A lo largo del siguiente artículo plantearé algunas cuestiones sobre la psicoterapia y el por qué ir al psicólogo.
Para éste planteamiento es necesario que con cada paso que demos nos vayamos despojando de los prejuicios que envuelve la psicoterapia.
Principalmente hay un componente indispensable a la hora de plantearse comenzar la psicoterapia y es la “disponibilidad al cambio”, ya que como diría una colega, los tratamientos nos aporta el 50% y el resto es el propio compromiso responsable con nuestra salud. Este aspecto es importante porque cuando buscamos el cambio hay una parte de nosotros mismos que dice que sí y la otra que se resiste por el solo hecho de que tememos a los cambios, ya que los cambios nos provocan inseguridad, es la típica frase “mejor malo conocido que bueno por conocer”, y también nos enfrentan a situaciones dolorosas.
Otro componente es cuestionar los prejuicios a la hora de empezar terapia. Existe el prejuicio de que ir al psicólogo te transforma en loco, débil, que no puedes solo, es decir, socialmente la psicoterapia está vista como un ataque a tu propia autoridad y autoestima.
Como decíamos antes ir a psicoterapia implica un deseo hacia el cambio, es como ser el autor de tu propia revolución personal y esto no es de “cobardes” ni de “personas que se encuentren perdidas”; reconocer que tenemos un problema dice de nosotros que sabemos donde estamos y qué queremos y tiene el mérito de ponernos en marcha hacia la creación de una realidad diferente porque la que tenemos no nos viene bien.
El prejuicio de la “debilidad”, o el que “no puedes solo” también quisiera cuestionarla ya que la vulnerabilidad en la que se encuentra una persona cuando va a psicoterapia es debido a que está pasando por una situación dolorosa y delicada y no tiene que ver con toda su personalidad tachándola de débil. Y también podemos preguntarnos ¿porqué creemos que tenemos que pasar por las dificultades solo?
Esto nos plantea la cuestión de como estar acompañados y nos encontramos con otro prejuicio: creer que acompañar significa hacer lo que el otro no puede, por eso cuando recurrimos a un psicólogo pedimos que éste nos diga lo que tenemos que hacer, decir, sentir, pensar. El psicólogo no sabe mas de ti que tu mismo, él puede orientarte para que te auto-descubras; haciéndote cuestionar sobre los patrones que estas siguiendo para resolver tus problemas o interpretar tu realidad y que para ti son naturales; te ayuda a relacionar tu situación actual con vivencias pasadas dolorosas que hacen peso en tu presente aunque no las recuerdes; te puede escuchar desde fuera y desde el no juicio; y todo esto con el fin de poder “por y para tu mismo” producir y crear un cambio. Podríamos decir que el psicólogo es un entrenador del darse cuenta.
Mas allá que la psicoterapia puede ayudar a resolver un problema en concreto, también repercute en nuestro modo de estar en el mundo, mas ligeros, menos heridos.
La psicoterapia es tu espacio único y personal donde poder decir, sentir y pensar con libertad, que te ayuda a hablar sobre tu intimidad, a asumir el grado de responsabilidad que tenemos sobre lo que vivenciamos, transformarnos en co-creadores de nuestra realidad y principales ejecutores del cambio. Darnos la posibilidad de deshacer partes de nuestra identidad y permitir el nacimiento de lo nuevo, para así vivir mas el aquí y ahora.

un saludo para todos
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Psicologo en Barcelona Psicoemo
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