuencias económicas, patológicas y sociales. La deforestación se convirtió en una actitud incontrolable. Para colmo, en las últimas cuatro décadas debemos sumarle la enloquecida voracidad de ese descarriado hijo legítimo del Consumismo neoliberal, el narcocultivo. Para sembrar una hectárea (ha) de coca se requiere deforestar 2.5 ha de bosque y cuatro si es para amapola (1,2). A ello habría que asociarle otros procedimientos en los cultivos ‘ilícitos’, cual es el de las quemas con erosión secundaria (3).

Igualmente, a la contaminación con Glifosato (GP), debe agregársele el empleo de insumos en la elaboración de la base de coca, como son, entre otros: gasolina, ácido sulfúrico, permanganato de potasio, amoníaco, cemento y aguas residuales contaminadas (2). Pero a esta conducta que afecta la flora, la fauna acuática y silvestre y al hombre, se van a sumar los herbicidas de amplio espectro derivados del petróleo (4): Glifosato (GP), Paraquat y el Atrazine, utilizados desde hace cinco décadas. Los dos últimos, altamente tóxicos, para los cultivos lícitos, como arroz y soya. El Glifosato (GP) es el más empleado y el menos tóxico, se usa a dosis de 2.5 L/ha al 1% (5) unas ocho a diez veces al año, a veces se intercala con el Paraquat, básicamente como preemergente. Además, a todo este trasegar venenoso debemos añadir el proceder del gobierno colombiano, desde 1978, para la erradicación química de los cultivos ‘ilícitos’. Pero como estos no son hierbas sino arbustos, ellos exigen una mayor capacidad para destruirlos. De esa manera, se utiliza la potente mezcla de Roundup Ultra (2) a dosis y concentraciones altas de Glifosato (GP), asociado a otros herbicidas muy tóxicos: Paraquat, Tebuthiuron, Imazapyr y Hexasinona. Estos tres últimos muy solubles en agua, con vida media en el suelo de un año y no deben ser empleados por vía aérea (6).

El año 2001, el señor David Sand (7), miembro de la Junta Directiva del Plan Colombia y productor del hongo Fusarium oxysporum (FO), quien visitó al país para proponer al gobierno experimentar y usar dicho hongo, sumado a los herbicidas señalados, como alternativa para erradicar dichos cultivos ‘ilícitos’, sin un previo conocimiento sobre sus consecuencias ambientales y humanas. Su aplicación se inició al año siguiente. La dosis empleada del Glifosato (GP) actualmente es de 60 L/ha al 44%. Los otros herbicidas superan con creces las dosis indicadas por el fabricante. Para ello se ha venido utilizando el Glifosato (GP), cuya forma comercial es el Roundup Ultra (2), potencializado con surfactantes: Polioxietilamina (POEA), Cosmoflux-411f y Cosmoín-D. Estos activan unas seis veces la acción del Glifosato (GP), lo fijan a la hoja y abren los poros de la cutícula de las mismas y los frutos para que penetre el herbicida.


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