Embarazo. Sindrome de Potter, agenesia bilateral renal. La eutanasia prenatal o el “acompañamiento de la madre”. Deontologia, “diskursethik”, reflexiones. Una perspectiva bioetica personalista
Autor: Dr. Juan Herrera Salazar | Publicado:  27/07/2011 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria , Articulos | |
Embarazo. Sindrome de Potter, agenesia bilateral renal. La eutanasia prenatal Deontologia .1

Embarazo: Síndrome de Potter, Agenesia Bilateral Renal. La Eutanasia Prenatal o el “Acompañamiento de la Madre”. Deontología, “Diskursethik”, Reflexiones. Una Perspectiva Bioética Personalista.

Dr. Juan Herrera Salazar. Pneumólogo, Miembro de la Asociación de Médicos Católicos, Humanae Vitae.
Dr. Walter Zamora Palma. Gineco-Obstetra, Miembro de la Asociación de Médicos Católicos, Humanae Vitae.
Dr. Rafael Diaz. Médico Internista-Cuidados Intensivos, Miembro de la Asociación de Médicos Católicos, Humanae Vitae.

Proemio:

Ciertamente no vamos a iniciar esta presentación del modo ordinario, sino que lo haremos con un canto inicial, (76) en favor de la vida y el respeto de la dignidad humana, presentando la historia de una niña nacida el 25 de marzo del 2011, “Día del NO Nacido”, diagnosticada en útero, como portadora de malformaciones congénitas, agenesia renal bilateral, incompatibles con la vida.

Constatamos que Nicaragua es un país pobre de recursos tecnológicos y la ecografía hace paradójicamente más dificil el tratamiento de nuestros pacientes, nos lleva a dilemas y a vivencias éticas antes no imaginadas.

El relato patográfico completo, el lector lo encontrará en el enlace (1), también encontraràn una puesta al día del tema: Sushil Gupta, et al. Editor de emedecine june 2010. (2)

Lo que nos proponemos es ahondar en nuestras reflexiones sobre el valor de la vida, compartirla con la comunidad científica local y la de los países tecnológicamente avanzados, donde el aborto del “feto terminal” ha sido debatido y objeto de legislación.

Los médicos de esos países tecnologicamente avanzados como nosotros, deben alimentar su conciencia antropológica, enseñar en sede universitaria, sobre todo a los futuros médicos, una antropología filosófica de referencia, dentro de la cual, el valor de la vida física corpórea, el amor, la vida conyugal, la procreación, el dolor, la enfermedad, la muerte y además los binomios: libertad-responsabilidad, individuo-sociedad, individuo naturaleza, encuentren un marco y su valoración ética.

Apropíandonos de este bagaje cultural, seremos capaces de apreciar el valor trascendente de la vida humana, reconocer el valor de la persona humana.

De manera, que en los países del hemisferio norte y sur, cuando se nos plantee un dilema, podamos exponer los datos biológicos (biological facts), con toda su consistencia y exactitud científicamente acertada, profundizar sobre el significado antropológico, que nos permitirá analizar valores que están en juego, cuales son llamados en causa en relación a la vida, a la integridad y la dignidad de la persona humana, para que podamos ponderar en sede de crítica intersubjetiva, (hechos biológicos y valores), hacer nuestra síntesis de carácter puramente filosófico, y expresar nuestro juicio ético.

Queda claro que tal proceder no eliminará en todos los casos un cierto grado de incertidumbre, los actos libres no están determinados, por eso mismo son éticos.

El proemio quiere advertir a nuestra categoría, que es importante por un lado evitar la subjetividad y el utilitarismo como medida, por el otro, recordar que podemos ser víctimas de una ética procedimental, que procura substituir la comprensión profunda del hombre por un equilibrio de principios éticos, que sin embargo, carecen de fundamento en la ontología de la persona.

La introducción de la ecografía obstétrica es una puerta abierta al mundo fetal, que nos muestra aspectos de la vida prenatal, antes inimaginables. Eso ha permitido en los países tecnológicamente avanzados, con las terapias fetales, Noia et al., curar numerosas patologías en útero. (17-21)

Hoy es posible monitorear el dolor fetal, el bienestar fetal, (4-15) esta posibilidad ha abierto también el camino para que se actúen procedimientos que no están destinados a mejorar las condiciones del feto sino a eliminarlo fisicamente. (Garver et. al.1992).

Hoy se asiste a numerosos interventos médicos que tienden a difundir lo que justamente viene definida como eutanasia prenatal. (Papa Juan Pablo II, E.v. 1995).

Con el término de Eutanasia Prenatal entendemos, (16), un modelo difuso de tipo cultural y comportamental, sobre todo en la categoría médica, que considera casi éticamente aceptable la muerte programada de un “feto terminal”, (presenta una condición sobre el plano anatómico-estructural, genético-cromosómico incompatible con la vida).

Hicimos referencia a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, de inspiración, racional y personalista. Tal Declaración reconoce los derechos humanos: universales, inviolables, e inalienables. (24)

Vamos a relatar algunos aspectos de las vivencias de la madre, de la familia y del equipo de salud en relación a la niña nacida con agenesia bilateral renal.

Describimos el itinerario ético. Partimos desde la ética de la convicción, la familia y el equipo de salud compartimos el “Principio de Sacralidad de la Vida” esto parecía suficiente y para sentirnos satisfechos y cerrarnos sobre nosotros mismos.
Poco a poco nos abrimos a la ética de la responsabilidad y la ética de la finitud.

Se adoptò una (ética de la discusión), que produjo sus frutos, re-elaboramos argumentaciones racionales, para justificar las decisiones y nuestros juicios éticos, de manera que se volvieron sostenibles para nosotros mismos, sin abandonar nuestras convicciones, frente a una cultura laica, cíentifica, frente a mujeres, hombres de buena voluntad y personas religiosas.

Introducción:

Vamos a relatar el caso de una niña nacida con agenesia renal bilateral diagnosticado a las 28.5 semanas de gestación que dió origen a una vivencia etica de la madre, la familia y el equipo de salud. (1).

Esta condición malformativa viene “proyectada” como inevitablemente terminal. Es característico de esta condición una conflictualidad objetiva: por un lado una medicina prenatal que no ofrece “esperanza de vida”, que concluye con cierta “premura o ligereza”, de “no poder hacer nada”, confirmando que el arte médica, ha llegado a su límite, que se encuentra irremediablemente vinculada sólo a un saber técnico neutro, (saber científico neutro), incapaz de ahondar su mirada en esa familia, con los ojos del corazón y del intelecto, en el profundo universo del sufrimiento y de la condición de una familia que sufre.

Nos encontramos frente a una ciencia que no “comparte”, (non condivide), por lo tanto no ve más allá del hecho puramente técnico, otros niveles de intervención, sobre la pareja, la familia y las personas que abren brechas a nuevas intervenciones antes inimaginables.

Por otro lado deseosos venimos al encuentro de una ciencia, abierta a considerar al ser humano, a la persona humana, como un ser multidimensional, abierta a reconocer la dimensión espiritual del hombre, es decir una ciencia que no opera un reduccionismo de tipo epistemológico-filosófico, K. Popper, Eccles (59), que tiene en cuenta los valores a tutelar, que trata de entender el sufrimiento en un horizonte de sentido, de reconocer que la persona no se reduce a pura materialidad, sino que es capaz de reconocerlo como un ser substancial, una unitotalidad cuerpo espíritu, capaz de dar acogida al que sufre, capaz de poner en su haber, al servicio de los demás la virtud de la solidaridad, de manera que cuando solicitada, como en este caso, de prestar “acompañamiento de la madre”, dice sí, y acepta el reto, consciente que es un acto heroico de la madre, la pareja y familia.

Esta ciencia que comprende el sufrimiento y que acoge la pareja que sufre, ha elaborado sus reflexiones, se da muy bien cuenta de la realidad devastadora del síndrome post-abortivo, realidad gnoseológica al margen de toda ideología, por lo tanto el médico que la cultiva asume, la responsabilidad y el deber de informar adecuadamente a las pacientes, que escogen la interrupción del embarazo, sobre la gravedad de las consecuencias.

Algunos de nosotros no sospechaban que existieran personas, que sabiendo que su propio feto (hija/o) no sobrevivirá, escogen de proseguir su embarazo (nuestra paciente solicitó al Dr. Zamora), llevar su embarazo a término.

Esta Sra. decidió hacer este recorrido respondiendo a una motivación fundamental: más allá de toda connotación de tipo ecográfico, clínica o malformativa, su feto era y es el hijo suyo, de sus padres. Ninguna realidad del mundo podía quitarle ese título a la niña, de ser “hija”, de ser “La Hija”. Se tomó la decisión de darle “acompañamiento de la madre”, hasta su nacimiento y muerte de la niña. Esta murió dos horas después de nacida. Actualmente se acompaña la familia, para ayudarle en la elaboración y sedimentación del duelo.

También nos parece oportuno hacer de conocimiento del lector que el Hospital Bautista no tiene un comité de bioética, formalmente constituido, trabaja con un Comité Consultivo Etico, que se constituye “ad hoc”, con las personalidades requeridas para el análisis de los casos y la crítica intersubjetiva pertinente.


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